Juan Manuel Santos, presidente colombiano y candidato a la reelección: “Aquí se va a decidir entre la guerra y la paz”
“Hemos hecho mucho; falta mucho por hacer.” Con esta frase sencilla, pero cargada de significado, el presidente Juan Manuel Santos impulsa su campaña por la reelección.
Santos dice que quiere “terminar la tarea”, porque los resultados que ha logrado en estos casi cuatro años de mandato, sobre todo en materia económica, social y de seguridad, son la base de la Colombia en paz con que sueña y que podría crecer económicamente dos puntos porcentuales más, si no sufriera los embates de la guerra.
También, directo y sin evasivas, asegura en entrevista con EL TIEMPO que si su antecesor en la Casa de Nariño, el senador electo Álvaro Uribe, y el candidato presidencial del uribista Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, tuvieron algo que ver con la “empresa delincuencial” del capturado hacker Andrés Sepúlveda, pues que respondan ante la justicia.
¿Qué no hizo en este gobierno que, definitivamente, haría en el segundo para marcar la diferencia?
La gran diferencia es que durante este gobierno hemos hecho la guerra y en forma muy contundente, porque nunca en la historia de las Farc y del Eln habían sufrido tantos golpes. A lo que iba es que en el segundo gobierno se hará la paz; esa es la gran diferencia. Por otro lado, muchos de los resultados que hemos logrado han sido ejecutados sin precedentes. Aspiraría a que esos resultados los multipliquemos, porque es lo que nos ha permitido tener la economía más sólida en toda la historia, crear más empleos que nunca antes. Nos falta mucho camino por recorrer. Y, algo muy importante, comenzamos a romper la tendencia perversa a través de la cual la economía crecía y también crecían las desigualdades.
¿Cómo se puede hacer la guerra y también la paz?
Hay una lección de la historia: solo quien ha sido fuerte en la guerra puede negociar la paz. Y hay que saberla hacer para ser exitosos en la búsqueda de la paz. Cualquier soldado, cualquier jefe de Estado, cualquier general de cualquier ejército hacen la guerra con el propósito de conquistar la paz, porque es el valor supremo de cualquier sociedad. En todo ejército enseñan a los soldados que la paz es la victoria, y que muchas veces hay que hacer la guerra para llegar a la paz.
En el posconflicto, ¿cuáles serán los temas capitales que impulsará?
Primero hay que terminar el conflicto. Ese es el primer gran desafío. Llevamos ya el 60 por ciento de la agenda evacuada; nos falta un 40 por ciento con temas muy complejos. Aspiro a que, si recibimos ese mandato del pueblo, de continuar y buscar la terminación del conflicto, ahí sí entraríamos en el posconflicto, que es casi tan difícil como el proceso mismo. Yo sabía que el proceso de paz iba a ser complicado, por las condiciones que impusimos. El gran desafío será lograr que los acuerdos se cumplan. No lo veo tan difícil, como lo ven los otros, pero hay que prepararse para que no haya un bache desde que se termine el conflicto y el momento en el que se empiece a cumplir con lo acordado, porque ese bache es lo que ha frustrado otros procesos de paz.
¿Qué hacer para evitar ese bache?
Hacer lo que ya comenzamos a hacer. Prepararnos para el posconflicto, tener claros los pasos que hay que seguir. Muchos de esos pasos los podemos comenzar a dar unilateralmente, pero muchos de esos también hay que hacerlos con un acuerdo con la otra parte, con las Farc. Este proceso de paz ha sido muy bien planeado, muy bien estudiado. Tengo los mejores asesores internacionales y el mejor equipo negociador. Por eso hemos avanzado y creo que con ese mismo enfoque vamos a iniciar los pasos para que el posconflicto sea exitoso.
¿Está cerca la firma del tercer punto de negociación?
Hace rato estamos a punto de acordar el tercer punto, pero todavía faltan algunos detalles. Ojalá sea muy pronto.
Pero la gente sí se pregunta si todo el proceso puede estar listo a final de año…
Se puede dar o no. Lógicamente que todos queremos que se dé lo más pronto posible, pero mi deseo es que se pueda culminar antes de finalizar el año. No quiero poner fechas fatales, porque es contraproducente para un proceso de esta naturaleza.
¿Se puede ganar en primera vuelta?
Estoy confiado; hemos hecho las cosas bien. Quiero enfatizar eso; desde el principio le dije a todo mi equipo que hiciéramos una campaña decente, con propuestas. Afortunadamente ha sido así. La gente, al final, va a entender de qué se trata esta elección. Es una elección que realmente va a determinar si tomamos la decisión de dar un salto hacia el futuro, de aprovechar esa oportunidad real que tenemos, por primera vez, de lograr la paz después de 50 años de guerra, y de desatar una dinámica de oportunidades como nunca antes había visto este país; o, si alguien lo prefiere, regresar al pasado, a continuar en la guerra y a lo que estamos viendo. Además, de guerra sucia, se está llegando a extremos que me sorprenden y decepcionan mucho, pero no me desviarán de mi camino.
¿Se decidirá entre la guerra y la paz?
