El estremecedor relato de Vladimir y Ninoska Henríquez, dos de los niños torturados en dictadura
Los hermanos Vladimir y Ninoska Henríquez entregaron en Cooperativa su testimonio sobre lo vivido en ese periodo.
Pidieron que los autores de crímenes sean juzgados.
A días de cumplirse 40 años del golpe militar, varios hechos ocurridos durante la dictadura vuelven a estar en la discusión pública, como los niños que fueron detenidos y sufrieron la violación de sus derechos durante ese oscuro período de la historia reciente del país.
En ese sentido, dos hermanos, Vladimir y Ninoska Henríquez, quienes sólo tenían 15 y nueve años cuando fueron detenidos por la DINA en Quintero junto a sus abuelos, el diputado comunista Bernardo Araya, también dirigente de la CUT, la abuela, María Olga Flores, además de un primo de ambos, que también tenía nueve años, entregaron por primera vez juntos sus testimonios en Lo que Queda del Día.
Según su relato, tras su detención en Quintero fueron trasladados a un recinto en Santiago, donde permanecieron tres días detenidos, desde donde luego fueron liberados, mientras que sus abuelos se transformaron en desaparecidos.
«Yo no estoy consciente de esos tres días, a mí me dieron un tipo de droga, a mi hermana le dieron otro tipo de droga. Esa droga a mí me hizo caer a la cama y yo no supe más», dijo en su relato Vladimir Henríquez, quien recordó que al menos 2.200 niños sufieron torturas por parte de la dictadura de Pinochet.
«Al momento que llegamos a Santiago dejamos de ver a nuestro abuelo inmediatamente. La que permanece con nosotros es nuestra abuelita, nos mantienen en el primer piso (del lugar donde permanecieron detenidos) en una habitación oscura y ahí fuimos vigilados por un hombre», comentó Ninoska Henríquez.
Después de ser liberados a cinco cuadras de la casa su abuelo en Santiago, ella añade que «viene un proceso bien complicado que es la persecución», pues como complementó su hermano, «tuvimos un año escondidos en diferentes casas y separados. En conventos de monjas, en casas de amigos, un año intenso, diferentes nombres, era algo que costaba. Vivíamos tensos todo el día».
Ambos relataron lo que les ha costado recuperarse de esa experiencia y Vladimir Henríquez recordó que «hace tres años atrás tuvimos un careo con los mismos que nos detuvieron, nos drogaron, torturaron a mi abuelo que estaba colgado, le pegaron, lo torturaron hasta matarlo y después lo hicieron desaparecer, y lo negaron todo».
«Hay una pena muy grande, y la pena que yo tengo es la imagen de mi abuela, el dolor que tienen que haber sentido ellos, sabiendo que tenían a sus nietos al lado de ellos. Ese es el dolor más grande que tengo y cuesta llevarlo, ellos se fueron con mucho dolor», añadió.
Además, Ninoska Henríquez llamó al Estado a que los responsables de las violaciones de derechos humanos sean juzgados.
«Yo soy profesional, cuando me enfrento a mis alumnos siempre hablo de ser solidario, de amar al prójimo, hay que ayudar. No tenemos ese odio, lo dejo más a la reflexión, en el sentido de que nosotros éramos niños y para poder construir este país no podemos dar vuelta la página. Es importante que el Estado de Chile comprometa a aquellos que nos hicieron daño, aquí hubo personas que cometieron crímenes, violaciones a los derechos humanos, esas personas tienen que ser juzgadas», recalcó.