Argentina: 40 años del crimen del intelectual revolucionario Silvio frondizi
Se cumplen cuarenta años del doble crimen del intelectual revolucionario, fundador de Praxis y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y dirigente del Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS), Silvio Frondizi, a manos de la Triple A.
Un típico asesinato de estos escuadrones de la muerte que en ese septiembre de 1974 se cobró la vida de más de una decena de militantes del campo popular.
Fue un doble crimen, porque ese día la Triple A mató a su yerno, Luis Mendiburu, que intentó impedir su secuestro.
Mendiburu era ingeniero y militante de la Juventud Universitaria Peronista, trabajaba en la Universidad Tecnológica Nacional de la avenida Medrano, donde fundó la primera cátedra-taller del país sobre condiciones y medio ambiente del trabajo.
Lo matan frente a la vivienda de la entonces calle Cangallo 4474, hoy Perón, en el barrio porteño de Almagro.
A golpes y empujones, una patota de la Triple A sube a Silvio Frondizi en uno de los tres autos que formó parte del operativo, y a las 14.20, lo fusilan en los bosques de Ezeiza.
Un vulgar comunicado lo reivindicó así: «Sepa el pueblo argentino que a las 14.20 horas fue ajusticiado el disfrazado número uno, Silvio Frondizi, traidor de los traidores».
Su sobrino, el dirigente de ATE-Capital, Marcelo «Nono» Frondizi, recordó en diálogo con Télam que ni bien se enteró del crimen, con unos familiares fue a reconocer el cadáver en el Destacamento Güemes de la policía en la avenida General Paz.
«Fue impresionante, porque tenía casi todos los tiros en la cara y en el pecho», describió.
Los Frondizi eran 14 hermanos, dos de ellos también se destacaron en la vida política y académica: Arturo fue presidente de la Nación entre 1958 y 1962, mientras que Risieri fue rector de la Universidad de Buenos Aires y durante su gestión se impulsó la construcción de la Ciudad Universitaria y se fundó Eudeba, la Editorial Universitaria de Buenos Aires, la mayor de su tipo en el país.
El grupo Praxis de Silvio Frondizi y el MIR, constituidos a fines de la década del ’50, formaron a medio centenar de cuadros políticos que nutrieron la izquierda y se insertaron en la comunidad académica.
En cambio, el FAS era un frente de masas más amplio que el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Estaba constituido por cristianos de base, peronistas revolucionarios, organizaciones sindicales de base, estudiantes universitarios y pueblos originarios.
Silvio Frondizi fue un intelectual de prestigio no sólo en la Argentina sino también en toda Latinoamérica. Abogado, defensor de presos políticos y profesor universitario de filosofía, ciencias económicas y ciencias sociales. Autor de una vasta obra que abarcaba desde análisis sobre la realidad argentina, pasando por la revolución cubana hasta novedosos planteos sobre teorías políticas contemporáneas.
«Ante todo era un hombre de coraje», lo definió sucintamente hoy su sobrino y dirigente estatal.
Luego relató una anédocta para reforzar esta valoración sobre su tío. Se refiere a la que se conoció como la Masacre de Capilla del Rosario cuando en agosto de 1974 fueron fusilados ilegalmente dieciséis guerrilleros tras un ataque frustrado del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en la provincia de Catamarca.
«Cuando Silvio y Manuel Gallero se presentaron para reconocer los cadáveres y averiguar si había sobrevivientes, son atendidos por (el ex general del Ejército) Antonio Domingo Bussi, quien en forma agresiva los interpela: «¿Quiénes son ustedes, señores»?
– «Somos los abogados defensores de los presos o sobrevivientes», responde Silvio.
– «Bueno, entonces, desnúdense señores», los vuelve a provocar Bussi.
– «Yo me llamo Silvio Frondizi y no me desnudo», dice.
Se miraron fijamente a los ojos y a los pocos segundos corta el silencio Bussi: «Bueno, pase doctor».
«Ese era Silvio Frondizi», rememoró orgulloso su sobrino.
Para Marcelo «Nono» Frondizi, su tío era un personaje paradigmático, un marxista crítico del stalinismo y, si bien nunca se reivindicó trotskista, reconocía a León Trotsky, igual que a Lenin, como un intelectual y revolucionario de fuste.
No definió al peronismo como un movimiento nazi-fascista, tal cual lo hizo el Partido Comunista Argentino.
«Para nosotros, el peronismo ha sido la tentativa más importante y la única de realización de la revolución democrático-burguesa en la Argentina, cuyo fracaso se debe a la incapacidad de la burguesía nacional para cumplir con dicha tarea», escribió una vez.
Silvio Frondizi y Luis Mendiburu fueron velados en la UTN de la avenida Medrano, adonde asistió una multitud que incluyó a su hermano y ex presidente de la Nación, Arturo Frondizi.
