Luis Carlos Villegas, nuevo ministro de Defensa colombiano: «Si hay paz, yo seré el primer garante de la seguridad de las Farc»
Por Yamid Amat
Para el nuevo ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, los tiempos del diálogo de paz con las Farc se están agotando. En su primera entrevista como nuevo titular de esa cartera, Villegas anuncia “tiempos limitados y más celeridad en el proceso”.
De otro lado, asegura que la seguridad de las Farc, si se firma la paz, estará a cargo de soldados y policías. Villegas hace severas críticas a la intención de algunos sectores de oposición de politizar a las Fuerzas Militares.
“A los ministros de Defensa, en general, los enrolan para administrar una guerra, pero siento que en mi caso mi oficio será el de contribuir a terminar la guerra en Colombia. Defenderé siempre la negociación política para lograr la paz, pero consciente de que eso no se logra sin unas Fuerzas Armadas poderosas y actuantes, que defiendan la seguridad de los ciudadanos. Es una mezcla difícil, pero a mi juicio necesaria para esta última etapa del conflicto.
Yo seré el mejor aliado de la negociación, pero el Presidente me ha pedido tener claro que la misión de la Fuerza Pública es mantenerse desplegada y activada para proteger a los colombianos de las distintas amenazas».
En su primera declaración como ministro, usted dijo que las Fuerzas Armadas no deben intervenir en política. ¿Qué lo condujo a hacer esa afirmación?
Encuentro que ha habido muchos intentos de politizar a las Fuerzas Armadas; politizarlas en el sentido de que tomen partido.
¿Intentos de quién?
De dirigentes políticos, especialmente desde la oposición.
¿El expresidente Uribe?
De los dirigentes que apelan a la Fuerza Pública para que dirima quién tiene razón en la política, y eso me parece un error. Las Fuerzas Armadas no tienen ese papel. Yo creo que, más que el propio expresidente Uribe, hay gentes en su movimiento que lo hacen. Hay que preservarles a las Fuerzas Militares su trono moral de institución ajena a la pelea política cotidiana.
¿Pero hay sectores que pretenden politizar a las Fuerzas Militares?
Yo creo que ha habido numerosos intentos, llamados y tentaciones. Y no solo en la Fuerza Pública, también en el sector privado, dos de las instituciones que habíamos logrado mantener por encima de la rencilla política, y meterlas en la pelea de la política diaria debilita el funcionamiento del Estado.
¿Corren las Fuerzas Militares el riesgo de una división por esa razón?
Creo que eso ya se superó, que ese riesgo quedó atrás. Y lo digo por lo que he visto en este par de semanas de empalme. Encuentro unas Fuerzas Militares cohesionadas, poderosas, modernas y, en su infinita mayoría, transparentes.
Usted es un hombre fundamentalmente conciliador, ¿de qué manera esa capacidad la va aplicar para que el conflicto llegue a feliz término?
Primero hay que recordarles a todas las amenazas, sean guerrilla, crimen organizado o delincuencia común, que las fuerzas de Colombia, policiales y militares, son capaces de enfrentarlas con éxito. Y segundo, eso se puede recordar ejerciendo el poder tranquilamente.
¿Entonces cómo lo deben ver guerrilla y bandas criminales?
Como su peor enemigo si insisten en la vía armada, pero, en lo que toca a la guerrilla, seré el mejor aliado de la paz negociada. En cuanto a las bandas criminales, su única opción es enfrentar la fuerza del Estado o someterse.
La opinión pública, en general, no lo ve a usted como hombre fuerte o radical en una posición anti-Farc…
Ni me van a ver, porque nunca he sido radical; he sido un hombre liberal toda mi vida. Creo que las opiniones deben respetarse porque la pluralidad de opiniones es la que garantiza escoger la correcta. Nunca me van a ver de radical, pero sí de cumplidor del deber. Pero pongámosle un poco de humor a esto, Yamid: el comentario que más me ha ofendido es el de un paisano pereirano que puso en un blog: ¿Por qué nombran a Villegas en Defensa si es hincha del Deportivo Pereira?
Y utilizando su lenguaje, que no se crea en una falta de fortaleza suya…
Así es. Yo soy de la escuela jesuita: suave la forma, fuerte en el fondo. Lo que el Presidente llama mano de hierro y guante de seda. Esa será mi manera de ver el servicio público en este sector de Defensa, y yo no voy a dar instrucciones a las Fuerzas Militares sobre cómo actuar en su rol táctico.
¿Qué quiere decir eso?
Ellos son profesionales. Hay generales que tienen 35 años de trabajo exitosísimo, que han comandado, desde subtenientes, operaciones de inteligencia, de ocupación territorial, de combate. Yo no pretendo saber más que ellos; y por eso les voy a respetar esa competencia: la de su profesionalismo y su capacidad. Apenas puedo dar mi opinión, y eso haré. Pero mi función será más la defensa del aporte de los militares a la institucionalidad y de su permanente sacrificio para dar seguridad.
El presidente Santos dijo hace unos días lo siguiente: “Vamos a lograr la paz, a las buenas o las malas”. ¿Qué es a las malas?
El uso de toda la capacidad de las Fuerzas Armadas para garantizar seguridad. Yo tengo esa instrucción: mantener operativos, perseguir delincuencia organizada o guerrilla sin ninguna limitación, y las Fuerzas Militares han sido instruidas en eso en estos días. Yo soy un convencido de que hay que terminar el conflicto por la vía de la negociación y el diálogo, pero si fracasamos en eso, actuaremos, como dijo el Presidente, a las malas. A la gente tenemos que garantizarle que pueda ir por las carreteras, que pueda tener luz eléctrica y que nuestros recursos naturales van a ser debidamente usados sin poner en peligro el medioambiente.
