Tomasa Yarhui, candidata a la vicepresidencia por el Partido Demócrata Cristiano: «Los verdaderos indígenas no están en el poder en Bolivia»

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Cargo: Candidata a la vicepresidencia por el Partido Demócrata Cristiano (PDC). Es dirigente desde los 17 años, cuando se consolida como la primera mujer dirigente campesina de su comunidad. Perteneció a organizaciones campesinas indígenas como la CSUTCB. Fue ministra de Asuntos Campesinos en 2002. En 2005 fungió como senadora suplente por el departamento de Chuquisaca por Podemos, el exfrente de Tuto Quiroga. Casada y con dos hijos, es abogada y continúa una Maestría en Derecho Constitucional.

Tomasa Yarhui Jacomeo cuenta que desde el momento que fue presentada como acompañante de Jorge Tuto Quiroga para terciar en las elecciones nacionales del 12 de octubre, por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), su teléfono móvil no paró de sonar. “Me llaman de todos lados, ahora sé el ajetreo de los medios”, comenta.

Tiene la agenda copada, por eso la conversación con Animal Político se inició en un vehículo, mientras nos trasladamos a las oficinas de su actual socio político. Entre el bullicio del tráfico de la ciudad de La Paz abre, con nostalgia, el recuerdo de su natal Kollpana, una localidad ubicada a 75 kilómetros de Sucre, indica. “A los 12 años fui dirigente de mi comunidad como secretaria de actas”, comenta. Este es el inicio de su actividad sindical y política, y he aquí también el motivo de esta charla.

—¿Tuvo formación sindical?

—No se permitía conducir a una mujer, peor a una niña, a pesar de eso la gente me empezó a querer, ahí entro a una ONG, y le dijeron a mi papá: Tu hija es inteligente, tenemos que sacarla a hacer cursos de formación sindical. Varias instituciones intervinieron.

—¿Cómo incursiona en el campo sindical?

—A los 17 años fui dirigente departamental, estaba con las Bartolinas, pero para entonces las mujeres no podían ocupar cargos altos. Solo te ponían como “Vinculación femenina”. Cuando alguien venía, tenías que cocinar. Después incursioné en la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).

—¿A qué gobiernos enfrentó desde esa posición?

—Sobre todo al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), aquí llevo una marca de bota (señala su canilla). No éramos radicales, pero dolía que no haya justicia, que haya discriminación, no se atendía las demandas rurales. Ahí empecé a luchar en la vida política, apareció el Movimiento Bolivia Libre (MBL).

—¿El primer vínculo político?

—Producto de eso fui la primera mujer de pollera concejal en el municipio de Sucre. La ciudadanía no lo veía como algo normal como ahora. Después me invita Tuto (Quiroga) para ser ministra de Asuntos Campesinos. Acepté ese desafío, hasta esa fecha no habían designado a una mujer indígena en el gabinete, fui la primera.

—¿Cómo califica su gestión?

—Puedo decir que en mi gestión no hubo ni un bloqueo, ni un muerto, hicimos un trabajo excelente. Viendo mi trabajo me invitó a ser senadora y seguí trabajando, pero pienso que no es suficiente.

—¿Por qué?

—No es suficiente ser mujer política sindicalista, sentía que me faltaba algo: la profesión. A veces por no tener un cartón me decían que no era nada a pesar de que trabajaba más. Entonces decidí estudiar Derecho. Recuerdo que me llevó Juan del Granado a la Facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés.

—¿Fue su padrino?

—No. Tengo amistad. Es gente que ha colaborado con mi formación política. En el MBL estuvimos juntos con Antonio Araníbar y Miguel Urioste. Creo que no es bueno que una persona niegue su pasado.

—¿Del Granado la invitó para sumarse a su proyecto?

—Hablamos, pero después Tuto me habló. Creo que en política hay que devolverle la confianza al pueblo.

—¿Por qué lo afirma?

