Colin Powell, ex general estadounidense: «Habrá que dar a las Farc un lugar en la sociedad»

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Por Fidel Cano Correa y Luis Carlos Vélez

¿Reducir el Ejército? No es de descartar. ¿Aceptar excombatientes en él? No lo prohibiría. ¿Acción afirmativa en las fuerzas? Sí. En conversatorio con directores de El Espectador y Caracol TV, el general (r) estadounidense mandó muchos mensajes.

¿Cuál es su percepción del proceso de paz colombiano?

La ventaja es que ahora están negociando desde una posición de poder, no como iguales, y no se debe desaprovechar esa oportunidad. Las guerras siempre deben tener un final, y muchas veces no terminan con una victoria completa sobre el enemigo. Ustedes usaron la fuerza dura que los trajo a este punto, y ahora están en posición de usar la fuerza suave para llevar el conflicto a su final.

Hay quienes piensan que se debió golpear más duro a las Farc antes de negociar. ¿Dónde trazar esa línea?

Depende de cada país y de cada situación. Tanto el presidente Santos como el expresidente Uribe son mis amigos y no me voy a meter en medio (risas).

¿Qué diría de negociar un Plan Colombia para el posconflicto?

Lo apoyaría. No podemos simplemente acompañar el final del conflicto y luego despedirnos. Se va a requerir inversión y apoyo de los amigos, y Estados Unidos lo es. Esperaría que el Plan Colombia continuara, con una variación, para ayudar al proceso de reintegración. Pero deben entender que la inversión real no vendrá de la ayuda internacional, sino de gente que quiera invertir en su país porque encuentra un sistema judicial fiable, con paz y seguridad. De manera que les diría a mis amigos en el Congreso: “Mantengan el apoyo a los colombianos, pero sobre todo para que creen las condiciones que les permitan atraer capitales a su país”.

El Ejército colombiano jamás ha tenido un general afrocolombiano. ¿Cree que deberían implementarse políticas de diversidad racial?

En el Ejército estadounidense encontramos que era importante tener altos oficiales de color —negros, hispanos, asiáticos—, porque así era como lucía nuestra tropa. Pero no fue fácil. En 1948, Roosevelt dijo “no más segregación en las Fuerzas Armadas”. Pero tuvieron que pasar otros seis años para que eso pasara. Cuatro años después, cuando entré al Ejército, ya era la institución más progresiva en la sociedad estadounidense. Recuerdo que mis primeros instructores me decían: “No queremos oír historias de que usted es negro y es hijo de inmigrantes y creció en la pobreza de Harlem. Lo que nos importa es su desempeño, y si se desempeña bien, va a ascender”. Y así fue. Pero descubrimos que muchos no habían ascendido por un sesgo racial al comienzo de sus carreras, de manera que instruimos a nuestros consejos de promoción para que ignoraran esos reportes y comenzaran a promocionar con base en los récords desde ese momento. Uno no diversifica sus fuerzas militares simplemente permitiendo que suceda; se tiene que actuar por medio de acciones afirmativas.

Después de los avances que ha tenido Colombia en seguridad, ¿un acuerdo con las Farc será marginal?

El único acuerdo final que funcionará es uno que tenga garantías y consecuencias asociadas si no se cumple con lo acordado. El acuerdo no sólo debe poder implementarse sino además administrarse y supervisarse en el tiempo. Las Farc están en una situación de debilidad y eso le permite al Gobierno negociar desde una mejor posición para llegar al acuerdo correcto. Pero no uno que busque destruirlas y tirarlas al océano, sino uno que les dé la oportunidad de reintegrarse a la sociedad de una manera sensata. Hay que encontrar la forma de darles a los miembros de las Farc la seguridad de que tienen un lugar en la sociedad.

Se habla de la posible integración de los excombatientes en las fuerzas estatales. ¿Qué opina?

El desarme es un asunto problemático, tiene que haber garantías de que es real y completo. Pero si los miembros de las Farc demuestran lealtad con su país y su deseo de integrarse al Ejército colombiano, no se debería prohibir. Si vamos a pensar en una sola Colombia, todos los colombianos deben estar en el mismo tono, trabajando por mejorar la situación de todos los colombianos. Van a tener que pasar ese puente, y puede tomar años.

Las fuerzas temen que se reduzca el Ejército. ¿Qué les diría?

Los felicitaría por la valentía que han demostrado todos estos años y las pérdidas que han sufrido. Pero les diría: este conflicto ha terminado, y ahora el Ejército debe estar diseñado de una manera diferente para nuevos retos y debe reducirse. O quizás su gobierno decida que no, que es mejor mantenerlo igual. Reduje el Ejército cuando acabó la Guerra Fría, antes de que el Congreso lo hiciera por mí. Pero teníamos una sociedad que quería ayudar, había oportunidades, empleo y educación para ellos. Hay que planearlo todo.

¿La formación militar permite ver más allá de buenos y malos?

En una guerra, uno siempre piensa que es bueno y los otros malos. Pero permítanme darles un hermoso ejemplo de mi país. La peor guerra que hemos enfrentado fue la Guerra Civil, y era entre hermanos. Cuando comenzó a ceder y fue claro que la Unión iba a ganar, al presidente Lincoln llegó el punto de decidir qué hacer con el Sur. Entonces habló de reconciliación y de que cada quien había peleado por lo que creía, pero ahora debíamos ser otra vez esa nación “de la gente, por la gente y para la gente”. No dijo la gente del Norte, ni la del Sur, sino toda la gente. Dijo: vamos a sanar las heridas y vamos a avanzar como una sola nación. Ustedes van a tener que encontrar su propia manera de volver a ser una sola nación. Y un día todo esto de hoy será historia.

El Espectador

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