En encuentro con fuerzas progresistas, Correa resalta la integración regional
La Patria Grande ya no es un sueño de nuestros libertadores sino la única forma de conseguir la independencia, es una necesidad de supervivencia, dijo este lunes el presidente ecuatoriano Rafael Correa en su conferencia magistral que inauguró el Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP), que se desarrolla en Quito.
“La Patria Grande ya no es solo un sueño de nuestros libertadores sino la única forma de conseguir nuestra segunda y definitiva independencia. El mundo del futuro será un mundo de bloques, la integración es una necesidad de supervivencia”, señaló el mandatario en el acto desarrollado en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, al que asisten más de 100 delegados de 30 países del mundo.
Durante su ponencia, el mandatario destacó el permanente ataque bajo el que están los gobiernos progresistas de la región por parte de fuerzas coaligadas para provocar una restauración conservadora que, a decir de Correa, intenta acabar con los logros obtenidos por estos gobiernos.
“Todo puede ser revertido en América Latina. Las fuerzas de la derecha están recuperadas del golpe que significó la emergencia de gobiernos progresistas, tienen apoyo nacional en internacional. Han refinado sus procedimientos y su estrategia es la de provocar golpes blandos. Compañeros, se vienen tiempos duros, hay una restauración conservadora en marcha, que financia a desestabilizadores, que cuenta con organismos como la CIDH, feroz enemiga de los gobiernos progresistas”, alertó.
Correa destacó la urgencia de la unidad de los países de la región para lograr derrotar la embestida de empresas transnacionales que han atacado a los gobiernos progresistas. “Con la sola unidad de Unasur seríamos la cuarta economía más grande del mundo. Dentro de Unasur las posibilidades son ilimitadas, debemos armar el Banco del Sur y los Fondos de Reservas del Sur, es absurdo comerciar en una moneda extra regional. Otra de nuestras propuestas es crear un centro de arbitraje de Suramérica, separados serán las transnacionales serán las que nos pongan condiciones, unidos seremos nosotros quienes pongamos las condiciones al capital extranjero”, destacó el jefe de Estado.
El mandatario también abordó temas como soberanía e integración regional, los procesos revolucionarios frente a la desestabilización, lucha contra el capital financiero, izquierda en el poder, fenómeno del neogolpismo.
“La restauración conservadora existe, está en marcha y la mejor forma de derrotarla es con la unión. Este encuentro debe convertirse en una plataforma para que la izquierda latinoamericana tenga una agenda común en el corto, mediano y largo plazo. Debemos pasar de ser receptores a ser generadores de conocimiento. Los países que no generen conocimiento serán cada vez más dependientes, serán cada vez más colonia. Los europeos deberán explicar a sus hijos por qué se unieron pero nosotros tendremos que explicarles a los nuestros por qué nos demoramos tanto”, sentenció.
Tras mostrar las diferencias del que llamó socialismo del Buen Vivir con el tradicional, Rafael Correa denunció las nuevas formas de dependencia de Suramérica y el neocolonialismo de las potencias hegemónicas.
“El socialismo del siglo XXI se funde en la conjunción de varios socialismos como el de Zapata, Mariátegui, el de la iglesia progresista, también las del socialismo tradicional. Todos confluyen en la idea de poner a la sociedad humana sobre los mercados, negar los mercados es un error. El mercado es un gran siervo pero un pésimo amo”, concluyó el jefe de Estado.
Proponen en Ecuador crear centro de estudios estratégicos para la seguridad continental
La abogada, periodista e investigadora estadounidense-venezolana Eva Golinger propuso este lunes la creación de un centro de estudios estratégicos para la protección y defensa de las Revoluciones de América Latina frente a «estrategias y actores» del injerencismo en la región, durante un foro en esta capital.
“Es necesario un frente unido para combatirlos; es importante estudiarlos y entenderlos para desarrollar mecanismos de defensa y contraofensiva”, afirmó en el Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP), convocado por el oficialista Movimiento Alianza PAIS, de Ecuador.
Golinger, autora de “El Código Chávez”, entre otros, argumentó su propuesta al señalar las estrategias de subversión están dirigidas contra los «gobiernos izquierdistas y progresistas, o donde existen recursos naturales estratégicos y en los que sus gobernantes no se subordinan a poderosos intereses».
Expuso que los diferentes actores, estrategias y acciones como las que han afectado a Venezuela, se han replicado en países como Bolivia y Ecuador, ante la consolidación de los procesos revolucionarios de la región, donde se han reportado cinco golpes de Estado, algunos intentos fracasados y otros con éxito.
Indicó que mientras los movimientos revolucionarios se iban creciendo, consolidando y expandiendo en Latinoamérica a fines del siglo XX, desde los grupos de poder de la derecha imperial los contemplaban y evaluaban cómo sobreponerse a los fracasos en sus pretendidos golpes tradicionales, tras la intentona fallida de 2002 en Venezuela.
Explicó que a partir de que pueblo venezolano derrotó el golpe financiero, militar, político y mediático, organizado desde la potencia más poderosa del mundo, comenzaron a desarrollar una nueva estrategia, en la cual le apuestan a la llamada sociedad civil, lo que a, su juicio, es “una prioridad en la política de defensa y seguridad de Estados Unidos, además de su política exterior”.
Golinger manifestó que la nueva táctica parte de tres ejes (el militar, diplomático y el financiamiento), a partir de una doctrina de contrainsurgencia, establecida desde 2009 en Washington entre el Pentágono, el Departamento de Estado y la agencia de cooperación para el desarrollo, conocida por sus siglas en inglés, USAID.
Alertó que precisamente la sociedad civil está en la mira de la llamada «contrainsurgencia» de USAID, «que en realidad es subversión», en su objetivo de otorgar financiamiento para las Organizaciones No Gubernamentales, dirigidas en especial a los grupos de jóvenes, a quien insertan en talleres y medios de comunicación para intentar desestabilizar los países de la región «y destruir un gobierno, un proceso revolucionario».
“Este dinero tiene una agenda atrás y no es incondicional; es un dinero que está socavando a los procesos que estamos intentando construir para lograr el buen vivir, la justicia social en todos sus sentidos”, afirmó.
Explicó que la política de Estado diseñada por el imperialismo estadounidense es de dominación, lo cual sucedió hasta fines del siglo XX en América Latina, pero como su doctrina Monroe (de América para los americanos) ha sido modificada, comienzan a desarrollar sus planes de “contrainsurgencia”.
“El gran ideólogo estadounidense Henry Kissinger decía en los años 70 (del siglo pasado) que si Estados Unidos no puede control a América Latina, cómo podrá controlar al mundo”, comentó Golinger, para quien ello explica la política imperial desde su creación y la necesidad de un «frente unido» continental para frenar esa escalada y continuar la construcción de la soberanía regional.
“Este es un momento fundamental de una consolidación profunda de los procesos revolucionarios de Latinoamérica, pero hay debilidades y hay repotenciación de la derecha, de las potencias extranjeras, de los intereses de Estados Unidos y de sus aliados europeos”, aseveró.