—A los políticos nos ven como malos, piensan que robamos y tenemos plata. Es lo primero que dicen. Yo no. Toda mi vida me esforcé.

—¿A qué se dedicó todo este tiempo?

—Estaba ejercitando la abogacía porque no solamente es teoría. Estaba atendiendo procesos familiares, la parte social. Y ahora la sorpresa. Me invitan a ser vicepresidenta por Tuto.

—¿Qué significa para usted esta nominación?

—Es un desafío importante, es un gran reto y lo he aceptado.

—¿Por qué Tuto?

—Tuto expresa renovación, capacidad, experiencia. Mucha gente piensa que cuando una persona es citadina piensa que están en contra de los indígenas. No es cierto.

—¿En qué basa ese argumento?

—Sin ser indígena hizo muchas cosas por los indígenas. Permitió la autonomía total del ministerio y dejamos muchos proyectos.

—¿Qué los acerca?

—Comparto mucho con él, conozco su trabajo y confío en él. En cambio, no es cierto que este gobierno indígena trabaje por los campesinos. Pienso que no hay cambios.

—¿Qué es lo que cuestiona?

—Me da mucha pena que los compañeros indígenas, desde las bases, trabajaron para apropiarse del poder. Llegado el momento, varios de los que habíamos luchado estamos fuera. No nos toman en cuenta cuando queremos sugerir.

—¿Se siente excluida?

—Discriminan, maltratan, son odiadores y rencorosos. Cómo pueden hacer eso a los propios compañeros que tanto hemos luchado.

—¿Aun en un gobierno que propugna ser indígena?

-Pienso que los verdaderos compañeros indígenas no están en el poder, porque quienes deciden son aquellos que nunca han estado en las luchas sindicales. Los ministros no conocen la realidad, la pobreza, no conocen qué son las luchas sindicales. Solo es discurso, si no lo vives en carne propia, no lo sientes.

—¿El Movimiento Al Socialismo (MAS) la invitó para sumarse?

—No. Yo tampoco me he acercado. Seguro no me invitaron porque no comparto con ellos. Lo único que comparto con Evo (Morales) es que somos indígenas. Nunca estaría en contra de eso. Hay varios compañeros. La lucha tenía una visión distinta, porque era estar juntos y unidos, pero han llegado al poder y allá no están indígenas

—¿Cuál es su línea ideológica?

—Parto de un principio de izquierda. A la gente se la conoce por su trabajo y principios. Nunca voy a dejar de ser una mujer indígena que trabajé por mi gente. Si me acusan de haberme ido a la derecha, al final ya no se sabe quién es de derecha o de izquierda.

—¿Por qué lo afirma?

—El MAS en un gobierno de izquierda no terminaría con la democracia. Un gobierno socialista no golpea a sus compañeros indígenas, no usa a los compañeros de base. No termina con la institucionalidad de los poderes del Estado. Deberían ser independientes el Poder Judicial y el Tribunal Supremo Electoral, esas cosas no hace el Gobierno; entonces, dónde están los principios y su ideología.

—¿Qué debe hacer, entonces, un gobernante?

—Al pueblo no le interesa si eres de derecha, de izquierda o centro. Al pueblo le interesa vivir bien, le interesa tener “platita” (dinero). Que tenga fuente de trabajo, que sus hijos vayan a una buena escuela, que tenga salud, seguro universal, buenos hospitales.

—¿Qué medidas tomará, si asume la vicepresidencia?

—Si Dios y el pueblo quieren que lleguemos al gobierno, voy a priorizar, pero eso no significa que voy a dividir al país, el trabajo con los indígenas, con las comunidades campesinas, las mujeres y jóvenes.

—¿Cómo se mejora la representación de estos sectores?

—Hay que darles poder de decisión. Muchas veces se les quita ese poder. Por eso le dije a Tuto cuando me invitó que no soy pantalla ni objeto. Le pedí autonomía para decidir.

