En la última parada de su gira por Estados Unidos, el Papa Francisco afirma: «los sacerdotes abusadores de menores rendirán cuenta»

717

Al comenzar su discurso ante obispos en Filadelfia, el papa Francisco envió un mensaje sobre el abuso sexual. Más tarde visitará la prisión de Curran-Fromhold para hablar con un centenar de detenidos, una actividad que a menudo forma parte de sus viajes pastorales.

«Hermanos obispos, buenos días. Llevo grabado en mi corazón las historias, el sufrimiento y el dolor de los menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes. Continúa abrumándome la vergüenza, de que personas que tenían a su cargo el tierno cuidado de esos pequeños les violaran y causaran graves daños. Lo lamento profundamente. Dios llora. Los crímenes contra menores no pueden ser mantenidos en secreto por más tiempo. Me comprometo a la celosa vigilancia de la Iglesia para proteger a los menores y prometo que todos los responsables rendirán cuenta», comenzó Francisco, quien aclaró que había deseado «comunicarles esto», porque venía de reunirse «con un grupo de personas abusadas de niños, que son ayudadas y acompañadas aquí en Filadelfia»

«Los supervivientes de abuso se han convertido en verdaderos heraldos de misericordia. Humildemente les debemos a ellos y a sus familias nuestra gratitud por su inmenso valor, para hacer brillar la luz de Cristo sobre el mal abuso sexual de menores».

Las palabras del Sumo Pontífice llegan en su último de día en la gira por Estados Unidos. El Papa ya había condenado «los crímenes de pederastia, para que no se repitan nunca más», durante un encuentro con obispos cubanos en la catedral de St. Matthew, en Washington. Tras ello, víctimas de abuso sexual habían expresado su descontento porque Francisco no dijo «abuso sexual», sino que prefirió hablar de «momentos oscuros», para criticar ello.

Si bien no se descartaba el encuentro con un grupo de víctimas de sacerdotes pedófilosas palabras de hoy, no previstas en su discurso, sorprendieron a todos los presentes. Filadelfia fue una de las ciudades más devastadas por este escándalo en los años 1980. Francisco habló de lo ocurrido en varias ocasiones durante este viaje, pero siempre de manera discreta. Su antecesor Benedicto XVI se había reunido con víctimas en Boston en 2008.

Cuestionamientos a la cultura del consumismo

«Hablo en castellano porque me dijeron que todos hablan castellano», dijo Francisco, quien provocó las risas de los obispos en más de una ocasión durante su discurso.

«Antes se vendía fiado, había confianza, conocimiento y vecindad. Pero en estas últimas décadas se ha desarrollado y ampliado otros tipos de negocios: los shoppings centers. El mundo parece que se ha convertido un gran shopping donde la cultura ha adquirido una dinámica competitiva», fue la figura que utilizó el Papa para criticar el consumismo.

«No hay un vínculo personal, ya no hay vecindad. La cultura entró en la dinámica de no ligarse a nada ni a nadie. Consumir relaciones, consumir amistades. Consumir y consumir. Un consumo que no genera vínculos. Así, los vínculos son un mero trámite en la satisfacción de mis necesidades y lo importante deja de ser el prójimo. Esta conducta genera una cultura que descarta todo aquello que no sirve», criticó Francisco.

El Papa también llamó a los jóvenes a «animarse» a casarse. «Una señora vino me preocupada y me dijo: «Mi hijo no se va, no se quiere casar»… Señora, no le planche más las camisas, bromeó»

Cierre de Gira

El papa Francisco cierra hoy en Filadelfia su gira de seis días por Estados Unidos, en la que movilizó multitudes y defendió de manera enérgica a los inmigrantes y los más humildes. Esta mañana acudió a una reunión con los obispos estadounidenses, a quienes ya había encontrado en Washington.

El Sumo Pontífice de 78 años tiene previsto despedirse con una misa en la avenida principal de la ciudad en la que se esperan 1,5 millones de personas. El evento servirá de clausura también al VIII Encuentro Mundial de las Familias católicas.

Multitudes en Filadelfia

Católicos de todo el país llegaron a Filadelfia para escuchar al papa Francisco en su último día de visita en Estados Unidos.