Esa multitud marchó después hacia el cementerio de la Chacarita, pero al llegar a la intersección de las avenidas Córdoba y Estado de Israel, el cortejo es detenido por la policía.
Varios familiares, entre ellos Risieri, se acercan para consultar a los agentes el motivo de la intervención policial, quienes la atribuyen a las banderas políticas que portaban los manifestantes.
Sin mediar palabras y de improviso se desató una violenta represión que termina con el secuestro de los féretros por parte de la policía.
Marcelo «Nono» Frondizi contó que la marcha se reagrupa más tarde y en la Chacarita reclama la devolución de los féretros.
«Tuvimos la suerte que el intendente del cementerio era (el dirigente sindical combativo) Sebastián Borro, quien le dice a la policía que él era el intendente y que iba a acompañar personalmente a los familiares hasta la bóveda para que puedan depositar los cajones, y así sucedió», completó.
Ricardo Napurí, a 40 años del asesinato de Frondizi: “Silvio me sacó de la prisión”
El dirigente socialista revolucionario Ricardo Napurí nos contó su relación con Silvio Frondizi, fundador del grupo marxista Praxis, en un nuevo aniversario de su asesinato a manos de la Triple A, en septiembre de 1974.
Napurí llegó a la Argentina luego de haberse negado a reprimir una rebelión en Perú. Expulsado de de la Fuerza Aérea de su país, terminó recalando en Argentina. Entrevistado por el programa Otras Voces, Otras Propuestas nos comentó que convenció al Che Guevara para que invitara a Silvio Frondizi a viajar a Cuba para conocer el proceso de la revolución cubana, ya que entendía que podía aportarle elementos teóricos “para que ese proceso pudiera seguir un rumbo hacia posiciones socialistas”. Además, contó «casi como primicia», que Frondizi, Ernesto Guevara y John William Cooke se reunieron en Cuba en los primeros años de la revolución.
«A fines de 1948 era un joven aviador militar que me negué a reprimir la rebelión de la izquierda del Partido Aprista en Perú. Eso significaba la matanza de algunos centenares de personas porque se había levantado toda la armada del país, algunos cuarteles. Era una rebelión de militantes apristas y de los militares insurrectos. En la medida que yo me negué a bombardear, me aplicaron la obediencia debida, me juzgaron y me expulsaron de la Fuerza Aérea y del país. Recalé, así, en la Argentina, y a los tres días de haber llegado Cipriano Lombilla y José Faustino Amoresano, dos torturadores conocidos de la Sección Especial de la Policía Federal me tomaron preso, seguramente por este problema del sistema de vasos comunicantes de los servicios de inteligencia, que operan, incluso, al margen de los gobiernos.
Estuve preso ahí, y Silvio Frondizi —para hacerlo concreto— me sacó de la prisión. Al salir de la prisión e ir a agradecerle, Silvio me pidió que yo le explicara las condiciones, el proceso de mi vida personal. Se dio cuenta de que yo no tenía formación política alguna, que había hecho el acto de no matar ciudadanos por razones humanitarias y no políticas.
Me explicó qué cosa era Praxis, cuáles eran sus objetivos, y me invitó a pertenecer a él. A partir de ese momento, en enero me incorporé al grupo, en las condiciones de ser prácticamente un analfabeto político, sin cultura política mayor, pero integrado a un grupo que procesaba ya una experiencia importante. Silvio era maestro universitario, había evolucionado del liberalismo crítico al marxismo, tenía a Marcos Kaplan como ayudante, otros intelectuales, y más o menos una esfera de influencia cultural.
Pero ahora se trataba, según él, de un proyecto político que tenía como eje una especie de síntesis a partir de la realidad americana entre el trotskismo y el stalinismo», comenzó contando Napurí.
—OVOP: Por lo que tengo entendido, Frondizi cuestionaba tanto al stalinismo como al trotskismo y al peronismo.
—RN: Con el peronismo era otro problema, porque en la realidad argentina, el libro que él editó en 1955, se hace un análisis del proceso histórico. Silvio Frondizi, con una teoría que él llamó la interacción mundial del capitalismo, dedujo que en la época de la interacción, que ahora se llama globalización o mundialización, las burguesías nacionales ya no tenían la capacidad, como predecían la historia y la teoría, de oponerse a la opresión nacional, o sea a la colonización.
Si la Tercera Internacional en la época de Lenin y Trotski planteó la posibilidad que sectores de la burguesía encabezaran luchas de emancipación nacional contra la opresión nacional, o sea, contra los colonizadores, Frondizi decía que en la época de la integración, las burguesías, que habían nacido enanas y eran tomadas por el capital extranjero, no estaban en condiciones de dirigir o procesar su propia revolución democrático-burguesa, que tenía como eje la emancipación nacional, la unidad nacional, la reforma agraria, es decir, todas las tareas democráticas incumplidas.
