Elecciones sub nacionales: algunas certezas – Semanario La Época, Bolivia

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Desde diferentes perspectivas, algunas más severas que otras, nos hemos propuesto, en este número de La Época, reflexionar acerca de los resultados que nos han dejado estas impredecibles y sorprendentes elecciones sub nacionales, festejadas hace apenas una semana. Aunque aún hay campos de batalla sin un claro vencedor, creemos que ya es seguro hacer algunas consideraciones.

En primer lugar, debe quedar en claro que el votante boliviano tiene diferentes criterios para emitir su voto de acuerdo a la elección en la que vaya a participar. Los resultados de las elecciones generales del año pasado muestran, a nivel municipal, un crecimiento o expansión territorial del partido de gobierno. Los resultados de estas últimas elecciones no parecen seguir la misma línea…

Esto quiere decir que tratar de predecir el comportamiento de nuestro electorado a partir de los resultados de las elecciones generales de octubre pasado resultó cuando menos… inocente. Por otro lado, tratar de extrapolar los resultados de estos últimos comicios al escenario nacional es igual de necio y denota más un voluntarismo que confunde realidad con deseo por parte de los detractores de este gobierno.

En segundo lugar, se debe admitir que existen liderazgos regionales indiscutibles al otro lado del oficialismo. La victoria de Costas en Santa Cruz y el final abierto en el departamento del Beni dan certeza de esto. El oficialismo sí cuenta con liderazgos regionales, también, en departamentos como Potosí y Oruro, pero estos son menos visibles por el tamaño de su máximo líder, el presidente Morales.

La construcción de liderazgos regionales sólo es posible a través de propuestas regionales y, en esto, la simple lucha por la hegemonía no basta. Ésta debe justificarse en cada escenario donde se piense construirla.

En tercer lugar, la derrota del MAS en la competencia por la gobernación y el municipio de La Paz demuestran que aún se debe construir propuestas desde la gestión de estos niveles de gobierno. La victoria de Revilla parece ser el resultado de una gestión municipal positivamente valorada por parte del electorado paceño, al mismo tiempo que la derrota de Patana en la ciudad de El Alto es una expresión, como lo notó el presidente Morales, de rechazo a cualquier indicio de corrupción.

Podemos concluir, sin lugar a dudas, que el boliviano es un ser político muy inteligente. Sus parámetros de elección cambian de acuerdo a las circunstancias y puede diferenciar entre diferentes propuestas y escenarios… Más allá de sus conservadurismos y posibles prejuicios, queda claro que existe en nosotros, los bolivianos, un profundo civismo en el sentido etimológico del término: nos preocupa y nos tomamos muy en serio la realidad de nuestras ciudades.

Como última consideración, debemos preguntarnos acerca de la gestión posible para lo que queda del año, que no es poco pero tampoco es mucho. Existen límites para lo que puede hacer un gobernador o un alcalde interino, y estos límites se demuestran en los niveles de ejecución presupuestaria. Las nuevas autoridades electas deben apresurar el paso este año, para lograr resultados plausibles a corto y mediano plazo.

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