Los peregrinos llenaron vagones del metro, cargados con bolsas y sillas plegables camino a la avenida Benjamin Franklin Parkway, donde el Papa dará una misa que podría atraer hasta un millón de personas.

Antes de la ceremonia, Francisco visitará una prisión donde hablará con los reos, sus familiares y autoridades de la correccional.

La agenda del último día

El papa Francisco finaliza hoy su viaje histórico a Cuba y Estados Unidos con la jornada de cierre del Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia.

La agenda, luego del encuentro con los obispos, a las 11 locales visitará a detenidos en la cárcel Curran-Fromhold.

A las 16 locales está prevista la misa de cierre del octavo Encuentro Mundial de las Familias en la Avenida Benjamin Franklin. La actividad final es a las 19 con el saludo en el aeropuerto al comité organizador, los voluntarios y los benefactores, mientras que a las 19.45 habrá una ceremonia de despedida.

La partida del vuelo está prevista a las 20 y la llegada al aeropuerto Roma-Ciampino a las 10 locales del lunes.

La Nación

El papa Francisco les pidió acción a los jóvenes en Filadelfia: «¿Y tú, qué vas a hacer?»

Según la información oficial, 2.100 personas, entre quienes estaban en la nave principal y quienes estuvieron en la capilla adjunta, asistieron a la misa del papa Francisco en la catedral de Filadelfia, la primera en esta ciudad durante su histórica visita a los Estados Unidos.

Se trata de una etapa del viaje en la que la máxima autoridad de la Iglesia se dedicará a participar del Encuentro Mundial de las Familias, organizado por el propio Vaticano. Es decir que se aparta un tanto de la arena política –la visita a Cuba, la Casa Blanca, el Capitolio, la Asamblea de la ONU- para adentrarse en su ambiente más natural. Las actividades de la Iglesia.

En este campo, Francisco está decidido a refrescar la sangre de la Iglesia y por eso llamó a los jóvenes católicos a sumarse a las actividades de la misma. Tomó como ejemplo a una joven norteamericana de la misma ciudad en la que brindó esta misa, Catalina Drexel.

«Cuando le habló al papa León XIII de las necesidades de las misiones, el Papa –era un Papa muy sabio– le preguntó intencionadamente: ‘¿Y tú?, ¿qué vas a hacer?'», relató Francisco en la homilía.

A partir de esta pregunta, el Papa hilvanó su visión del futuro de la Iglesia. «Aquellas palabras –«¿Y tú?»– fueron dirigidas a una persona joven, a una mujer joven con altos ideales, y cambiaron su vida. Le hicieron pensar en el inmenso trabajo que había que hacer y la llevaron a darse cuenta de que estaba siendo llamada a hacer algo al respecto».

Francisco está decidido a reclutar a las personas con más energía para que la Iglesia ayude a conseguir los objetivos que él mismo ha planteado en los discursos previos: promover el cuidado del planeta, de la vida humana, fomentar los derechos civiles y la ayuda a los más necesitados.

Francisco también consideró que los laicos deben tener un importante papel en la nueva Iglesia que imagina para el futuro, con un papel preponderante de las mujeres: «De manera particular, significa valorar la inmensa contribución que las mujeres, laicas y religiosas, han hecho y siguen haciendo a la vida de nuestras comunidades».

En este marco, Francisco pidió «creatividad para adaptarse a los cambios de las situaciones», no solamente en base a las instituciones establecidas, sino «abriéndose a las posibilidades que el Espíritu descubre», aseguró.

Esta es la homilía completa del papa Francisco en la catedral de Filadelfia:

Esta mañana he aprendido algo sobre la historia de esta hermosa Catedral: la historia que hay detrás de sus altos muros y ventanas. Me gusta pensar, sin embargo, que la historia de la Iglesia en esta ciudad y en este Estado es realmente una historia que no trata solo de la construcción de muros, sino también de derribarlos. Es una historia que nos habla de generaciones y generaciones de católicos comprometidos que han salido a las periferias y construido comunidades para el culto, la educación, la caridad y el servicio a la sociedad en general.

