El Gobierno profundiza vínculos con el Mossad israelí y el Comando Sur de EEUU

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El sábado último, el presidente Horacio Cartes confirmó que está en comunicación permanente con el Comando Sur de los Estados Unidos y con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, para atender los temas de seguridad en el país. “Estamos formando nuestras inferiores porque no teníamos jugadores”, dijo durante la Expo Norte, de Concepción. Dijo que, gracias a eso de ir aprendiendo como en el fútbol, pondrán un nuevo cuartel en Concepción, además de asistir con políticas sociales al departamento.

El realineamiento con Estados Unidos -luego de un débil intento de sostener relaciones pendulares durante el gobierno de Fernando Lugo- de nuestro país tiene evidencias firmes. No se oculta ni se omite.

La Mossad es el servicio de Inteligencia del estado de Israel. “Expertos en seguridad provenientes del Mossad (Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel, por su significado en español), que trabajan para el presidente electo, Horacio Cartes, ya realizaron un recorrido por los departamentos de San Pedro, Concepción y Amambay”, informaba la periodista de Ultima Hora Patricia Vargas, el 6 de junio de 2013.

El objetivo de los especialistas fue “reconocer y analizar” las zonas consideradas como las más conflictivas del país en cuestión de seguridad y “en donde opera con total libertad el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)”, sostenía el diario.

Ya en 1948 Paraguay había volcado en las Naciones Unidas en favor de la constitución del estado de Israel. Luego, en los 50, estaría entre los primeros países en alinearse a la política de “Seguridad Nacional” impulsada por Estados Unidos, matriz principal de las dictaduras latinoamericanas para “defender el orden y el progreso”.

Ya en la transición, las Fuerzas Armadas paraguayas siguieron formándose en el cuadro ideológico impuesto por Estados Unidos, con nuevas misiones de seguridad: “antiterrorismo y narcotráfico”. programas de “cooperación”, “medretes”, “fuertes caminos” y otros siguieron sin contrapeso ni discusión hasta que de una reunión del vicepresidente de la República Federico Franco y altos jefes militares de Estados Unidos, en el Embajada norteamericana, se filtró la información de que se “hablaba mal” del presidente Fernando Lugo, abiertamente.

La carta del entonces ministro de Defensa Bareiro Spaini (23 de agosto de 2010) condenando el hecho produjo tal vez el único escenario de confrontación –discursiva en este caso- entre el Estado paraguayo y la embajada norteamericana.

Paraguay fue uno de los pocos países -no ocupados militarmente- que en los 90 y en el 2000 permitió a los Estados Unidos meter sus soldados y materiales sin estar sujetos a leyes nacionales y aduaneras.

En Paraguay, actualmente, el agronegocio (con una exportación en bruto de alrededor de 5.000 millones de dólares para este año) está encabezado por las trasnacionales norteamericanas Monsanto, Cargil, ADM y Bunge.

El agronegocio, en su faceta granos transgénicos, genera altos niveles de confrontación en comunidades campesinas. En estas comunidades campesinas brotan asesinatos de dirigentes campesinos y ahora los llamados “falsos positivos”. Gente a la que matan “sin razón” y luego se la presenta como miembro de fuerzas irregulares, como en el caso de nuestro país el Ejército del Pueblo Paraguayo.

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