Promesas cumplidas y corrupción de su hijo marcan el primer aniversario del Gobierno de Bachelet

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La presidenta Michelle Bachelet cumple este miércoles un año al frente del gobierno, afectada por el escándalo que involucra a su hijo, con un daño profunda a su imagen pública, obligándola a mermar el paso de sus reformas y a tomar medidas para regular la política y los negocios.
Si hace un año Bachelet llegaba al gobierno con una popularidad que parecía imbatible, hoy ella enfrenta la cara opuesta. Muestra de ello han sido los magros resultados en las últimas encuestas de Adimark y Cadem. Bachelet ya no sonríe fácilmente como antes. La sintonía que mantenía con la población tampoco es la misma.

Las acusaciones por “uso de información privilegiada” y “tráfico de influencia” que pesan sobre su primogénito, Sebastián Dávalos, dañaron profundamente su imagen pública e hicieron caer su respaldo al nivel más bajo de su segundo mandato (39%).
El escándalo “tiene un profundo impacto sobre la credibilidad de la presidenta de la República, porque atenta contra el ADN o lo esencial de su ethos: que es el combate a la codicia, al lucro desenfrenado, al uso de privilegios por beneficios personales”, dijo a la agencia AFP el sociólogo Eugenio Tironi.

El “nueragate”, un escándalo impensado
Después de cerrar un año complejo por la difícil tramitación de la primera parte de sus reformas, Bachelet se preparaba para afrontar el segundo año acelerando el tranco de sus proyectos.

Pero en medio de sus vacaciones se hizo público el millonario negocio de especulación inmobiliario concretado por la esposa de Sebastián Dávalos, su nuera, Natalia Compagnon.

El hijo de Bachelet gestionó en persona el crédito por 10 millones de dólares que le permitió a la nuera de la mandataria comprar terrenos en la comuna de Machalí que luego vendió a un mayor valor, prometiendo un futuro cambio en el uso de suelo.

El negocio significó una ganancia de unos cuatro millones de dólares y motivó la renuncia del cargo no remunerado que ejercía Sebastián Dávalos en el gobierno de su madre, una vez se hizo pública la transacción.
El caso estalló en medio de otro mediático juicio por delitos tributarios y soborno que enfrenta uno de los conglomerados económicos más importantes e influyentes del país, el grupo Penta, que por años financió de manera ilegal a políticos de la derecha opositora.
Aunque el caso que involucra al hijo de Bachelet aún está bajo investigación judicial, a ojos de los chilenos fue la confirmación de que la corrupción se extiende en uno de los países más transparentes de la región.

Madre y presidenta
Bachelet no interrumpió sus vacaciones para hacer frente al escándalo. Recién una vez que concluyó su período de descanso y visiblemente incómoda enfrentó a los medios, evitando una condena explícita a la actuación de Dávalos y afirmando que sólo se enteró por la prensa de las gestiones de su hijo.

Bachelet “lo ha hecho muy mal. Ha actuado más como madre que como presidenta”, critica el analista de la Universidad Diego Portales, Patricio Navia.

Como una forma de abordar la crisis de credibilidad, la mandataria presentó ayer martes a los expertos que conforman el “Consejo Asesor contra los conflictos de interés, tráfico de influencias y corrupción“, que estará encargado de proponer leyes para regular la relación entre el dinero y la política.
Esto podría desviar la atención sobre el debate a las reformas que seguían en la lista de propósitos de Bachelet. El escándalo amenaza con “quitarle fuerza a la capacidad de la presidenta para impulsar los cambios que ha prometido”, agrega Navia.

“Esto la deja muy herida, pero ella tiene todavía mucho tiempo para recuperarse. Ella no está directamente involucrada”, dice Eugenio Tironi.
Dávalos se mantiene en silencio

Abordado en la calle por una periodista de CNN Chile, Sebastián Dávalos reaccionó molesto ante las consultas sobre el daño que habría provocado a la imagen de su madre.

Desde que presentó su renuncia, ofreciendo disculpas “por el amargo momento” y descartando irregularidades, el ex funcionario de Gobierno no ha vuelto a referirse públicamente al tema.

Reformas
Durante este primer año, Bachelet sacó adelante la reforma tributaria y la primera parte de la reforma educacional, que pretende cumplir con su promesa de establecer en Chile una “educación pública, gratuita y de calidad”. También se aprobó la reforma al sistema electoral y el Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), renombrado como Pacto de Unión Civil (PUC).

Con el impulso de una sociedad menos conservadora, según los analistas, Bachelet también se atrevió a impulsar un proyecto para despenalizar el aborto en caso de violación, riesgo de vida para la madre e inviabilidad fetal.
Durante este segundo año, debería impulsar una de las reformas más emblemáticas de su gobierno: el cambio de la constitución legada por la dictadura de Augusto Pinochet.
“La forma de conmemorar el primer año de gobierno será trabajando”, anunció este martes su portavoz oficial, Álvaro Elizalde, explicando que se decidió no hacer ningún acto conmemorativo.

Cumplimiento de promesas
De acuerdo a un estudio de la Fundación Ciudadano Inteligente, el cumplimiento de las promesas de campaña de la mandataria alcanzaron este primer año un 16% de avance, destacando las áreas de Salud con un 48,3% y Trabajo con un 40,88%.

En cuanto a Educación, las promesas se ha cumplido con un 33,07% de un total de 15 promesas presentadas, destacando la aprobación del proyecto que apunta al fin al lucro, el copago y la selección en colegios y liceos.

En tanto, las áreas con menos porcentaje de avance corresponden a Vivienda y Urbanismo, con un 1,13%, y Cultura, Discapacidad, Defensa y Municipios, con 0,0%.

Bío Bío

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