Honduras: Medios, manipulación y dominación – Por Ricardo Arturo Salgado
Aunque existe una incipiente consciencia de la terrible manipulación de la agenda política cotidiana, lo que llega como visión de las cosas normalmente tiende a desmontar toda opción de organización popular.
En la situación actual, como hemos mencionado muchas veces, el país esta sumido en una crisis económica sin precedentes, con poca capacidad de respuesta de los movimientos sociales, que han sido víctimas de fuertes ofensivas y represión de parte del Estado pos golpista desde 2010 cuando virtualmente se redujo a cero la organización magisterial, el más fuerte grupo gremial en esta nación, donde el sector organizado de los trabajadores apenas alcanza a agrupar al 6% de la población en edad de trabajar.
Una de las dificultades más grandes ha sido, posiblemente, dimensionar, determinar con sentido de limite, el tamaño del enemigo, que incluye las fuerzas más reaccionarias del continente y orquestadas desde el imperio terrorista de Estados Unidos. La falta de un análisis crítico ha tendido a llevar a una visión histórica de las cosas, lo que permite mucha facilidad a la derecha para “jugar sola” en la creación de coyunturas y crisis, que ella provoca y soluciona.
Desafortunadamente, muchas veces los dirigentes reaccionan en la vía equivocada, y caen fácilmente en la agenda que la oligarquía dispone, a través de los medios de comunicación. Llegamos al punto donde nos defendemos absurdamente como un tipo ciego y sordo, armado de una espada y cuya única posible salvación queda en el instinto. Todavía no alcanzamos un punto en el que nuestro debate salga de la argumentación dogmática, y mantenemos a pie juntillas que esto o aquello se explica por la lucha de clases sin saber cómo nuestra situación cabe en un molde que no terminamos de entender.
De este modo, el tema de la reelección presidencial ha golpeado más fuerte al Partido LIBRE que al propio Partido de Gobierno. Sin entender bien que es la ideología, se mantiene en una discusión estéril sobre lo que vendría a ser el capitalismo de estado, y cuando se trata de la visión discusión politica olvida por completo la filosofía de la praxis y cae en el más burdo pragmatismo que en muchos dirigentes llega descaradamente al oportunismo. Además, se hace uso permanente del chisme y el clientelismo para atizar fuegos entre los dirigentes de base, dirigidos a minar las capacidades colectivas y favorecer intereses individuales.
La lógica absurda de que ser oposición significa lo mismo que mantener equilibrios de poder con la derecha (igual que lo ha hecho el bipartidismo) muestra una ignorancia total sobre la correlación de fuerzas que se da, especialmente en el Congreso Nacional. La acumulación de fuerzas se ve limitada por la miopía con la concibe el trabajo organizativo, reduciendo a criterios propios de ONG la movilización popular; una convocatoria al mes, sin que medie el trabajo diario de cuadros políticos bien formados no traerá nunca como resultado un avance, al contrario, es muy posible que desgaste inútilmente las escasas capacidades existentes.
Parece que nadie puede darse cuenta de que bajo la correlación actual de las fuerzas políticas, Juan Orlando Hernández, no necesita de nadie para mantenerse por largo rato en el poder. Mientras tanto, la agenda neoliberal avanza inmisericorde, y ahora mismo se discute el presupuesto del año 2015, luego de haber firmado un acuerdo stand by con el FMI que amarra las finanzas del Estado hasta el 2017.
Los medios de comunicación, normalmente herméticamente cerrados contra el Partido LIBRE, son los encargados de llevar hasta la población en forma de noticias y análisis todo esto, sin que aún se avance en la respuesta entre el pueblo, que muy posiblemente solo será posible aumentando el trabajo de calle, a diario, casa por casa, para desmentir y desmontar los shows que aquí nos muestran cada día como el fin del mundo. No existe un solo día en que no aparezca en algún medio la gran noticia de que “el partido LIBRE se destruye”, mientras a nadie le han dicho las horrible consecuencias de la firma del acuerdo con los halcones del FMI.
