Se reaviva la tensión bilateral entre Colombia y Venezuela por diferendo limítrofe
El diferendo limítrofe que tienen desde hace varias décadas Colombia y Venezuela por aguas en las que los dos países tienen intereses, en un área cerca de La Guajira, se reactivó ayer con una nota de protesta que le envió Bogotá a Caracas para rechazar un decreto con el que la nación vecina estableció “zonas operativas de defensa integral marítima e insular”.
Esa medida la tomó el pasado 26 de mayo el gobierno bolivariano para intentar establecer soberanía sobre aguas en las que otro vecino suyo, Guyana, autorizó a una multinacional estadounidense comenzar un proceso de exploración y eventual explotación de reservas petroleras. En esa parte del Caribe estos dos países también tienen un pleito limítrofe desde hace por lo menos 200 años.
Lo que le disgustó a Colombia, y generó la protesta que en las últimas horas se le remitió al Palacio de Miraflores, es que el decreto venezolano tiene influencia en las aguas que han estado en disputa y sobre las que desde hace seis años se habían suspendido las negociaciones. Esta área es conocida como el golfo de Coquibacoa, y Bogotá y Caracas no han establecido sus límites.
El gobierno de Juan Manuel Santos ha privilegiado siempre el diálogo para resolver estas situaciones, pero para este caso puntual no ha encontrado reciprocidad de Nicolás Maduro, lo cual quedó evidenciado con el decreto 1787, que emitió el Estado bolivariano para intentar frenar la concesión petrolera que entregó Guyana, y que resultó también teniendo injerencia sobre las aguas que están en disputa con Colombia.
En ese decreto se “reconoce la existencia de áreas marítimas pendientes por delimitar” que, a juicio de Maduro, “requieren ser atendidas por el Estado venezolano hasta tanto se logre una demarcación definitiva de manera amistosa”. Ese es el caso de las aguas del Golfo de Coquibacoa.
La nota de protesta, liderada por la canciller María Ángela Holguín –quien se encuentra en la mesa de diálogos de La Habana–, le recuerda a Caracas que sobre esas aguas no se han negociado unos límites, por lo que tampoco tiene la facultad de hacerlo autónomamente y menos a través de un decreto que solo tiene influencia sobre el marco jurídico interno de ese país.
“Es una afrenta para Colombia el que Venezuela expida un decreto para intentar ejercer alguna actividad sobre aguas que Maduro, desde que era Canciller de (Hugo) Chávez, sabe que son nuestras”, dijo el excanciller Fernando Araújo. Colombia tampoco quiere escalar esta situación a una nueva confrontación con Caracas, pero sí quiere dejar en claro, y lo hizo con la nota de protesta de la que espera pronta respuesta, que este tipo de situaciones se deben solucionar por los canales diplomáticos y no recurriendo a argumentos jurídicos internos que afecten el buen desarrollo de las relaciones binacionales.
Sandra Borda, internacionalista de la Universidad de Los Andes, aseguró que estas demostraciones de “nacionalismo venezolano” buscan distraer la atención de la profunda crisis por la que pasa el país vecino, pero, no obstante, deben tratarse con la mayor cautela.
“Esto siempre sucede cuando la crisis venezolana se agudiza, porque necesitan distraer la atención de lo que pasa a nivel interno y crear un incidente diplomático”, precisó Borda.
En esto coincidió el experto en seguridad internacional John Marulanda, quien enfatizó que “la situación interna de Venezuela ha llevado a muchos analistas a creer que ese país está buscando una excusa externa para unir a los venezolanos con sentido patriótico”.
No son pocos los observadores que comparan esta situación, en algunos puntos, con lo que hizo Colombia luego del fallo adverso de La Haya en el pleito limítrofe con Nicaragua, con el cual el país perdió derechos económicos sobre por lo menos 75.000 metros cuadrados del mar Caribe.
Una de las medidas que aplicó la Casa de Nariño para salvaguardar la soberanía e integridad del territorio nacional fue expedir una serie de decretos que delimitaron en la región en disputa una Zona Contigua Integral, con la que se consolidó la unidad del archipiélago de San Andrés.
Claro está que aquí no hay ningún interés de explotación petrolera, como pasa entre Venezuela y Guyana, porque esa zona es protegida por ser parte de la reserva de biósfera Seaflower. De hecho, Colombia y Nicaragua están pendientes de negociar diplomáticamente los límites de la zona.
Colombia siempre ha respetado la autonomía de Venezuela para manejar sus asuntos internos y, por supuesto, las disputas que pueda tener con otras naciones, pero no está dispuesta a dejar que acciones como la de este decreto afecten los intereses nacionales en sus fronteras aéreas, marítimas o terrestres.
