Como enfrentar a los fondos buitre y el imperialismo financiero – Por Eric Toussaint
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Discurso pronunciado en el Foro Internacional en Caracas (Venezuela): «Alternativas al imperialismo financiero y los fondos buitre»
El moderador de la mesa: «Nos acompaña el Dr. Éric Toussaint proveniente de Bélgica. El Dr. Eric Toussaint nació en Namur en el año 1954. Es historiador, economista, politólogo, Dr. en Ciencias Políticas, miembro de la Comisión Presidencial de Auditoría Integral de Crédito Público (CAIC) de Ecuador, miembro del Secretariado Internacional de la IV Internacional, presidente del CADTM (Comité Internacional para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo) y profesor titular de la Universidad de Lieja (Bélgica).»
DISCURSO DE ÉRIC TOUSSAINT
Muy buenas tardes. Estoy muy contento de estar con ustedes.
Gracias a los organizadores por haberme invitado.
Voy a comenzar inmediatamente el tema, a partir de una mirada sobre los “fondos buitre”. En primer lugar diría que los “fondos buitre” son la versión extrema del capitalismo financiero. La versión extrema, es decir, que es la vanguardia y detrás están los batallones: que se llaman Goldman Sachs, Santander, J. P. Morgan, BBVA, City Bank, etc.
La sentencia del Juez Griesa intenta hacer retroceder a América Latina a la situación de final del siglo XIX y de la primera parte del siglo XX, cuando Estados Unidos tenía la posibilidad de intervenir, al igual que otros acreedores, de manera directa para forzar el pago de la deuda.
Así pues, es un desafío muy importante haber colocado en el programa, como lo hicieron los organizadores el tema en término de alternativa de la doctrina Drago |1|, efectivamente, es un elemento importante. ¿De qué se trata la Doctrina Drago? El Canciller Elías Jaua ya mencionó y subrayó el aporte de Drago en el conflicto Venezuela con los acreedores en 1902 (ver aquí).
Hay en realidad dos doctrinas: la Doctrina Drago y la Doctrina Calvo |2|, ambos eran juristas argentinos. Calvo, el primero que emitió la doctrina, dijo que los países de América Latina tenían que arreglar los litigios con extranjeros vía su jurisdicción nacional y no podían delegar a la justicia de EE.UU o de otro país dictar una sentencia sobre un litigio.
Drago, que en 1902 ejercía como ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, retomó una parte de la Doctrina Calvo, la hizo suya y añadió que no se podía utilizar la fuerza militar para exigir el pago de una deuda externa. En la época supuso todo un debate diplomático porque, por supuesto, EE.UU estaba totalmente en contra, tanto de la Doctrina Drago como de la Doctrina Calvo.
Mientras tanto, los países de América Latina en los años veinte y treinta comenzaron a adoptar e incorporar en sus Constituciones nacionales elementos de las doctrinas Drago y Calvo.
Y todo el tema de la ofensiva neoliberal desde los años ochenta por estas tierras ha sido destruir la aplicación de esa doctrina lo que hace que, por ejemplo, en la Constitución argentina está todavía claramente presente la doctrina Drago y Calvo, pero, en la práctica, a partir de la dictadura cívico-militar 1976, Argentina renuncia en los contratos de emisión de bonos de deudas a su soberanía y a su inmunidad. Y desde entonces delega a la justicia de EE.UU la posibilidad de dictar sentencia.
Lo que está ocurriendo con el juez Griesa claro que debemos condenarlo. Tenemos que condenar esa injerencia de EE.UU y del juez en asuntos de Argentina, pero para enfrentar esta injerencia es necesario para los países de América Latina volver a poner en la práctica las doctrinas Calvo y Drago. Es decir, cuando los países de América Latina emiten bonos deben colocar en el contrato que en caso de litigio es la justicia local, la justicia nacional, la que tiene que dictar sentencia.
Esto es fundamental, sería un primer paso para enfrentar la situación actual y evitar una extensión de la ofensiva tipo Griesa contra otros países de América Latina.
Creo también que, hablando de alternativas es importante convencer a otros países de América Latina acerca de seguir el camino elegido por Bolivia, Venezuela y Ecuador, que decidieron salir del tribunal del Banco Mundial |3|.
Estos tres gobiernos, comenzando por Bolivia, que toma esa decisión en 2008, decidieron renunciar a su participación como parte del tribunal del Banco Mundial sobre litigios en materia de inversiones.
Y sería muy bueno para América Latina que un país como Argentina tomara esa misma decisión. Brasil había tomado esa decisión antes, ya que no reconoce la competencia del CIADI. Quizá Brasil es de los países de América Latina que, por tradición como superpotencia regional, es la que afirma más su soberanía y firma pocos tratados que deleguen su soberanía a otras jurisdicciones.
Pero más allá de esto… como lo subrayó Luis Bilbao, abordar la problemática de los “fondos buitre” nos obliga a volver sobre el tema de la deuda externa. Una deuda externa que en gran parte es deuda ilegítima.
