Bernard Aronson, enviado especial de EEUU al proceso de paz con las Farc (Colombia): «En el acuerdo de justicia de Gobierno y Farc no hubo impunidad»

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Por Sergio Gómez Masari

Bernard Aronson, enviado especial de EE. UU. al proceso de paz con las Farc, fue fundamental en los acuerdos anunciados en La Habana.

En entrevista con EL TIEMPO, Aronson sostiene que lo pactado no conducirá a la impunidad y que Washington estará listo para ayudar al país cuando llegue la etapa del posconflicto. Aunque pronostica cierta oposición en EE. UU., Aronson vaticina que primará la gran alianza que ha unido a ambos países por más de dos décadas. Además, habla de extradición, uno de los temas que más preocupan a las Farc.

¿Cómo recibió Washington el acuerdo alcanzado con las Farc este miércoles?

El secretario de Estado, John Kerry, estaba muy complacido. Él y el presidente Barack Obama aprecian el liderazgo del presidente Santos y están muy optimistas por el progreso que esto representa.

Dicen que usted jugó un papel destacado en las negociaciones que culminaron con el acuerdo de justicia transicional. ¿Cuál fue su rol?

Yo no quisiera entrar en eso. Creo que lo importante son los resultados y este es un logro del Presidente. En algunas ocasiones consultó mi opinión y se la di. Pero mejor pregúntele a él cuál fue mi rol.

Al acuerdo, como se esperaba, ya le han salido críticos. Cuestionan que las penas para los máximos responsables serán muy leves. ¿Qué opinan ustedes?

Mire, la gente puede debatir estas cosas, pero este proceso no es para castigar a la guerrilla. Es un proceso para terminar con una guerra que ha causado una enorme destrucción y muerte a lo largo de 50 años.

La justicia, los derechos humanos y los derechos de las víctimas son centrales en todo esto. Pero si hay gente que quiere medir el acuerdo por qué tanto castigo reciben las Farc, entonces sería casi imposible lograr la paz.

En este acuerdo no hay impunidad. Todas las partes tendrán que enfrentar el Tribunal que será creado. Los que confiesen, colaboren y contribuyan serán sentenciados bajo una forma de justicia restitutiva a entre 5 y 8 años.
Los que no digan la verdad serán enviados a la justicia criminal y sentenciados hasta 20 años. Deberán aceptar responsabilidad, reparar a las víctimas, garantizar la no repetición y aceptar la sentencia del Tribunal. No creo que nadie está saliendo libre de este proceso.

¿Cómo cree que será recibido en su Congreso el acuerdo?

Como en el Congreso de Colombia, donde hay diferentes voces. Pero a lo largo de los últimos 20 años ha existido un respaldo bipartidista hacia Colombia.

Hemos atravesado muchas cosas juntos; es uno de nuestras aliados más cercanos del mundo. Habrá desacuerdos, pero creo que EE. UU. está unido en su deseo de ver a Colombia alcanzar la paz. Esto (que se acaba de firmar) los acerca más a ella y creo que el apoyo seguirá.

¿No teme que el acuerdo con las Farc ingrese a las campañas políticas de EE. UU. y se convierta en caballito de batalla?

Creo que es posible. En un ambiente de campaña, los candidatos aprovechan temas que están calientes. Pero fíjese cómo hubo muchos que quedaron desilusionados cuando Colombia decidió suspender las fumigaciones y, sin embargo, eso no los volvió enemigos de Colombia. Expresaron su opinión, pero aceptaron que es un país soberano que toma sus propias decisiones.

El senador Marco Rubio, candidato para la nominación presidencial por el Partido Republicano, ha criticado en fuertes términos la posibilidad de que Colombia no extradite a los miembros de las Farc con deudas ante su justicia. ¿Cuál es su posición?

Habrá miembros del Congreso que criticarán eso y otros aceptarán el hecho de que Colombia es la que decide a quién extradita. Acá no hay un tratado que garantice que están obligados a hacerlo.

¿Pero EE. UU. seguirá pujando por la extradición de integrantes de las Farc?

Colombia no ha dicho que no extraditará a nadie nunca más. Lo que ha dicho es que, para el propósito de la paz, un cierto número de miembros de los líderes de las Farc, si atraviesan el proceso de justicia transicional, si aceptan sus obligaciones y sus sentencias, no serán extraditados.

De lo que le falta al acuerdo, ¿qué le parece lo más difícil?

Es cierto que quedan muchas cosas aún por resolver, pero lo más difícil ya se recorrió. Tanto Santos como el líder de las Farc dicen que esto es el comienzo de la paz y yo creo que lo es.

¿Si la paz se firma pronto, estará EE. UU. listo para ayudar a Colombia en la dura tarea del posconflicto?

Esto es mucho más que dejar las armas. Hay que mejorar la calidad de vida de campesinos, invertir en infraestructura, seguridad. Son muchas necesidades y retos; y si bien Colombia asumirá el liderazgo en ese esfuerzo, EE. UU. buscará formas de ser útil. Asumo que eso requerirá recursos adicionales.

El embajador de Colombia (Juan Carlos) Pinzón estará a la cabeza de ese trabajo en el Congreso, pero lo acompañaré para ayudar a identificar esos temas del posconflicto en lo que podamos ayudar.

Somos conscientes de que no podemos olvidarnos de la paz cuando se silencien las armas, y creo que habrá mucho apoyo de la comunidad internacional.

El Tiempo

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