¿Por qué cree usted que la opinión pública está dividida ante el proceso?
Usted tiene razón. Por primera vez en un proceso de paz no hay una unanimidad, y eso debería despertar en la guerrilla mayor deseo de negociar. Hoy ya no es toda Colombia la que pide negociar. Hay quienes piensan que no se debería negociar, sino escoger el camino del exterminio. Por esta, entre otras razones, las Farc deberían entender que la negociación es la única salida.
¿Y qué piensa usted de las críticas que se hacen a la negociación?
Cuando las críticas son exageradas, por fuera de la verdad, más bien especulando y acusando, eso hace daño, sin duda. Pero si son opiniones sobre acelerar el proceso, o cómo enfrentar el posconflicto, o cómo aplicar la justicia, eso es algo que enriquece el proceso. Cuando se dice que el Gobierno está haciendo cosas indebidas, sin ser cierto, eso debilita el proceso.
Y la filtración de posiciones o de documentos o de decisiones?
Digo como Ministro de Defensa que quien filtra un documento de la seguridad nacional compromete su puesto, sean civiles, militares o policías. La primera disciplina que hay que tener es que se tratan temas delicadísimos, no son temas para ir y vocearlos por las calles de Colombia. Son temas delicadísimos donde está de por medio la vida de nuestros policías y de poblaciones a las que protegemos. En sancionar las filtraciones seré tan estricto como sea posible.
¿Cómo hará usted al frente de las Fuerzas Militares para combatir el terrorismo?
Primero, hay que recordar que las Farc tomaron una mala decisión al asesinar a 10 soldados vilmente en el Cauca en medio de una supuesta tregua unilateral. La rompieron, y yo espero que la vuelvan a poner en marcha. Cambiar la guerra irregular por el terrorismo significa una debilidad muy grande. Lo hacen para infundir miedo, pero no nos van ni a intimidar ni a obligar a un cese bilateral del fuego. Ese vendrá cuando logremos el acuerdo final.
¿Usted cree que el proceso de paz es irreversible?
No. Está en su fase final, pero la fase final puede ser que firmemos o que no. El Presidente está comprometido con una perseverancia ejemplar en el éxito de la negociación. Y mi deseo es que salga bien y tengamos unos acuerdos de paz que permitan empezar a construir una nueva nación. Pero somos conscientes de que eso puede terminar en que las Farc no tomen las decisiones correctas en los temas de desarme, de cantidad de justicia aplicable, y todo fracase. El proceso es irreversible en el sentido de que está próximo a su final: de paz o no logro de la paz.
¿Cuál es el futuro de las Farc si hay proceso de paz y se firma?
Hay una responsabilidad que tendría yo y que tendrían las Fuerzas Armadas colombianas si llegamos a firmar la paz, que es la más comprometedora y grave: garantizar la seguridad de las Farc desarmadas, como movimiento político, porque no podemos revivir episodios anteriores. Yo quiero aquí decirles a las Farc, a través de este reportaje, que si firmamos yo seré el primer garante de esa seguridad, porque entiendo los temores y he estado en la mesa, y lo he oído. Tienen razón: esos temores son razonables, pero las Farc pueden tener el convencimiento de que la seguridad de ellos será una prioridad mía también.
¿Seguridad con cuerpos armados que vengan del exterior?
No exclusivamente de fuerzas que vengan del exterior facilitadoras o garantes. La Fuerza Pública colombiana tendrá un gran papel en eso, lo ha hecho en procesos anteriores con mucho éxito. La seguridad de las Farc debe ser un compromiso nacional, inclusive con ayuda internacional.
¿Y si no se firma la paz, cuál es el futuro de las Farc?
Yo no creo en el aniquilamiento del enemigo, no se pudo en las guerras más globales del siglo XX ni en las guerras más regionales del siglo XIX. No se pudo aniquilar al enemigo. Pero sí será una guerrilla intrascendente desde el punto de vista militar, intrascendentes en la lucha armada.
Parecería ironía imaginar al Ejército o a la Policía protegiendo a las Farc…
No, no lo es. Habrá elementos internacionales importantes, pero el grueso de la seguridad de los desmovilizados de las Farc, de su milicia, tendrá que estar a cargo de los policías y soldados colombianos.
¿Por qué se advierte tanto desaliento y frustración en la opinión por el proceso?
Yo diría que por el tiempo. Salvo las Farc, nadie estaba preparado para que el proceso durara tanto, ni los militares, ni los politólogos, ni los congresistas de derecha o izquierda, ni los medios de comunicación. Yo creo que hay ya un cansancio en la opinión pública y hay desconfianza emocional, que ha hecho sentir a la sociedad que el proceso ha fracasado. Eso de asesinar a nuestros soldados lo tomó la sociedad como una especie de traición a la palabra de hacer una tregua unilateral, y eso acrecentó el pesimismo. ¿Por qué voy a confiar yo en alguien que dice que quiere la paz, mientras asesina? Se necesitan unos tiempos mucho más limitados y celeridad en los resultados parciales muchísimo mayor.
No es un problema de ponerle plazo a la negociación, pero lo que tienen que entender las Farc es que la política tiene tiempos, y no son los tiempos de ellos en la selva colombiana. Son tiempos en que la gente se cansa. La comunidad internacional no está dispuesta a estar ahí siempre, y los EE. UU. también tienen elecciones y tienen cronogramas. Y usted tiene en la política tiempos que se van agotando. Hay gente que dice que llevamos mucho tiempo negociando, y esa es la causa del escepticismo. El país entero siente que el tiempo se está agotando. El tiempo se acaba, y no me refiero precisamente al gran diario que usted en este momento representa.