Alfredo Serrano Mancilla, coordinador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Ecuador): “No hay marcha atrás hacia el neoliberalismo”

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Han transcurrido casi 8 años desde que entró en vigencia la Constitución de Montecristi, por tal motivo varias autoridades plasmaron en un  libro el efecto  de la normativa en el modelo económico aplicado en Ecuador y que es reconocido internacionalmente.

‘La Nueva Economía en la Nueva Constitución del Ecuador’, obra presentada la semana pasada en Quito, trata precisamente sobre estos cambios y, según su coordinador, Alfredo Serrano Mancilla, pone en relieve la transformación del paradigma económico que planteó la Carta Magna.

¿La Constitución es un documento estático?

En el libro se considera como tesis de partida que la Constitución no puede ser analizada ni evaluada como un documento estático en el momento que se publica. Para que el texto constitucional surta efectos en la realidad social ecuatoriana requiere un tiempo de asimilación, de instalación en el sentido común, desarrollo de las políticas que se plantean, que el cambio del paradigma vaya teniendo más vida propia, y por eso hemos decidido, después de un tiempo, mirar lo que se ha logrado y lo que queda por recorrer con esa hoja de ruta marcada en términos estratégicos.

¿Qué se ha consolidado?

La Constitución, vista desde ahora, inaugura un cambio de época económica con nuevos sentidos comunes relacionados al Estado, la soberanía, la centralidad del ser humano en el orden económico, la recuperación de sectores estratégicos y la rotura con ciertas pautas de dependencia con el sistema mundo. Todos estos son grandes cambios estructurales que se han logrado con esta Constitución.

¿La Constitución es la base para el cambio económico en el país?

Se han puesto cimientos que hacen irreversible el cambio, esto es que no hay marcha atrás hacia el neoliberalismo, y es importante el sentir que hay bases que no permitan la vuelta atrás a la “larga noche neoliberal”. Sin embargo, para sostener esta revolución social y ciudadana en materia económica, es fundamental el cambio de la matriz productiva.

¿Cómo dar forma al cambio de la matriz productiva?

Este cambio debe ser entendido no solo como la sustitución de aquellos productos que se importan desde Ecuador, sino como algo que debe traer la democratización del aparato productivo para que se genere un nuevo régimen distributivo distinto, más justo. Es importante seguir avanzando, además, se trata de una nueva inserción en el mundo a través de la región. La región te da oportunidades en esa transición económica mundial y Ecuador está en un punto privilegiado para insertarse en unas relaciones diversas, rompiendo la dependencia clásica de ciertos polos económicos de los países centrales.

Uno de esos pilares es colocar al ser humano sobre el capital…

Lo primero y principal es que se rompe con el paradigma de la cosmovisión vieja de ese desarrollo centrado en el crecimiento económico, pero desde una perspectiva enfocada a la ganancia y al capital. En este sentido aquí no solo se habla de deudas financieras, sino de deuda del ser humano, social, esa ha sido la prioridad de este modelo, situar en el centro del orden económico la deuda social y erradicarla con velocidades récords. Se ha avanzado mucho en ese terreno y por lo tanto esa resituación del ser humano como objeto central en el nuevo orden económico es un cambio de paradigmas importante, un cambio de sentido común, por eso se puede hablar de cambio de época.

¿Qué hace falta para darle sostenibilidad a este modelo?

Para mantener este modelo aún se requiere seguir ordenando la casa ecuatoriana, considerando que aún quedan muchos retos en política financiera, política monetaria y productiva. En el libro procuramos plantear cuánto todavía queda de hacer en términos de redivisibilidad y seguir conservando los logros sociales que se han tendido en esta época.

¿Qué hace falta para obtener una independencia económica?

