La devaluación del peso, del país, del gobierno… – Periódico SinEmbargo, México
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
A ocho días de que finalice 2014, el saldo negativo del gobierno federal de Enrique Peña Nieto es uno de los peores que se han visto para los primeros 25 meses de administración en las últimas décadas.
El país atraviesa por una crisis social que ya es vista como un riesgo por la comunidad internacional, porque el descontento ciudadano avanza mientras que el Estado cierra los ojos a los reclamos de sus gobernados.
En tanto, la violencia y la inseguridad han repuntado y también se han convertido ya en la preocupación número uno de los inversionistas nacionales y extranjeros, que mantienen frenadas sus decisiones de negocio hasta no ver la implementación de estrategias integrales y certeras por parte del gobierno para cambiar el panorama.
Además, México está sumido en una crisis económica desde los primeros meses de la actual administración, pues quienes dirigen las finanzas públicas no han podido, o no han sabido, impulsar la productividad ni tampoco lidiar con las coyunturas globales que se han presentado.
La caída de los precios del petróleo combinada con una menor producción de crudo en el país, amenaza la viabilidad de las finanzas públicas para 2015 y 2016, pues los niveles de recaudación por otras vías siguen siendo magros. A esto, el gobierno y el Congreso han respondido con una vieja estrategia del priismo que nos ha llevado a crisis catastróficas: pedir más dinero, endeudarse más, gastar a manos llenas, pero sin aplicar austeridad en el aparato burocrático ni invertir con seriedad en proyectos que generen empleos y riquezas. La prueba es que los “grandes” planes de infraestructura en el país siguen parados y a más de dos años de iniciar la administración se mantienen sólo como bocetos y bajo sospecha.
La mejora paulatina de la economía en Estados Unidos también le ha puesto presión a la mexicana. Entre los menores precios del crudo y el bienestar estadounidense, la paridad peso-dólar rebasó en los últimos días la barrera de los 15 pesos, cuando el 1 de diciembre de 2012, cuando Peña Nieto asumió la Presidencia, la cotización se situaba en 12.73 por dólar.
En el transcurso de 2014, la moneda mexicana perdió 10 por ciento de su valor frente a la divisa verde. Pero ante este escenarios, sólo el Banco de México (Banxico) ha dado la cara, pues el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Luis Videgaray Caso, como ha venido haciendo en todos estos meses, no ha ofrecido una explicación puntual de qué es lo que realmente pasa en las finanzas mexicanas.
Por el contrario, Videgaray Caso, quien fuera nombrado como el “Ministro de Finanzas del Año” 2013, por una revista desconocida, es ahora acusado de tener una casa con valor de 7.5 millones de pesos del Grupo Higa, el consorcio propiedad de Juan Armando Hinojosa Cantú, un empresario que fue ampliamente favorecido con contratos de miles de millones de pesos en el sexenio de Peña en el Estado de México, y que ahora, en los dos primeros años en la Presidencia ya acumula proyectos del los gobiernos federal y otros estatales por más de 40 mil millones de pesos.
Hinojosa Cantú es el mismo que ayudó a Angélica Rivera Hurtado, esposa del Presidente, a adquirir una lujosa vivienda de 86 millones de pesos en la zona de las Lomas de Chapultepec, en el Distrito Federal. También fue parte del consorcio ganador del Tren México-Querétaro, licitación que fue sorpresivamente revocada por el mandatario mexicano, luego de desatar una serie de dudas a nivel nacional e internacional por el favoritismo hacia empresarios ligados al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al propio Jefe del Ejecutivo federal.
Todo esto: una devaluación del dólar, de la economía, de la relación de la sociedad con el gobierno federal, de las instituciones –especialmente de las de la procuración de justicia– y la de la credibilidad del Presidente y sus hombres más cercanos, han hundido la imagen del país a niveles no vistos hace ya muchas décadas.
No son pocos los retos que el Primer Mandatario y su equipo tienen si quieren enderezar el barco, pero también son pocas las esperanzas de que lo logres pues, hasta ahora, han gobernado sin voluntad política para escuchar los reclamos sociales, con estrategias en diferentes ámbitos que se les han caído a pedazos y con la sombra de la corrupción y la falta de transparencia encima.
Los cambios de planes y de funcionarios en el gobierno deben venir ya y ser efectivos, pues la devaluación en todos los sectores avanza y han convertido a México en un país más injusto para la mayoría de sus habitantes y en uno donde se gobierna sólo para algunos cuantos, anteponiendo los intereses de un puñado de políticos y empresarios, por encima de millones que ahora son una mayoría que vive marginado y, además, a merced de delincuentes: los que dirigen las instituciones y los que lideran las bandas del crimen organizado.