Una parte de la deuda contratada que paga hoy Argentina es una herencia de la deuda contratada por la Junta militar entre 1976-1983…. Es una herencia de la deuda contratada por Carlos Menem en los años noventa, cuando implementó una política neoliberal brutal.
Es una herencia del Megacanje organizado por Domingo Cavallo en el año 2001 cuando era ministro de Economía del gobierno de De La Rúa… que cayó bajo la presión de la calle….”de la rúa” en diciembre 2001.
Qué hizo el presidente Rodríguez Saa, presidente durante una semana, la última semana de diciembre 2001: decide una suspensión unilateral del pago de la deuda, manifestando (si mal no recuerdo) que: “mientras no haya pleno empleo en el país, suspendo el pago de la deuda”.
Se suspendió el pago de una deuda comercial por unos 90 mil millones dólares durante el período que va de 2001 a 2005. Gracias a esto Argentina logró recuperar el nivel económico y, aprovechando el aumento de los precios de sus exportaciones, a partir de 2003, pudo invertir en desarrollo económico y tener una verdadera recuperación.
Hubo entonces la reestructuración de deuda, a partir de 2005, a través de la cual Argentina realizó un canje de deuda, logrando con ello una quita importante de ésta pero, al mismo tiempo, aceptó reconducir la delegación de la jurisdicción y la renuncia a la soberanía, y aceptar la inmunidad en los nuevos contratos. Y, luego en el 2010 reabrió el canje de deuda, con iguales características.
Entonces, claro, denunciamos a los “fondos buitre”. Pero hay que darse cuenta que si nosotros mismos cometemos errores, los enemigos van a aprovecharse de esos errores. Pueden apoyarse en estos errores de estrategia o de táctica para imponer, en la práctica, sus intereses.
Quiero volver al tema de la deuda, ya que se convierte, nuevamente, en un poderoso instrumento para tratar de subordinar a los pueblos de América Latina. Que va ser un instrumento en los años venideros para tratar de obligar a volver a políticas neoliberales como se está haciendo en Europa. El lugar de donde vengo y que hoy en día es el epicentro de la ofensiva del capital contra el trabajo; de los acreedores contra los deudores.
Creo no es descartable una nueva crisis de la deuda externa en los años venideros, que puede afectar a América Latina por dos razones: EE.UU va a aumentar la tasa de interés a nivel internacional Es ya una decisión, lo anunció. Lo hace por etapas y, si bien todavía la tasa de interés es muy baja, el aumento va a venir en los próximos meses y años, es absolutamente claro. Y el otro tema es la reducción de los precios de las materias primas. Eso también es una posibilidad para el futuro. Si coincide un aumento de la tasa de interés internacional y una baja en los precios de las exportaciones de petróleo, de soja (de Argentina), de minerales, etc., otra vez América Latina puede caer en la trampa de la deuda pública soberana como ocurrió en los años ochenta. Y para salir de esto creo que hay combinar varias estrategias. Estamos aquí discutiendo alternativas.
Creo que lo que nos demuestra la historia es que, a través de actos soberanos unilaterales basados en el derecho internacional, un país puede obtener el respeto de los intereses de su pueblo.
Y eso remonta ya al siglo XIX, cuando el primer presidente de raíz indígena de América Latina, Benito Juárez, indígena zapoteca, decidió en 1861 como presidente de México suspender el pago de la deuda con Francia y Londres, lo que implicó luego una intervención militar francesa para imponer al emperador Maximiliano, que fue más tarde derrumbado por la resistencia del pueblo mexicano y la victoria de Benito Juárez. Ese emperador impuesto por Napoleón III fue ejecutado en 1867 por el ejército mexicano victorioso contra Francia.
Recordar también, porque estoy haciendo un poco de historia, que Carlos Marx escribió (en 1867) en el capítulo 31 de Libro I de El Capital lo siguiente: «la Deuda Pública, en otros términos, es la alienación del Estado ya sea despótico, Constitucional o Republicano, marca con su impronta la era capitalista. La deuda pública opera como uno de los agentes más enérgicos de la acumulación primitiva. Con las deudas públicas nace un sistema de crédito internacional que oculta a menudo una de las fuentes de la acumulación primitiva capitalista».
Volvemos de nuevo a la deuda pública, que puede transformarse en los años venideros en un instrumento de dominación.
Pero pasando al siglo XX recordar que, cuando se inició la revolución mexicana, en 1914, una de las primeras decisiones de Emiliano Zapata y Pancho Villa fue la suspensión del pago de la deuda. |4|.
México suspendió el pago entre los años 1914 y 1942 y logró imponer a los acreedores una quita de la deuda del 90% tal como existía en 1914, es decir, sin ningún interés agregado. Una victoria total que demuestra la importancia de un acto soberano unilateral frente a los acreedores.