Esa historia se ve en los muchos santuarios que salpican esta ciudad y las numerosas iglesias parroquiales cuyas torres y campanarios hablan de la presencia de Dios en medio de nuestras comunidades. Se ve en el esfuerzo de todos aquellos sacerdotes, religiosos y laicos que, con dedicación, durante más de dos siglos, han atendido a las necesidades espirituales de los pobres, los inmigrantes, los enfermos y los encarcelados. Y se ve en los cientos de escuelas en las que hermanos y hermanas religiosas han enseñado a los niños a leer y a escribir, a amar a Dios y al prójimo y a contribuir como buenos ciudadanos a la vida de la sociedad estadounidense. Todo esto es un gran legado que ustedes han recibido y que están llamados a enriquecer y transmitir.

La mayoría de ustedes conocen la historia de santa Catalina Drexel, una de las grandes santas que esta Iglesia local ha dado. Cuando le habló al Papa León XIII de las necesidades de las misiones, el Papa –era un Papa muy sabio– le preguntó intencionadamente: «¿Y tú?, ¿qué vas a hacer?». Esas palabras cambiaron la vida de Catalina, porque le recordaron que al final todo cristiano, hombre o mujer, en virtud del bautismo, ha recibido una misión. Cada uno de nosotros tiene que responder lo mejor que pueda al llamado del Señor para edificar su Cuerpo, la Iglesia.

«¿Y tú?». Me gustaría hacer hincapié en dos aspectos de estas palabras en el contexto de nuestra misión particular para transmitir la alegría del Evangelio y edificar la Iglesia, ya sea como sacerdotes, diáconos o miembros de institutos de vida consagrada.

En primer lugar, aquellas palabras –«¿Y tú?»– fueron dirigidas a una persona joven, a una mujer joven con altos ideales, y cambiaron su vida. Le hicieron pensar en el inmenso trabajo que había que hacer y la llevaron a darse cuenta de que estaba siendo llamada a hacer algo al respecto.

¡Cuántos jóvenes en nuestras parroquias y escuelas tienen los mismos altos ideales, generosidad de espíritu y amor por Cristo y la Iglesia! ¿Los desafiamos? ¿Les damos espacio y les ayudamos a que realicen su cometido?

¿Encontramos el modo de compartir su entusiasmo y sus dones con nuestras comunidades, sobre todo en la práctica de las obras de misericordia y en la preocupación por los demás?

¿Compartimos nuestra propia alegría y entusiasmo en el servicio al Señor?

Uno de los grandes desafíos de la Iglesia en este momento es fomentar en todos los fieles el sentido de la responsabilidad personal en la misión de la Iglesia, y capacitarlos para que puedan cumplir con tal responsabilidad como discípulos misioneros, como fermento del Evangelio en nuestro mundo.

Esto requiere creatividad para adaptarse a los cambios de las situaciones, transmitiendo el legado del pasado, no solo a través del mantenimiento de las estructuras e instituciones, que son útiles, sino sobre todo abriéndose a las posibilidades que el Espíritu nos descubre y mediante la comunicación de la alegría del Evangelio, todos los días y en todas las etapas de nuestra vida.

«¿Y tú?». Es significativo que esas palabras del anciano Papa fueran dirigidas a una mujer laica.

Sabemos que el futuro de la Iglesia, en una sociedad que cambia rápidamente, reclama ya desde ahora una participación de los laicos mucho más activa. La Iglesia en los Estados Unidos ha dedicado siempre un gran esfuerzo a la catequesis y a la educación. Nuestro reto hoy es construir sobre esos cimientos sólidos y fomentar un sentido de colaboración y de responsabilidad compartida en la planificación del futuro de nuestras parroquias e instituciones. Esto no significa renunciar a la autoridad espiritual que se nos ha confiado; más bien, significa discernir y emplear sabiamente los múltiples dones que el Espíritu derrama sobre la Iglesia. De manera particular, significa valorar la inmensa contribución que las mujeres, laicas y religiosas, han hecho y siguen haciendo a la vida de nuestras comunidades.