Con esa posición, Silvio entró a analizar el nacionalismo en América Latina, y particularmente en el peronismo. Por eso es que él fue atacado por el Partido Comunista, que en ese momento sostenía lo contrario, que las burguesías iban a realizar la revolución democrático-burguesa, y con el nacionalismo emergente a través del peronismo, por ejemplo Abelardo Ramos, que venía del trotskismo, Puiggrós, que venía del stalinismo; John William Cooke después; Galasso, y otros, sostenían que la burguesía era capaz de cumplir estas tareas históricas. Y el peronismo era esa fuerza nacional capaz de hacerlo.
Frondizi tiene una posición diferente a las otras organizaciones. Ya sabemos cómo un sector, a través de la Unidad Democrática, se opone al peronismo siguiendo las instrucciones del imperialismo norteamericano. Pero otros sectores, tanto nacionalistas como el incipiente trotskismo, analizaban diferentes posiciones al nacionalismo peronista y al hecho que hubo un coronel surgido de las Fuerzas Armas que encabezaba un movimiento de masas que colisionaba con el imperialismo y con la burguesía de carácter oligárquico en el país, sentando las bases de una nueva etapa del país.
Frondizi asume la oposición pedagógica, es el primero prácticamente que lo caracteriza como un régimen nacionalista burgués radical de carácter bonapartista, a diferencia de otros que demoraban en caracterizarlo.
Pero al caracterizarlo así, él hacía una distinción. Hay nacionalismos de los países centrales que son reaccionarios por opresores. Y hay un nacionalismo en los países oprimidos que es diferente, que puede ser radical, emancipador, que colisiona con el imperialismo, tratando de modificar la relación de dominación, que es antioligárquico; y los nacionalismos de derecha, que abundan a través de la dictadura.
—OVOP: Usted nombró a William Cooke y a otros dirigentes más. ¿La relación y la posición de Silvio Frondizi respecto a Roberto Santucho y al PRT (Partido Revolucionario de la Trabajadores) cuál era?
—RN: No es de la misma corriente. Tú me estás preguntando del trotskismo morenista o de las otras corrientes. Nosotros en ese entonces, al diferenciarnos del stalinismo y el trotskismo, teníamos nuestra propia vertiente. De tal manera que no éramos parte del movimiento y de la historia del trotskismo desde su nacimiento y su desarrollo.
Lo que nosotros teníamos en Praxis en ese momento era una diferencia de carácter metodológico y político. En circunstancias concretas, porque con el morenismo discrepábamos. Como tú sabes, Moreno (Nahuel, dirigente trotskista argentino) demoró casi un año en caracterizar como progresista al peronismo. Él lo caracterizó inicialmente como un movimiento totalitario. Como Frondizi lo caracterizó como nacionalista burgués o de carácter progresiva, había una colisión de ese tipo.
Pero, a su vez, había otras diferencias que ya tenían que ver con el lugar de los grupos fundacionales trotskistas que se arrogaban la continuidad del marxismo-leninismo y que nos atacaban a nosotros como una vertiente que les disputaba su espacio sin tener la autoridad para reclamarse marxista-leninista y trotskistas. De tal manera que había una coalición de otro carácter en ese sentido.
—OVOP: Usted y Silvio Frondizi en un momento coincidieron en Cuba; él se fue y usted se quedó.
—RN: Yo lo convencí al Che para que invitara a Silvio Frondizi. Porque como yo llegué muy temprano a Cuba con la madre del Che, establecí una relación y un compromiso, que después se frustró por el compromiso de ir a producir un movimiento revolucionario en Perú y otros países.
Pero cuando yo vi la orfandad teórica y las dudas en Cuba, porque durante muchos meses Cuba no definía el perfil de su orientación —bien sabemos eso porque hubo una etapa de transición— yo creí que Silvio Frondizi podía aportarle al Che los elementos teóricos necesarios para que ese proceso pudiera seguir un rumbo hacia posiciones socialistas.
Él lo invitó a Frondizi, y él después fue a Cuba. Por la brevedad de esta entrevista, yo digo que la novedad, que no se conoce, es que en ese momento estaba John William Cooke en la isla. Y los tres discutieron porque Cooke le propuso al Che que en lugar de pensar en guerrilla viniera a la Argentina para ponerse al frente de la izquierda peronista y encabezar, entonces, un proceso de otro contenido que no tenía que ver con el limitativo.
Silvio se sumó a ese proyecto, a ese esquema de proyecto. Por qué eso no caminó es una parte de la historia que no tiene por qué ser analizada en este momento, porque yo lo doy casi como primicia.
Napurí narra sus historias de vida, de lucha revolucionaria, y uno no puede más que quedarse escuchándolo con atención, como si le estuvieran leyendo un libro de historia. Y son, además, de esas historias que no aburren nunca.