Honduras: descubren tres sitios prehispánicos no registrados
Los mitos de la Ciudad Blanca comenzaron desde que el profesor Jesús Aguilar Paz, colocara un signo de interrogación en el departamento de Colón cuando hizo el levantamiento del mapa de Honduras.
Desde entonces se han realizado decenas de expediciones por nacionales y extranjeros tratando de resolver el misterio que guarda la selva de La Mosquitia, en el departamento de Gracias a Dios.
Investigaciones de LA TRIBUNA permitieron establecer que este sitio ya se había descubierto e incluso existe orden mediante decreto legislativo de realizar investigaciones para determinar su valor histórico y cultural para la nación.
Los arqueólogos Christopher Fisher, de la Universidad Estatal de Colorado y Óscar Neil Cruz jefe de la unidad de arqueología del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), participaron en la expedición que recientemente realizó National Geographic y confirmaron el hallazgo de una poderosa exhibición ritual y objetos con tal riqueza que están fuera de circulación.
Cruz declaró que la expedición tuvo, como resultado la verificación de tres marcas que se hicieron en el 2012, con la técnica cartográfica laser LIDAR, que hace levantamientos topográficos sin vegetación, es decir que se mira el terreno tal como si estuviese descombrado.
La expedición fue comandada por el IHAH con la colaboración de National Geographic y la Universidad de Colorado de la que resultó la certificación, en el sentido, que las marcas correspondían a tres sitios arqueológicos desconocidos y sin haber sido registrados antes.
PRECOLOMBINOS
Numerosas evidencias revelan que ahí floreció en la pasado una importante población
Numerosas evidencias revelan que ahí floreció en la pasado una importante población
Los sitios corresponden a una gran cultura que se asentó en la Mosquitia en la época pre-hispánica, es decir antes de la llegada de Los Españoles, en un área enorme que era distinta a la de los Mayas.
Neil Cruz explicó que los sitios son muy grandes, “me atrevo a decir que son los más grandes registrados hasta el momento en la Mosquitia, porque hay mucho más”.
Detalló que las culturas prehispánicas tienen características igual que nosotros, que buscamos las fuentes de agua permanente y una tierra fértil para cultivar y estable para construir las casas, por eso las culturas prehispánicas habitaban a la orilla de ríos quebradas.
Para él, los vestigios encontrados están relacionados a los mismos que hay en la zona, que por ejemplo son piedras de moler con algún tallado, como cabeza de animal, en especial cabezas de mono, que son abundantes.
Sostuvo que la zona está intacta, es decir que no tienen rastros de saqueo o presencia humana, desde hace muchos años, ya que se ubica en la zona virgen de La Mosquitia de Honduras.
Un mito
Sobre si es la Ciudad Blanca, ratificó que “eso no se puede saber, porque la ciudad blanca es un mito y todos los académicos en arqueología coincidimos en eso, el “box populi” es otra cosa, es un mito muy hermoso del modo de pensar de muchas generaciones”.
“Realmente lo que estamos encontrando son tres sitios grandes que están en proceso de conocerse y de investigación”, precisó.
A criterio del funcionario del IHAH tras los hallazgos se debe desarrollar un programa largo de investigación, similar al que se ha desarrollado en las Ruinas de Copán, donde se ve el esplendor que tuvo la cultura Maya y que atrae a miles de turistas estudiosos de las grandes civilizaciones.
No se puede saber si es un mito o realidad la Ciudad Blanca, según Óscar Neil Cruz, jefe de la Unidad de Antropología del IHAH.
En torno a los detalles, al comprar lo que hay en La Mosquitia y lo de Copán, explicó que la zona es distinta a las escalinatas de Copán, lo que tienen en común es que son prehispánicos y con lo poco que se puedo encontrar “podemos fecharlo entre los 1200 y 1400 después de Cristo, no antes de cristo, eso lo determinamos con los poco que vimos”.
A otro nivel
Por su lado, el titular del Instituto Hondureño de Turismo (IHT), Emilio Silvestri, consideró que la Ciudad Blanca, “ubica a Honduras en un nivel de turismo cultural muy fuerte, similar al de México que tiene una serie de lugares arqueológicos que son muy visitados”.
“Ahora viene la exploración de toda esta zona e ir determinando que es lo que realmente hay ahí, pero lo importante es destacar que paso de ser un mito a una realidad y que esté ubicado en Honduras es importante”, destacó.
