Gabriela Rivadeneira, presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador: «Sabemos que hay sectores que quieren incendiar el país»
Por Boyanovsky Bazán
La legisldora de la Alianza País, el partido del presidente Rafael Correa, fustigó las recientes marchas opositoras en Quito y Guayaquil. Explicó que las protestas se dan en un contexto de «deslegitimación de nuestros gobiernos» orquestado por «la derecha» y con rebote en otros países.
En medio de una crisis generada por el rechazo de los sectores más acomodados a dos proyectos de leyes redistributivas, entre ellas una que grava la herencia, la presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Gabriela Rivadeneira, realizó un viaje institucional para discutir políticas sociales y sumar coincidencias en la región. «No se trata solo de discutir leyes de coyuntura sino de todas las políticas que queremos para nuestro pueblo», afirmó Rivadeneira a Tiempo, luego de su visita a Montevideo y en su breve paso por Buenos Aires, antes de su regreso a Quito. La parlamentaria de la Alianza País, el partido del presidente Rafael Correa, explicó que las recientes marchas opositoras en Quito y Guayaquil se dan en un contexto de «deslegitimación de nuestros gobiernos» orquestado por «la derecha», un proceso que tiene destellos en otros países de la región.
-¿Cómo fue su reunión en Uruguay?
-Tuvimos una buena jornada de trabajo. Muy buena, excelente, tuvimos reuniones institucionales, con mis pares presidentes de la Cámara de Diputados y Senadores y pudimos tener una entrevista con el ex presidente Pepe Mujica, para debatir sobre temas políticos, sobre la discusión de la redistribución de la riqueza, y con el Frente Amplio, también, compartiendo la agenda política.
-¿Qué habló con Mujica?
-Se reafirmó en el tema de la búsqueda de políticas públicas de los estados para ayudar en la redistribución de la riqueza en el continente, donde persiste la desigualdad y hay brechas enormes entre ricos y pobres, y habló sobre la responsabilidad de mirarnos como hermanos que compartimos una comunidad. También hizo un llamado a quienes han acumulado la riqueza en nuestros países.
-Tras las manifestaciones del miércoles en Quito y Guayaquil, ¿cómo está el clima?
-Ya desde algún tiempo los actores de la oposición, especialmente de la derecha, venían articulándose para generar esto que se observa en los llamados golpes blandos, que es el calentamiento de calles, la deslegitimación de los gobiernos, incluso antes de la discusión de la ley del impuesto a la herencia. Después de la última posesión de Correa en 2013, cuando propusimos desde nuestro partido, Alianza País, la enmienda constitucional para abrir el candado para la reelección, eso fue un detonante para que la oposición reaccione. Empezó esta serie de actitudes, con el apoyo de los medios monopólicos, la banca privada, y ahora continúan como reacción a estas dos leyes, que afectan a los más poderosos, ese 2% que concentra la riqueza en Ecuador.
-¿Cuáles son los lineamientos básicos de las leyes cuestionadas?
-El impuesto a la herencia se llama Impuesto para la Redistribución de la riqueza. Entre sus puntos plantea el impuesto a la herencia y para los fideicomisos fuera del país y anclados en paraísos fiscales. Establece una tabla progresiva de aportes con una base de U$S70 mil en adelante, que podría ampliarse a U$S200 mil o U$S300 mil, estamos dispuestos a debatirlo. Y se debe recalcar que en los últimos cinco años de los 16 millones de ecuatorianos únicamente 31 mil declararon tener patrimonio de herencia, así que parece que somos unos desheredados. El fin no es recaudatorio, sino más bien redistributivo. Además, las empresas que sobrepasan la herencia del millón de dólares no necesariamente deben pagar el impuesto en efectivo al Estado, la opción es que puedan repartirlo en acciones a sus trabajadores.
-¿Esos 31 mil declarantes constituyen una cifra real o ustedes consideran que hay más?
-Los 31 mil son de un patrimonio mayor a U$S500 mil, pero se evidencia que puede haber un número mayor de quienes no declararon y quienes tienen fideicomisos en el extranjero. Es una cifra a verificar. La ley obliga a establecer un registro real del patrimonio, por lo tanto instrumenta la posibilidad de llegar a una estadística precisa.
-¿Ven que lo que ocurre en Ecuador es reflejo de situaciones en otros países de la región?
-A estas alturas, después de ocho años de haber vivido una oposición permanente al gobierno de Correa, vemos cómo estos procesos se anclan en la realidad de los países de la región y lo queremos debatir con los gobiernos y partidos de los países del bloque. Es muy claro el proceso de calentamiento de las calles, la deslegitimación de nuestros gobiernos, por eso queremos llamar a los países para fortalecer estrategias conjuntas.
-¿Cómo sigue ahora el proceso de las leyes?
-Como Asamblea hemos definido una hoja de ruta para llevar adelante el debate de la ley del impuesto a la herencia y a la plusvalía. Se trata de analizar y debatir no solo estas leyes sino el tipo de país que queremos: el país de la acumulación del capital o el que construye políticas para la justicia social. Las leyes fueron retiradas por el presidente luego de haber ingresado a la Asamblea a raíz del conflicto generado, y serán eventualmente reingresadas. Pero no se trata solo de discutir leyes de coyuntura sino de todas las políticas que queremos para nuestro pueblo.
-¿Cómo ven la próxima llegada del Papa a Ecuador programada para el 5 de julio, en este escenario?
-Con mucha alegría de saber que viene el primer Papa latinoamericano. Haciendo un llamado al pueblo de Ecuador a mantener calma y el diálogo, sabemos que hay sectores que quieren incendiar el país para evitar la llegada del Papa, y es indispensable garantizar la paz. Queremos que el Papa pueda conocer la situación en Ecuador. Va a estar en Quito y en Guayaquil con una agenda y debemos garantizar la seguridad para el cumplimiento de esa agenda. Que en su visita pueda implementar lo relacionado con las políticas de redistribución de la riqueza, que ya mencionó hace un año como llamado a los estados del mundo. Nos interesa conocer la última encíclica sobre el medio ambiente, ya que el presidente Correa fue el único convocado para dar una charla en el Vaticano por esos temas, sobre los cuales se ha pronunciado.