Debate por reforma educacional – Diario La Tercera, Chile
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
DE NO mediar una acción política contundente, la reforma educacional que propicia la actual administración parece condenada a transitar entre las presiones de los grupos más radicales y el desánimo de quienes realmente conocen la problemática y observan la oposición que los proyectos generan entre padres y apoderados.
Al Ministerio de Educación aún le resta presentar sus propuestas relativas al fortalecimiento de la educación pública. Las críticas generadas en torno a los proyectos de copago, fin del lucro y selección, debieran servir como experiencia para propiciar ahora un intercambio previo de visiones respecto a la educación municipal. No obstante, ese proceso difícilmente podrá efectuarse de cara a la opinión pública, si el gobierno persiste en evitar la confrontación con esos grupos más radicales.
Por eso la votación esta semana en la Comisión de Educación abre paso al trámite y discusión más amplia de los proyectos en el Congreso. Es en el Poder Legislativo donde existe la oportunidad de efectuar una revisión acabada y sin prisas de la reforma educacional, acogiendo las consideraciones de las partes involucradas y los argumentos técnicos, que permitan avanzar en soluciones a los problemas reales de la educación pública en Chile y no a eslóganes ni prejuicios.
La Cámara de Diputados tiene ahora una oportunidad que en el caso de la reforma tributaria desechó: la posibilidad de convertirse en un espacio de discusión con altura y de generación de consensos. En el caso del Senado, tendrá también la ocasión de consolidar su posicionamiento como la institución republicana donde tienen cabida los acuerdos por mejores políticas. Asimismo, en este debate es saludable que queden claras las posiciones y los argumentos que las sustentan. Es la oportunidad para que la sociedad sepa qué alternativas existen y haya transparencia respecto a ello.
A su vez, el gobierno debiera aprovechar el trámite legislativo para aunar criterios en torno a la reforma, consolidando este espacio para el diálogo y el intercambio y restando, de paso, mérito a la movilización callejera de algunos por sobre los derechos de muchos.