Plantear la soberanía como eje transversal en un modelo nuevo, en un pacto político económico-social es algo inaudito en la historia de Ecuador, es situar que solo se puede hacer una revolución ciudadana a partir de una nueva soberanía, de ir ganando más independencia en materia económica, política y social. Como lo dice el presidente Rafael Correa  y tantos líderes de la región, hay grandes avances en la independencia política; sin embargo, aún queda mucho por hacer en la independencia económica, y la norma ha impulsado a este camino, pero no podríamos afirmar que hoy se tiene la plena soberanía,  independencia, pero creo que esa ruta está trazada hacia un futuro con buenas perspectivas en términos geopolíticos.

¿Esa independencia se ve en la conformación de alianzas como  Alba, Celac, Unasur?

Una de las cuestiones fundamentales del texto constitucional y que además se ha plasmado en políticas concretas es que para cambiar adentro es también transformar las cosas afuera, y esta es una premisa fundamental de este proceso de la revolución ciudadana y que está bien plasmada en el Constitución en términos de una inserción diferente con el mundo, y para eso prioriza que la inserción en el mundo sea a través de una región cada vez más emancipada, más independiente.
El hecho de que hayan crecido el Alba, Celac, Unasur, es una muestra inequívoca que verdaderamente se repiensa la reinserción en el mundo pasando por un nuevo polo político y económico, un nuevo sur que no necesita pedir permiso al norte para ver qué tipo de políticas se llevan a cabo en nuestros países.

¿Es posible enterrar el modelo neoliberal?

Gráficamente diría que Ecuador a pasado de las épocas perdidas neoliberales, que gracias a un cambio constitucional y a un nuevo pacto político – social, tiene una época ganada, y me atrevería a decir que los próximos años estaremos en una época en disputa. Pero de aquí se abren nuevas preguntas, porque los pueblos hacen nuevas interrogantes, y hay que tener claro que si se le sigue dando respuestas del pasado a nuevas preguntas se pueden equivocar en seguir construyendo un proceso de cambio que es dinámico, es dialéctico, porque el pueblo siempre pregunta otra cosa. Ahora no solo que se requiere recuperar el Estado, sino que el Estado gestione mejor; no solo se trata de asaltar el Estado, sino de transformar el Estado; no solo se trata de cambiar  la matriz productiva sino de democratizarla; no solo se trata de eliminar la dependencia de afuera sino también la de tener independencia de grandes sectores adentro.

La dependencia del Estado no solo ha sido de ciertos mercados, también es desligarse de presiones de sectores como el financiero, ¿en el Ecuador cuál es la situación?

Uno de los grandes retos de la economía es el ir dependiendo menos de un sector financiero que ha puesto muchas veces la economía real a su servicio, y por lo tanto en el texto hablamos de lo importante que debe ser  ir controlando las estructuras de mercado concentradas, oligopólicas o monopólicas que siguen determinando cómo va el patrón de acumulación.

¿Cómo incide el rentismo importador del Siglo XXI al que usted se refiere?

Cada día se concentra más riqueza en las importaciones porque se ha democratizado el consumo, y gracias esas políticas sociales que democratizan el consumo hay mejoramiento del empleo y surgen agentes importadores que compran afuera y venden adentro, y que incluso especulan, obteniendo tasas altas de ganancia. Son los nuevos retos hacia adelante, que no hay que verlo de manera crítica, sino de manara constructiva para evitar que se den distorsiones que afecten los procesos que se llevan adelante.

Hay circunstancias en las que países como Brasil aún miran al norte…

Esos son los grandes retos, creo que cuando hay un proceso de reacomodación de todas las fichas en términos internacionales, esto implica que emerjan nuevos polos, potencias como es Brasil, Argentina  como son los BRICS.

Pero lo que sí es cierto es que hoy en día cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) o cualquiera de los organismos de la vieja hegemonía te penaliza, esa penalidad cada día tiene menos efectos, porque ahora tienes nuevos socios en materia internacional ya sea China, Rusia o los mismos países que conforman el BRICS. Uun país grande como lo es Brasil sigue mirando a América Latina  para potenciar esta región con miras al futuro.

El Telégrafo

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