Ratificó que académicos llegarán a realizar más expediciones, “el trabajo de exploración lo desarrollarán bajo la supervisión de National Geographic, con expertos de universidades del mundo”.
Lo que se busca es que se haga un trabajo profesional, de manera transparente y más que todo un manejo de los hallazgos de forma profesional y de primer nivel, declaró el funcionario.
“Se hará un rescate arqueológico, pero eso nos llevará tiempo, porque se debe hacer un trabajo de varios años por especialistas, ya que es muy importante para el país, porque era una historia que todo mundo la contaba pero nunca se había hecho una investigación real”, destacó.
De momento la zona es resguardada por efectivos de las Fuerzas Armadas (FFAA) para evitar que sea saqueada. (YB)
Artículo que salió en la Revista del Archivo y Biblioteca Nacionales, 31 de octubre de 1940 y que LA TRIBUNA reproduce por la importancia de este mito de la Ciudad Blanca.
“El vaso sagrado” de la Ciudad Blanca
Por: Fernando Figueroa
En el diario capitalino “El Cronista,” correspondiente al 27 de agosto recién pasado, hemos leído un artículo del distinguido Profesor Jesús Aguilar Paz, titulado “Ciudad Blanca”, que se supone existió en la margen izquierda del río Guampú aguas arriba del río Pao, en nuestra Mosquitia, en la que se tiene la creencia y quizá con bastante fundamento, que se adoraba al Dios Mono.
Todos los exploradores extranjeros que han pasado por esta ciudad cabecera departamental, y que han venido en busca de la Ciudad Blanca, capital de un gran Imperio de la tribu de los Payas, la han buscado en la cuenca del gran río Patuca más abajo de donde existió la famosa población española de San Jorge de Olancho, en el valle de Olancho, destruida por un cataclismo en el año de 1611.
Últimamente el Norteamericano Mr. Teodoro Morde, y como algo que viene a confirmar de una manera cierta y rotunda, del Dr. don Carlos Muñoz M., rico hacendado de ese departamento, y quien posee una hacienda de ganado vacuno en el lugar denominado “La Colonia”, que queda más adelante del viejo pueblo de Culmí, que fue en tiempos pasados asiento de una fuerte población de Payas, me ha mostrado, y él es poseedor de una vasija primorosamente tallada en piedra fina que descansa sobre tres pies y que tiene en uno de sus lados sobre relieve un Mono, que se supone fue el Dios que adoraron los habitantes de la Ciudad Blanca o Ciudad Perdida, y que según han referido algunos jefes o caciques de los payas, ese es el VASO SAGRADO, en el que se le ofrecía al Dios Mono, no la sangre de las víctimas que se inmolaban en las grandes celebraciones en su honor, sino el corazón de esas víctimas.
Se tiene la creencia que la tan buscada Ciudad Blanca, de los payas, responde a una civilización que yace sepultada en la noche obscura de los siglos, y quizá puede ser que resulte la capital de un fuerte imperio que floreció a un mismo tiempo que el Reino de Payaquí ó Hueytlato, fundado en el Occidente de Honduras y en parte de las Repúblicas de Guatemala y El Salvador, cuya capital fue la rica y esplendorosa Copantili.
Numerosas publicaciones indican que el mito de la Ciudad Blanca siempre estuvo vivo.
Numerosas publicaciones indican que el mito de la Ciudad Blanca siempre estuvo vivo.
Las dimensiones del que se supone Vaso Sagrado de la Ciudad Blanca de la Mosquitia son las siguientes: Altura, 23 cm; circunferencia, 0.93cm; fondo, 12 cm; peso, 60 libras.
Es de piedra esmeradamente tallada; descansa sobre tres pies y en uno de sus lados tiene la cabeza de un mono y en el lado opuesto la de un buitre; estas cabezas tienen 13 cm. de altura y pueden apreciarse mejor en las fotografías que al efecto acompaño.
Tomás, uno de los payas más viejos de la tribu me habló de la existencia de la Ciudad Blanca, en 1927 que visité el pueblo paya de Culmí, afirmándome que él conocía varios montones de metales, pero que no le estaba permitido a ningún paya revelar el paraje de su destruida Ciudad Blanca, porque quien lo haga será castigado por la cólera divina de su Dios.
Ojalá que el Gobierno pudiera organizar una fuerte comisión de hombres de ciencia para explorar nuestra Mosquitia y arrancar a la jungla todos los secretos que atesora.”