El internacionalista Rafael Nieto afirmó que “hasta hoy, y después de varias décadas de diferendo entre Colombia y Venezuela sobre la delimitación marítima en el golfo de Coquivacoa, ningún gobierno venezolano se había atrevido a hacer delimitaciones unilaterales como las que se hacen en ese decreto, ni siquiera los gobiernos más anticolombianistas”.
Si bien cierto que la diferencia entre Guyana y Venezuela por la explotación de petróleo en aguas por las cuales están en disputa debe ser resuelto bilateralmente, es claro, a juicio del Gobierno de Colombia, que esa situación no puede repercutir sobre los asuntos diplomáticos de otros países. Eso quedó claro en la nota de protesta.
EL TIEMPO supo que Bogotá mantendrá todos sus diálogos con Caracas a través de los canales diplomáticos, por lo que espera que Maduro explique con prontitud por qué quiso extender un problema con otro país hacia un viejo diferendo limítrofe con Colombia. Santos y su Canciller están aguardando una respuesta.
Los recientes roces y choques diplomáticos entre los dos países
Aunque históricamente cada uno se ha considerado un país hermano del otro, la relación entre Colombia y Venezuela ha estado marcada desde hace varios años por algunos encontrones, que en el pasado reciente no han sido la excepción y que han ido desde altercados sin mayor trascendencia, hasta situaciones más delicadas.
Antes de este reclamo del Gobierno de Colombia por el decreto que fija una delimitación de unas zonas marítimas, el pasado 9 de junio el presidente venezolano, Nicolás Maduro, le reclamó a Colombia porque el expresidente del Gobierno de España, Felipe González, salió de Venezuela en un avión de la Fuerza Aérea Colombiana, procedimiento autorizado por el presidente Juan Manuel Santos.
A su llegada a Bogotá, González se reunió con Santos para hablar del proceso de paz y de la Cumbre Celac-Unión Europea. En enero los dos países vivieron un momento de mayor tensión por el viaje del expresidente Andrés Pastrana para visitar al líder opositor venezolano Leopoldo López, que Maduro calificó como la promoción de un intento de golpe de Estado. La posición de las partes se polarizó, pues mientras Colombia rechazó los señalamientos, Venezuela replicó lamentando que la Cancillería colombiana “avalara posiciones contra la democracia venezolana”.
Y si bien las dos Cancillerías han promovido varios encuentros para trabajar agendas conjuntas contra el contrabando, el año pasado la canciller María Ángela Holguín dejó ver su malestar por la decisión unilateral de Venezuela de cerrar el paso fronterizo en las noches, situación sobre la que se había hablado, pero sobre la que no hubo una decisión conjunta.
Este año, además, Colombia ha protestado por presuntos maltratos registrados en las deportaciones de nacionales por parte de Venezuela.
Comunicado de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia
El Ministerio de Relaciones Exteriores, en nombre de la República de Colombia, informa que:
1. La República Bolivariana de Venezuela expidió el decreto No. 1787 del 26 de mayo de 2015, por el cual crea y activa las Zonas Operativas de Defensa Integral Marítimas e Insulares (ZODIMAIN), el cual incluye áreas marítimas pendientes por delimitar con Colombia.
2. Como es de público conocimiento, persisten diferencias entre Venezuela y Colombia que han impedido lograr un acuerdo en torno a los temas pendientes en la delimitación de áreas marinas y submarinas; por esta razón, las áreas en las que unilateralmente Venezuela establece sus coordenadas en la ZODIMAIN Occidental, no pueden asumirse como venezolanas, por cuanto continúan en controversia o no se ajustan a lo acordado bilateralmente.
3. La Ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, María Ángela Holguín, entregó el pasado 17 de junio de 2015 al Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Colombia, una nota de protesta por las disposiciones incluidas en el mencionado decreto que afectan los intereses y la posición histórica de Colombia en relación con la delimitación de las áreas marinas y submarinas con la República Bolivariana de Venezuela, y requiriendo su rectificación.
4. La Comisión Presidencial Negociadora (CONEG) entre Colombia y Venezuela, que existe desde el 14 de julio de 1990, es la instancia competente para negociar la delimitación de las áreas marinas y submarinas, entre otros temas.
5. Al tiempo de solicitar que se adopten las medidas necesarias para corregir el Decreto No 1787, la República de Colombia hace un llamado al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela para evitar medidas unilaterales, y que se privilegie la sensatez cuando se trata de temas tan delicados como los que contemplan la soberanía y jurisdicción marítima.
Bogotá, 21 de junio de 2015.