El Gobierno argentino asegura que la carta del Papa Francisco salió desde la Nunciatura
La relación personal entre la presidenta Cristina Fernández y el Papa Francisco –de creciente empatía y comprensión mutua, sobre todo en el último tiempo– se encontró ayer con un incidente inédito para la diplomacia argentina. La carta de salutación y buenos deseos en ocasión del 25 de Mayo que supuestamente había enviado el Pontífice, dirigida a la jefa de Estado, resultó ser falsa. La confirmación sobre la falsedad del documento llegó a través del jefe de protocolo del Vaticano, monseñor Guillermo Karchner. En comunicación telefónica desde la Santa Sede, Karcher –uno de los dos secretarios privados de Francisco– advirtió que el texto difundido oficialmente desde la Rosada era «falso». Utilizó la palabra «collage» para referirse a lo rústico de su redacción, que incluía errores de escritura. Conmovido por la revelación, tras hacer las averiguaciones internas del caso, el gobierno informó que la carta falsa había sido presentada el miércoles, «entre las 10 y las 10:30 de la mañana», en el 9º piso del edificio anexo de Cancillería, donde funciona la Secretaría de Culto, por un empleado de la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires (la embajada del Vaticano en la Argentina). «La persona que siempre entrega la correspondencia de la Nunciatura nos entregó un sobre cerrado dirigido a la presidenta de la Nación. La carta fue remitida al secretario (general de la Presidencia) Oscar Parrilli», relató el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, en contacto con la prensa. «No hacemos conjeturas, ni sabemos qué es lo que ocurrió», señaló el propio Parrilli.
El dato más significativo que difundió Oliveri fue que una de las secretarias del nuncio apostólico, de nombre Marcela, que sería una laica consagrada (una persona que, sin ser monje o sacerdote, elige cumplir con los votos de castidad, obediencia y pobreza), le confirmó a un funcionario de la Secretaría de Culto que la carta del escándalo había sido remitida desde la Nunciatura.
La práctica habitual de las misivas papales consiste en recibir un cable telegráfico y en código desde Roma –que llega desde la Secretaría de Estado del Vaticano–, y transcribirlo al castellano para darle forma de carta papal.
Según pudo saber Tiempo Argentino, el funcionario que se comunicó telefónicamente con la mujer es el abogado Luis Saguier Fonrouge, que ocupa el cargo de director general de Culto Católico.
Oliveri también contó que la carta que disparó la polémica fue recibida por una empleada de carrera de la secretaría de Culto. «Le entregó la documentación en mano a una empleada, que recibe siempre ese tipo de cartas, y que lo conoce. Lo dejó en el piso 9º y ella le firmó el libro de recibo», detalló Oliveri a este diario.
RUEDA DE PRENSA Y PRECISIONES
Anoche, desde la Rosada, Parrilli y Oliveri relataron todo lo sucedido desde que la carta en cuestión llegó a Cancillería. Oliveri detalló que la misiva dirigida a la presidenta estaba dentro de un sobre cerrado, que él no abrió, y que ese sobre a su vez estaba incluido en otro más grande que contenía una nota verbal del nuncio apostólico en la Argentina, el suizo Emil Paul Tscherrig, dirigida a él.
Esa nota verbal lleva membrete de la Nunciatura en tinta azul en la parte superior y un sello circular de la misma representación del Vaticano donde termina el texto con una cruz y una letra, que parece una E en mayúscula. La recepción de los documentos remitidos por la Nunciatura en la Secretaría de Culto también fue confirmada por Parrilli.
«El procedimiento fue el habitual para estos casos. Y quien llevó la carta es quien lleva siempre las cartas, que es el chofer de la Nunciatura. Entregó la carta y firmó el libro, que es como siempre se hace», subrayó el funcionario ante la consulta de Tiempo Argentino.
Durante la rueda de prensa, Parrilli contó que el miércoles por la noche, al regresar a su despacho de la Casa Rosada, encontró sobre su escritorio el sobre cerrado dirigido a la presidenta y reenviado por Oliveri. «A las 20:30 me encontré con el sobre de la Nunciatura cerrado. Inmediatamente la llamé a la presidenta y le dije que tenía una carta del Papa para ella. La abrí y se la leí por teléfono», reconstruyó.
PRECISIONES DE TIMERMAN
Horas más tarde, al cierre de esta edición, el canciller Héctor Timerman ratificó que el gobierno mantuvo a lo largo de este episodio el procedimiento habitual para la recepción de cartas diplomáticas del Vaticano. «De parte del gobierno argentino no falló nada», remarcó. También aseguró que el sobre con la nota para Oliveri y la carta para Cristina «salió de la Nunciatura». «Intentamos hablar con el nuncio pero no se encontraba. Ahora hay que esperar que expliquen qué ocurrió», remarcó.
El silencio de Tscherrig, justamente, fue uno de los hechos más llamativos de una jornada atípica para la relación entre el Estado argentino y la Santa Sede. Pero las novedades parecen ser el rasgo central del vínculo de la Casa Rosada y el Vaticano desde que Francisco, el ex arzobispo Jorge Bergoglio, comenzó su papado. «
Silencio del nuncio Tscherrig
La polémica por la carta falsa amenaza con convertirse en una nueva saga de intrigas, de actores que tratan de incidir en una relación de Estado a Estado pero que también es personal. “Esto fue hecho con muy mala leche”, advirtió desde Roma el secretario privado del Papa, Guillermo Karchner, jefe de protocolo de la Santa Sede. El tono de su peculiar desmentida anticipó una jornada de desmentidas y averiguaciones internas. Anoche, la atención quedó puesta sobre el protagonista silencioso de esta historia: el nuncio Emil Paul Tscherrig. Nacido en Suiza, es un cuadro experimentado en las relaciones exteriores vaticanas. En 2012, fue elegido por Benedicto XVI como nuevo nuncio en Argentina. Es un hombre de bajo perfil, habla el castellano con fluidez. Y conoce bien la Argentina: colaboró en la organización de la visita de Juan Pablo II. La confirmación de una colaboradora suya de que la carta falsa de Francisco salió de la Nunciatura- alimentó las preguntas sobre el cable recibido desde el Vaticano. La redacción del presunto «telex», que se proponía saludar a Cristina y a los argentinos por el 25 de Mayo, corresponde a la Secretaría de Estado de la Santa Sede, en manos del italiano Pietro Parolin.
Qué dice la misiva de la polémica
La misiva que la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires entregó a la Casa Rosada, y luego desconoció el jefe de protocolo del Vaticano, monseñor Guillermo Karcher, contiene en mayúsculas el siguiente texto:
«Cristina: Me es grato hacerte llegar mi saludo y cercanía con motiva de la fiesta nacional, junto con mi más sentida felicitación a todos los argentino (sic), para quienes pido al Señor por intercesión de María Santísima de Luján que encuentren caminos de convivencia pacífica, de diálogo constructivo y de mutua colaboración, y crezca así por doquier la solidaridad, la concordia y la justicia.
Cordialmente, Francisco.»