Giro inesperado en Colombia: movimiento de Petro brinda apoyo electoral a Santos

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Petrismo, el nuevo aliado de la reelección

Buena parte del movimiento Progresistas, cuya cabeza es el alcalde de Bogotá Gustavo Petro y que, formalmente, hace parte de la Alianza Verde, participó en un acto de adhesión a los esfuerzos por la paz que viene haciendo el Partido Liberal. Sin embargo, en época electoral, el evento tiene múltiples implicaciones e interpretaciones. La primera: el petrismo se vinculó a la campaña de Juan Manuel Santos por la reelección.

“Es el momento histórico para tomar decisiones claras y definitivas entre los que están por el Estado Social Derecho y la paz, o los que están con la guerra”, dijo al término del evento Guillermo Alfonso Jaramillo, admitiendo el carácter electoral del acto que fue facilitado por los liberales Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera y Horacio Serpa.

Además de Jaramillo, otras figuras progresistas como el senador Jorge Guevara y los concejales de Bogotá Yezid García, Diana Rodríguez y Boris Montesdeoca se vincularon de lleno al “acuerdo programático” que quedó sellado entre el progresismo y el liberalismo. Los puntos fundamentales de dicho acuerdo son compromisos para mejorar la salud y la educación, así como la garantía del mínimo vital de agua para los colombianos.

“Aunque hay algunos progresistas que no apoyarán esto, a lo que llegamos fue a un acuerdo programático de coalición”, dijo Jaramillo. Y es que, precisamente, figuras de ese movimiento como Angélica Lozano o Antonio Navarro Wolff, elegidos congresistas con el aval de la Alianza Verde, manifestaron su desacuerdo con el acto.

“No estoy de acuerdo en que usen el nombre de Progresistas. Que se unan a la campaña de Santos, pero a título personal porque ese acto nunca fue consultado”, dijo la representante electa Angélica Lozano. Sin embargo, fuentes del movimiento dicen que el máximo líder de Progresistas, Gustavo Petro, sí fue consultado y que él mismo, en privado, previniendo cualquier participación en política, , habría dado el aval para la celebración de este “pacto programático”.

Según las mismas fuentes, cercanas al despacho de Petro, la adhesión sería una jugada a tres bandas. Primero, sería la posibilidad de ganar simpatías en el gobierno, el único actor que podría garantizar que Petro termine su mandato en Bogotá. Segundo, apostarle y ser protagonistas de la paz, que ha sido una de las banderas de ese movimiento. Y tercero, evitar que enemigos acérrimos del alcalde controlen el poder ejecutivo.

Los afectados, sin duda, son la candidatura de Enrique Peñalosa y la Alianza Verde. Luego del 9 de marzo, sectores cercanos a Petro se habían reunido con emisarios del candidato verde, con fuerzas del Polo y la Unión Patriótica y con los liberales que hoy formalizan el acuerdo. Sin embargo, los progresistas se abstuvieron de declararse partícipes de la campaña pues, para ellos, Peñalosa no se había deslindado del todo del uribismo, la candidatura de izquierda los aislaba de los debates fundamentales del país y la confianza con el santismo estaba rota.

La disyuntiva post destitución

El 19 de marzo, cuando el presidente Santos decidió no acatar las medidas cautelares que pidió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para frenar los efectos de la destitución de Gustavo Petro, las relaciones entre el progresismo y la Unidad Nacional parecían rotas. Sobre todo, porque, según contó el mismo Petro a este diario, el primer mandatario se habría comprometido con él a acatar las medidas si éstas llegaban antes de que fuera inevitable la firma del decreto que le destituía; y “no cumplió”.

Incluso, en la misma entrevista con El Espectador, Petro dijo que se reuniría con el expresidente Álvaro Uribe y con la comisión de las Farc que negocia la paz en Cuba,para plantear una constituyente que, entre otras disposiciones, limitara los alcances del Ministerio Público para disciplinar a funcionarios elegidos por voto popular. El mismo organismo de control que le destituyó e inhabilitó desde el pasado 9 de diciembre.