Queridos hermanos y hermanas, les doy las gracias por la forma en que cada uno de ustedes ha respondido a la pregunta de Jesús que inspiró su propia vocación: «¿Y tú?». Los animo a que renueven la alegría de ese primer encuentro con Jesús y a sacar de esa alegría renovada fidelidad y fuerza. Espero con ilusión compartir con ustedes estos días y les pido que lleven mi saludo afectuoso a los que no pudieron estar con nosotros, especialmente a los numerosos sacerdotes y religiosos ancianos que se unen espiritualmente.

Durante estos días del Encuentro Mundial de las Familias, les pediría de modo especial que reflexionen sobre nuestro servicio a las familias, a las parejas que se preparan para el matrimonio y a nuestros jóvenes. Sé lo mucho que se está haciendo en sus iglesias particulares para responder a las necesidades de las familias y apoyarlas en su camino de fe. Les pido que oren fervientemente por ellas, así como por las deliberaciones del próximo Sínodo sobre la Familia.

Con gratitud por todo lo que hemos recibido, y con segura confianza en medio de nuestras necesidades, dirijámonos a María, nuestra Madre Santísima. Que con su amor de madre interceda por la Iglesia en América, para que siga creciendo en el testimonio profético del poder que tiene la cruz de su Hijo para traer alegría, esperanza y fuerza a nuestro mundo. Rezo por cada uno de ustedes, y les pido que, por favor, lo hagan por mí.

Infobae

slider papa

Papa Francisco en Filadelfia: «El futuro de la Iglesia depende de un papel creciente de los laicos»

El pontífice pidió valorar la enorme contribución de las mujeres a la Iglesia.

El Papa Francisco celebra este sábado una misa frente a 1.600 personas en la  Basílica San Pedro y San Pablo,  principal catedral católica de Filadelfia.

Francisco recorrió la nave central del templo sosteniendo un gran báculo coronado por un crucifijo mientras cantaba un coro.

«Reflexionen sobre nuestro servicio a las familias», fue uno de los mensajes del pontífice.

El papa Francisco dijo que el futuro de la Iglesia depende de un papel creciente de los laicos y de valorar la enorme contribución de las mujeres.

Después de la misa, Francisco pronunciará un discurso en el Independence Hall y participará luego en el Encuentro Mundial de Familias.

Este será el octavo encuentro de este tipo, que fue inaugurado por Juan Pablo II en octubre de 1994, cuando se hizo coincidir con la celebración del Año Internacional de la Familia, declarado por la ONU.

El domingo, el pontífice celebrará misa para una multitud estimada en un millón de personas.

El Heraldo

Papa Francisco a los inmigrantes: “No se avergüencen de sus tradiciones”

Como parte de su agenda, el papa Francisco visitó esta tarde el Independence Mall, en Filadelfia, en donde saludó a miles de seguidores desde su papamóvil, a la vez que bendijo a varios bebés que se acercaban al reconocido transporte del pontífice.

Al llegar al edificio donde se firmó Declaración de Independencia, Francisco dio un discurso sobre el respeto de las distintas culturas y religiones.

“Muchos de ustedes han migrado a Estados Unidos con la esperanza de construir una nueva vida, no se desanimen. Por favor, no se avergüencen nunca de sus tradiciones, de su esencia”, dijo a los presentes a la plaza.

“La libertad religiosa comparte el derecho de adorar a Dios, individualmente y en comunidad, de acuerdo a la propia conciencia (…) Nuestras distintas tradiciones religiosas sirven a la sociedad sobre todo por el mensaje que proclaman”, expresó, a la vez que hacía un llamado a las personas a mantenerse unidos y respetar las diferencias.

También bendijo una cruz de metro y medio (5 pies) que es de particular importancia para los hispanos.

El pontífice bendijo la Cruz de los Encuentros la tarde del sábado después de llegar al Independence Mall para el discurso. Una familia de siete que vino de México presentó la cruz a Francisco.

Funcionarios de la Iglesia católica dicen que la cruz será llevada a las diócesis del país como símbolo de un movimiento pastoral nacional llamado Encuentro.

El movimiento incluye actividad misionera, consultoría, desarrollo de liderazgo y discernimiento pastoral por tres años.

La Prensa Gráfica

Volver

Más notas sobre el tema