Sí, esa es una definición clara, entre la guerra y la paz. Yo estoy buscando la paz y sería inconsecuente si para buscar esa paz acudiera a lo que la contraparte está haciendo en contra del Gobierno y de la paz. Esto, en el fondo, es un ataque visceral contra la paz y eso es matar la esperanza de millones de colombianos.
¿Se están conformando grupos neofascistas que ponen en riesgo la paz y las instituciones, como dijo el Fiscal?
Esta forma de hacer política sí tiene ribetes muy parecidos a los que usaban el fascismo y el nazismo, lo que vimos antes de la Segunda Guerra Mundial. El otro día me encontré con unos muchachos que mandaron a sabotear mi gira en Popayán, con camisas negras, y eso me pareció que era como una especie de grupo de Mussolini. Luego identifiqué que eran del Centro Democrático.
¿Coincide con el Fiscal?
Me preocupan las mentiras. Es contraproducente envenenar el proceso de paz. Hay una cantidad de mentiras alucinantes, que, a punta de repetirlas, lo que es una estrategia muy fascista, la gente las va creyendo y se va generando un ambiente de miedo para manipular políticamente.
¿Tiene información de que eso esté ocurriendo?
Sí, todos los días. Por eso nos ha tocado salir a hacer mucha pedagogía, decirles a los soldados y policías que no se dejen meter cucarachas en la cabeza. Por primera vez estamos viendo que hay grupos queriendo politizar a nuestras Fuerzas Armadas y eso me parece totalmente inconveniente.
¿Los ribetes parecidos a los del nazismo y el fascismo los tienen Zuluaga y Uribe?
No quiero ponerme a señalar ni a rebajarme al nivel de hacer ese tipo de señalamientos. Que eso lo determine la Fiscalía. Prefiero continuar haciendo pedagogía para que el colombiano común y corriente entienda la necesidad y la importancia de obtener la paz. El expresidente Uribe fue citado por la Fiscalía para sustentar las acusaciones que ha hecho, por lo que me parece muy preocupante que todo un expresidente no acuda ni respete a la justicia. Nadie en Colombia, sea un Presidente o un ciudadano del común, puede escoger su juez.
¿A quién se refiere cuando le dice al Fiscal que persiga a los delincuentes?
A todos los que hayan tenido que ver con procedimientos delictivos, fuera de la ley.
¿Zuluaga o Uribe, o los dos, a su juicio, tienen relación con la “empresa delincuencial” que lideraba el ‘hacker’ Andrés Sepúlveda?
Esa es la gran pregunta. Si algo han tenido que ver, que respondan ante la justicia.
¿Intuye que tendrá, de ganar, un segundo gobierno muy difícil, con la oposición de Uribe desde el Congreso?
Cuando esto se decante, la gente va a rechazar lo que intentaron hacer en esta campaña, pero, en el Congreso, bienvenidos sean. Soy demócrata y allá podrán expresarse. Estoy preparado, y si me enfrento a las Farc, por qué no voy a enfrentar a la extrema derecha.
¿Tiene un cálculo de cuántos votos va a sacar?
No, porque es mejor no anticiparse con esos resultados.
‘Tenemos los mejores indicadores económicos’
¿Qué dividendo dejaría, económicamente, un acuerdo de paz?
Un dividendo muy grande. Si hoy, en medio del conflicto armado, Colombia registra sus mejores indicadores sociales y económicos de las últimas décadas, que se reflejan en una inflación histórica, desempleo de un dígito, reducción de la pobreza y la miseria, inversión extranjera sin precedentes, finanzas públicas en equilibrio y un crecimiento que para este año se estima en 4,5 por ciento, imagínense los resultados que alcanzaríamos con el país en paz. Sin conflicto armado, Colombia, que hoy tiene la economía más sólida de Latinoamérica, despegaría con una contundencia jamás soñada. Hoy estamos creciendo al 4,5 por ciento. Según muchos economistas, con paz, el PIB crecería dos puntos porcentuales más, y si a eso le sumamos el 1 o el 1,5 por ciento por las inmensas inversiones que está haciendo nuestro Gobierno y las que se van a ejecutar en infraestructura, estaríamos hablando de un crecimiento económico por encima del 7 por ciento anual. Con paz, habría más recursos para construir carreteras de doble calzada, más vías terciarias, más viviendas, más colegios, más acueductos, más hospitales, más centros de salud, y destinar muchos más recursos para la atención del campo, que será prioridad en el posconflicto.
¿Cómo hará de Colombia un país con mejor empleo?
Les recuerdo que, como ningún otro gobierno, en el mío creamos 2,5 millones de empleos formales y que nos hemos impuesto la meta de generar al menos otro tanto en los próximos cuatro años. Para generar pleno empleo llevaremos a la industria a una nueva fase de expansión (en marzo el crecimiento fue de 9,8 por ciento, frente a un -12 en el 2013, un salto de más de 20 puntos). Impulsaremos al sector servicios y en especial al turismo, los cuales han demostrado tener un potencial inmenso para generar más empleos. La meta es que, al concluir el próximo cuatrienio, la tasa de desempleo caiga al 7 por ciento, que es lo que los economistas llaman en todo el mundo el pleno empleo.
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