Semanas después de que el decreto de destitución quedara en firme, el mismo presidente repitió en distintos medios de comunicación que, si un juez se lo ordenaba, restituiría a Petro. Al parecer, según fuentes del progresismo y de la Unidad Nacional, Santos habría estado dispuesto a restituir a Petro a cambio de que éste no participara en el juego electoral o que, en el peor de los casos, no respaldara a Peñalosa. Finalmente, la restitución se dio mediante un fallo de tutela aunque, dos días después, la Presidencia impugnó la decisión judicial.

Ahora, con Petro restituido, todos los actores de esta historia se encuentran a la espera de decisiones del Consejo de Estado, la Corte Suprema de Justicia y la misma Corte Constitucional que le permitan o le nieguen al progresismo la posibilidad de terminar el mandato en Bogotá en diciembre de 2015. Por ello, la capacidad que tiene la Unidad Nacional de mover poderes políticos en los tribunales no es despreciable para Petro y sería la principal motivación de sus alfiles para respaldar hoy a Santos.

 

http://www.elespectador.com/noticias/politica/petrismo-el-nuevo-aliado-de-reeleccion-articulo-492133

 

Así se cocinó el acuerdo Progresistas-Santos

Durante el mes largo que duró el alcalde Gustavo Petro por fuera de la Alcaldía y luego de que el presidente Santos negó las medidas cautelares de la CIDH en favor del mandatario capitalino, el líder de izquierda se dedicó a recorrer el país para proponer una asamblea constituyente y alentar el tema de la paz, la bandera más importante del actual Gobierno Nacional.

Cuando Petro retornó a su cargo por cuenta de una medida judicial y Santos acató esa decisión, se comenzó a consolidar la alianza entre los dos mandatarios la cual se concretó este martes en un acuerdo programático en torno a la paz.
El exsecretario de Gobierno Guillermo Alfonso Jaramillo, mano derecha del alcalde, señaló que esta era «una propuesta polémica, pero consultada con el alcalde Petro”.
Según fuentes que hablaron con Semana.com, fue el propio Petro quien tras su restitución visitó al presidente Santos para agradecer el haber acatado el fallo que lo devolvió al cargo y ofrecerle su apoyo a la paz.
Santos no dudó en aceptar la propuesta en momentos en que su campaña estaba estancada y ante el inminente crecimiento en las encuestas por parte de Óscar Iván Zuluaga, quien no está de acuerdo con el proceso de paz tal y como se está desarrollando en La Habana.
De esa reunión y dos más, Santos y Petro acordaron proponer nombres para construir el acuerdo programático. El alcalde dijo que de la Unidad Nacional podría hablar con el sector de izquierda liberal, entre ellos el presidente del Congreso, Juan Fernando Cristo, y los representantes, Guillermo Rivera y Joaquín Camelo, congresistas que han liderado el tema de las víctimas, también el de la paz.
Por parte de los progresistas, Guillermo Alfonso Jaramillo y el concejal Yezid García estuvieron encargados de animar el acuerdo con los liberales. El pasado martes 6 de mayo, en un apartamento de Bogotá, Petro asistió a una reunión con los delegados. Ese día se dejó listo en gran medida esa unión.
En esos encuentros se expresó la preocupación por las encuestas internas en Bogotá que indican, en su mayoría, que los capitalinos estaban inclinados en darle su voto a Zuluaga.
Hoy todos niegan que este acuerdo también sea un apoyo soterrado a la reelección del presidente con el compromiso de que Santos mantenga a Petro en su cargo. Este martes, en una rueda de prensa, el sector ligado a la campaña de Enrique Peñalosa se planteó la duda.
El acuerdo contempla mejoramiento en la educación, fortalecer lo público, la salud, la cobertura del mínimo vital del agua, entre otros temas. Pero según el recién elegido senador Horacio Serpa y el exsecretario Jaramillo, la paz es la nuez.
Serpa, quien se sumó al acuerdo, reconoció que es necesario hacer hasta lo imposible para luchar por el Estado social derecho. «El momento es crucial porque la situación es crítica. La paz es la forma para poder hacer las reformas».
En un tono fuerte, Jaramillo aseguró que hay una amenaza al Estado social de derecho y que por eso es necesario sentar una posición. «Queremos entender que llega la paz». Por eso pidió a los progresistas radicales que comprendieran el acuerdo.

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