En los años treinta, catorce países de América Latina suspendieron los pagos de su deuda externa: Cuba, en 1933; Brasil con Getulio Vargas (1933) organizó una auditoria de la deuda y logró a partir de la misma una quita de deuda a través de una reestructuración en 1943, con una quita del 60% |5|.
Y si se hace una comparación entre los países que suspendieron el pago de la deuda en los treinta y los que siguieron pagando, son los que suspendieron el pago quienes, a pesar de represalias, lograron un crecimiento más alto que los demás países.
En los últimos años, tomemos el caso de Ecuador. Formé parte de la Comisión Presidencial de Auditoría de la Deuda creada por el presidente Rafael Correa en 2007 |6|. La misma estuvo integrada por 18 personas, 12 de las cuales fueron ecuatorianos y 6 de ellas internacionales. Alejandro Olmos Gaona de Argentina, entre otros.
Esta Comisión analizó la deuda contratada por Ecuador entre 1976 y 2006 y luego de 14 meses de trabajo remitió el resultado al gobierno de Rafael Correa |7| que, en noviembre de 2008, decidió suspender el pago de manera unilateral de una parte de la deuda comercial. Tenía el dinero para pagar pero dijo: «Es una deuda ilegítima, no hay razón para pagar una deuda ilegítima» y logró imponer a los acreedores, basado en el resultado de la auditoria, una quita de 70% en junio de 2009. Aquí hubo una diferencia entre las decisiones que se tomaron en la Argentina de los años 2000 y Ecuador, que hizo una auditoría y, a partir del resultado de la misma, una recompra de títulos (no un canje) recomprando a 30 centavos de dólares los títulos de deuda externa.
De esta manera no existió la posibilidad de que Ecuador fuese enjuiciado por EEUU, ya que los títulos dejaron de existir. No hubo canje. De lo que cabe sacar una importante lección.
Tercer ejemplo, Europa se ha convertido, como ya se mencionó, en el epicentro de una brutal ofensiva neoliberal capitalista de los últimos años.
Grecia se convirtió en un país similar a los de América Latina o de Asia de los años ochenta-noventa. Es decir, sometido a los dictámenes del FMI y de los acreedores.
Hay una experiencia poco conocida. Tanto en Europa como en el resto del mundo y es el caso de Islandia que en 2008 vio la bancarrota total de su sistema bancario como lo había conocido Ecuador en 1999. Islandia, con una movilización popular muy fuerte, decidió no pagar su deuda externa a Reino Unido y Países Bajos.
Reino Unido protestó de manera muy ruidosa contra la decisión unilateral de no pago y consideró a Islandia como un país terrorista equivalente a Al Qaeda, congelando los haberes de Islandia en Reino Unido.
A pesar de esto, a partir de una movilización popular y de dos referéndums, la población de este país obligó a su gobierno a no pagar la deuda desde el 2008 hasta la fecha, tanto a Reino Unido como a Países Bajos, convirtiéndose en un acto soberano unilateral, que permite a Islandia un crecimiento económico mayor que el resto de Europa. Y podemos comparar a Islandia, que se rebeló frente a los acreedores, con Grecia que aceptó la dominación por parte de los acreedores y que como consecuencia tiene una caída del PIB del 20 % comparable a la que tuvo Argentina entre 1999 y final del 2001 e inicio de 2002.
Entonces, un argumento muy fuerte es que los países tienen el derecho de adoptar o tomar actos soberanos unilaterales.
Imaginar que una justicia internacional va a dar la razón a Venezuela, a Argentina, a Ecuador es soñar con un mundo que todavía no existe. Se deben tomar actos soberanos unilaterales. EE. UU lo hace todos los días. Toma actos soberanos unilaterales cada día, por malas razones: embargo contra Cuba o el apoyo a Israel, por ejemplo. Israel multiplica los actos soberanos unilaterales, que lo lleva casi al genocidio del pueblo palestino. Y, sin embargo, no ocurre nada…
Por qué no actuar de manera soberana unilateral pero fundado en argumentos de derecho internacional para respetar la deuda social contratada con el pueblo y combinar esto con acelerar, a nivel de América Latina, la activación del Banco del Sur, instituir el control del movimiento de capitales donde no exista, mantener o instituir el control cambiario, atacar a la banca privada para socializarla, decretar el monopolio público sobre comercio exterior.
Creo que Luis Bilbao terminó diciendo: no hay solución sin programa o revolución socialista. Esto forma parte de la reivindicación socialista transitoria hacia el Socialismo. Es preciso ir más allá de la denuncia del imperialismo a nivel retórico y de los fondos buitre, para pensar cómo hacer la integración de los pueblos y volver al camino indicado por Hugo Chávez, cuando llamaba a la construcción del Banco del Sur, a la integración de los Pueblos y a la institución de mecanismos de integración en favor de los Derechos Humanos.
Muchas gracias por su atención.