Día Internacional por la Salud de las Mujeres: panorama sobre salud y aborto en América Latina
El acceso a la salud, una asignatura pendiente en la región
Por Catalina Arca y Laura Salomé Canteros
Reducir la mortalidad materna en tres cuartas partes figura entre las metas del milenio de Latinoamérica y el Caribe hacia 2015. En el día internacional de acción por la salud, una mirada sobre las demandas pendientes rumbo al acceso universal de una adecuada calidad de vida para las mujeres.
La mortalidad materna es el número anual de mujeres fallecidas por causas relacionadas con el embarazo y el parto por cada 100.000 nacidos/as vivos/as. En la región, países como Haití, Bolivia, Perú, Suriname, Guatemala y Paraguay cuentan con lamentables cifras de inacceso a la salud de parte de las mujeres –generalmente de sectores populares-, en situación de embarazo, parto y puerperio. Estas cifras están directamente relacionadas con las prácticas clandestinas e inseguras de interrupción de los embarazos que son porcentualmente la principal causa de estas muertes.
Esto nos introduce en una de las denuncias y demandas centrales de los movimientos de mujeres y los feminismos organizados. La negación del derecho al aborto en América Latina se repite en varios de los países que la componen: es ilegal, clandestino, y se presenta inseguro para la salud. Continúa siendo la deuda de todas las democracias y de los gobiernos progresistas actuales, ya que al año miles de mujeres acceden a diversos métodos para interrumpir un embarazo y muchas de ellas dejan su vida en ello. Terminar con las justificaciones que niegan el derecho a decidir -e incluso a tener un acceso integral a la salud sexual y reproductiva-, sigue siendo la materia pendiente del progresismo latinoamericano. Por eso, en algunos países de nuestra región, el debate, previa voluntad política, intenta plantarse en la agenda pública.
Chile y Uruguay, dos realidades opuestas
«Cada aborto es una señal que como sociedad estamos llegando tarde», dijo la mandataria Michelle Bachelet en su discurso presidencial, el pasado miércoles 21 de mayo. De este modo, la Jefa de Estado chilena anunció el inicio del debate por la despenalización de aborto. Chile sigue siendo uno de los pocos países en el mundo en el cual el aborto es ilegal en todos los casos, una señal más de su tradición conservadora. Fue en 1989, bajo la dictadura de Augusto Pinochet, que se prohibió el último bastión de derechos a las mujeres: el aborto terapéutico, previsto en el artículo 119 del Código Sanitario.
Desde entonces, el país trasandino ha intentado impulsar el debate a nivel social a través de ONG’S y organizaciones de mujeres. Al parecer, será en el segundo gobierno de Bachelet, -compuesto por una mirada joven y con mentes más progresistas- que se pueda lograr. Según cifras del Ministerio de Salud de Chile, durante el 2013 se registraron 17.434 casos de mujeres que recurren a alternativas peligrosas para interrumpir su embarazo. De esta cifra, más del 50% de los procedimientos corresponden a razones de salud y a interrupciones de manera espontánea.
Desde otra perspectiva se posiciona Uruguay, país que desde 2012 cuenta con una ley que posibilita el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo hasta 12 semanas de gestación. Esta legislación que se enmarca dentro de una serie de políticas públicas que se aplicaron a partir de 2003 con la finalidad de reducir la mortalidad materna. Desde hace dos años, ninguna mujer ha muerto por abortos inseguros. Y no es el único país latinoamericano que ha resuelto legalizar y despenalizar el aborto con éxito para la salud de su población femenina; en el continente se suman Cuba y Bahamas, países que hoy presentan índices muy bajos de mortalidad de mujeres en gestación.
“Aplicamos un principio muy simple: reconocer los hechos. El aborto es viejo como el mundo”, explicó José “Pepe” Mujica, por aquél tiempo en que se debatía el proyecto de ley. El presidente uruguayo manifestó que la legalización del aborto y la difusión de métodos anticonceptivos permiten al país perder menos. “Aquí la mujer no va directamente a la clínica a abortar. Eso ocurría cuando era clandestino. Aquí pasa por un psicólogo y después es bien atendida”, detalló.
Para acceder a un aborto en forma gratuita en las instituciones de salud, la mujer debe entrevistarse con un equipo interdisciplinario que le informa sobre los riesgos, alternativas, programas de apoyo a la maternidad y de adopción, tras lo cual deberá tomarse cinco días para reflexionar la decisión. Como excepción, se autoriza el aborto dentro de las 14 semanas de gestación cuando el embarazo implique un grave riesgo para la salud de la mujer, haya malformaciones incompatibles con la vida extrauterina o cuando el embarazo sea producto de una violación.
Aborto inseguro y altos índices de mortalidad materna en Argentina
En Argentina, desde 1990 cada año mueren aproximadamente cuatro mujeres por cada 10.000 niñas y niños nacidos vivos, de acuerdo a estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación -que difieren de las de los organismos internacionales-. La mortalidad materna es una expresión de la pobreza y de la desigualdad de género, indicador de salud que permite transformar en cifras la brecha que separa a personas y pueblos ricos de aquellas que son pobres, además de señalar dónde existen vulneraciones de derechos. Según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL, Argentina se ubica en el puesto 15 entre 30 países de Iberoamérica, en relación al índice de mortalidad de mujeres gestantes. Las causas de estas muertes son varias y constantes a lo largo del tiempo, lo que hace pensar en situaciones de desigualdad estructural. Durante 2011 -de acuerdo a las últimas estadísticas difundidas por el Ministerio de Salud de la Nación-, el 24% de estas muertes –constituyendo el índice principal-, fueron causadas por abortos realizados en condiciones inseguras.
Claves para el acceso a la salud
Según la CEPAL, los indicadores positivos en salud en la región aumentan a medida que los gobiernos hacen eje en cuatro factores básicos: inversión, una mejora en la calidad de los servicios asistenciales, políticas públicas adecuadas, y el trabajo en colaboración con las comunidades y la sociedad civil organizada a fin de resolver demandas y situaciones específicas. Destacan además como claves de éxito, la capacitación a profesionales de la salud para que estén abiertas/os a los cambios socioculturales y la existencia de autoridades gubernamentales con la voluntad política para apoyar las iniciativas de cambio coordinadas entre los ámbitos de públicos, privados y comunitarios.
Una mirada contextual nos permite reflexionar a la vez que visibilizar las demandas pendientes de las comunidades y las sociedades organizadas. El aborto clandestino e inseguro sigue siendo desde hace décadas una de las causales de mortalidad de las mujeres que más peso tiene sobre las problemáticas que hacen a la salud en nuestro país y en toda Nuestra América, además de ser uno de los reconocimientos de derechos más ignorados por las dirigencias políticas que redundan en omitir las responsabilidades institucionales adquiridas mediante el mandato popular. Porque el desarrollo de nuestros pueblos también es parte el reconocimiento de la autonomía personal, la decisión sobre el propio cuerpo como primer territorio de soberanía y el acceso a la salud en forma integral de todas las mujeres, es que se conmemora este día como de lucha, acción y reivindicación de derechos.