Vagamente se ha hablado de que habrá siete mil empleados públicos despedidos en diciembre, y que las tarifas de energía eléctrica aumentaran cada tres meses. No se habla con claridad de que el acuerdo incluye la eliminación de controles del Banco Central sobre los Bancos Privados, especialmente en el tema de la política cambiaria, que ya está dando resultados terribles, visibles en el campo de las medicinas, en el que cada semana los precios son más altos, en un país donde no hay medicamentos en el sector público de salud.
La sola eliminación de controles a la banca privada traerá graves problemas a la economía nacional, pero también desequilibrara aún más la situación de los usuarios de los servicios bancarios que hoy por hoy arrollan a la población, empobreciendo a la clase media, y con Bancos de todo tipo con reglas arbitrarias y con la capacidad de su Asociación Hondureña de Banca y Seguros (AHIBA), de definir el futuro de cada hondureño mediante las tristemente célebres centrales de riesgo (oficinas privadas que controlan el historial de cada hondureño con capacidad de compra). El mercado del dinero a sus anchas, y sin ningún control!!
Es tan absurda la discusión nacional planteada en los medios que el Partido Liberal (o su cúpula) se asoció en el Congreso Nacional con el Partido de Gobierno para frenar la posibilidad de un escenario adverso en el legislativo, la excusa fue que ellos hacían un sacrifico por la gobernabilidad del país, y que a cambio habían obtenido que se mantuvieran los precios de la canasta básica de alimentos. Esto se dijo hasta la saciedad, y, sin embargo, la canasta si subió a un ritmo acelerado, y la funesta asociación bipartidista aprobó leyes lesivas a Honduras en cantidades inéditas.
Esa misma cúpula Liberal hoy se rasga las vestiduras y trata de plantearse heroica por defender la constitución contra la reelección, mientras vota a favor del presupuesto de Juan Orlando Hernández. Y a esta historia se suma el Partido Anticorrupción, una mixtura de derecha destinada a amortiguar el descontento electoral de la población contra el bipartidismo, que hoy ya comparte el control de instituciones (o lo que sean).
En ninguna parte de la parte más pobre del mundo había tenido más éxito la implementación de regímenes neoliberales que en Honduras; incluso el Chile de Pinochet que acogió en su seno a los más relevantes miembros de la escuela de Chicago, Milton Friedman incluido, se logró llegar a la destrucción de las bases del Estado Nación sin que el pueblo se diera cuenta, y con un aparato de impunidad tan grande y efectivo.
El uso de la violencia como agente de dominación ha sido apoyado de una forma determinante por los medios de comunicación que producen por cientos los argumentos ideológicos de sometimiento y generan matrices de opinión publica que sirven bien el propósito de reproducir el cada día más virulento neoliberalismo. Mientras la izquierda aun discute si las fuerzas productivas han alcanzado el desarrollo necesario para avanzar hacia la lucha contra hegemónica, aunque el sacrosanto mercado ya llevo a este país a su máximo nivel de desarrollo de los medios de producción.
En definitiva, existe una enorme distancia entre la gigantesca capacidad de manipular que tienen los medios e imponer la ideología dominante, y la habilidad nuestra de entender la realidad que, generalmente, abordamos como si nos tocara volver a descubrir el fuego cada vez que amanece.
En Honduras se produjo un Golpe de Estado Militar en 2009, que desterró al presidente, a su canciller, pero que, sobre todo, destruyo la minúscula institucionalidad existente. Hoy no existe ley, no existe constitución, solo existe la impunidad absoluta de quienes dieron aquel golpe de Estado. La reelección no es un tema en si, porque ella no es equivalente al continuismo. Importa construir una sociedad nueva, diferente, luchar contra la desigualdad, desmontar los horrores del neoliberalismo, terminar la agonía de la violencia y la manipulación mediática. Lo que sí es un tema es la Asamblea Nacional Constituyente.
*Periodista hondureño, investigador social, militante de la Resistencia Hondureña, y Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Libertad y Refundacion, LIBRE de Honduras