—¿Autonomía?

—La mayoría de los partidos piden que uno se afilie o que uno haga lo que ellos pidan. Piden no salirse de los lineamientos, etc. Tuto no fue así. Yo no soy de esas que queda bien con el jefe. No me gusta eso. Nunca lo he hecho.

—¿Influirá en su trabajo?

—Trabajaría por la gente que he luchado, por los campesinos, indígenas y mujeres. Haría escuelas, carreteras, servicios básicos y mecanización agrícola. Hay que fortalecer su calidad de vida para que no migren, pero sin pelearme con los empresarios, con la clase media que también necesitan ser gobernados por alguien.

—¿Hay ausencia del Estado en este sector?

—Hay que negociar con ellos, hay que generar fuentes de trabajo, mayor inversión, no me pelearía con la Iglesia, (ni) con la inversión del exterior.

—¿Se refiere a la inversión extranjera?

—La parte ideológica no la compartimos, pero eso no da de comer a Bolivia. Haría una buena estrategia para que sigan invirtiendo sin que ellos me impongan. Toda la inversión extranjera la negociaría de la mejor manera para mi gente. Lo que me interesa es que Bolivia esté bien.

—¿Incluso con países con los que no tenemos relación?

—Con todos. Teniendo soberanía dignidad y autonomías. Con fuerza, sin venderme, sin estar limosneando, sin humillarme. Lo mismo con la empresa privada. Llegar a acuerdos para que generen empleos y fuentes de trabajo para que lleguen a la gente pobre.

—¿Qué tipo de acuerdos?

—Cuando te agarras con ellos, no les das seguridad jurídica (y) se van. Los que sufren son los bolivianos. Es la mamá que tiene que luchar todos los días para llevar el pan. A eso voy y trabajaré para ello.

—¿Y si la gente no concuerda?

—En una buena democracia tienen que haber disidentes. Un buen político democrático tiene que saber escuchar y compartir. No es bueno que uno tenga el poder sin ninguna democracia. La oposición es sana. Yo he aprendido eso cuando estaba en el Gobierno. Equivocarse no es malo, lo malo es pensar que siempre lo estamos haciendo bien.

—Tuto Quiroga habló de auditoría. ¿Qué sectores?

—Todos, incluso a la gestión de Tuto se tiene que auditar. Es una práctica que se debe hacer a todos.

—¿En qué se basan para asegurar que llevarán a Evo Morales a una segunda vuelta?

—Nos basamos en la propuesta. Hay que recoger el descontento de Bolivia, de la gente de base para saber qué es lo que quiere. Dicen que están frustrados con un gobierno indígena autoritario.

—¿Su partido no dispersa el voto de la oposición?

—Hay que dejar que entren en la arena política, si no, no estaríamos en democracia. Lo ideal hubiera sido ir en un solo bloque, pero tienen otras ideas.

—¿Qué demanda el boliviano para estas elecciones?

—Si se responde a los temas sensibles como la seguridad ciudadana, estoy segura de que van a confiar en nuestra propuesta. Nosotros mostramos la inclusión. Tuto con su experiencia y capacidad, y yo la experiencia vivida desde los movimiento sociales

—¿Será vicepresidenta?

—A eso estoy apuntando. No tengo plata para afrontar mi campaña, pero tengo mis ideas. Así haré mi campaña. Va a haber muchas sorpresas.

—¿Solo con ideas se puede vencer al MAS en octubre ?

—Tenemos que tener un buen programa. El gobierno, claro, está usando todo el aparato estatal.

—¡Cómo se puede contrarrestar ese “aparato”?

—En las campañas electorales, cuando éramos dirigentes sindicales, decíamos: agárrate todo lo que te regalan con la mano izquierda y vota con la mano derecha para lo que tú ya sabes. Entonces puede pasar eso. Así hemos trabajado, para eso estamos aquí.

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