Colombia: hoy se inicia en La Habana la IV ronda de diálogos entre gobierno y las FARC

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La proximidad de las elecciones presidenciales y las dudas que algunos sectores políticos aún mantienen respecto al proceso de paz que adelanta el gobierno Santos con las Farc en La Habana (Cuba), le dieron ayer un inusitado preámbulo a la vigésimo cuarta ronda de diálogos. En contravía de los habituales protocolos del equipo negociador del Ejecutivo, en el sentido de que sólo habla el jefe de su delegación, Humberto de la Calle, esta vez fue el general (r) Jorge Enrique Mora Rangel quien salió en defensa del proceso de paz.
Después de elogiosas palabras al “sacrificio, entrega, valor y lealtad de los hombres y mujeres de las Fuerzas Militares y la Policía”, el exoficial declaró enfáticamente que deben estar seguros y tranquilos de que el tema de la Fuerza Pública no ha sido ni será parte de las conversaciones en la mesa de diálogos. Mora Rangel resaltó que la misión de los soldados y policías no está en discusión, no hace parte de los acuerdos y no se han recibido instrucciones diferentes a que las Fuerzas Militares sigan cumpliendo con su deber constitucional.
La sorpresiva declaración del general Mora se explica como una clara reacción del gobierno Santos a la última movida de la campaña del candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, quien el pasado lunes 21 de abril recibió el apoyo de un grupo de exuniformados pertenecientes a la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore). Aunque al encuentro acudieron cerca de 200 militares de la reserva activa, horas después la misma agremiación aclaró que no están apoyando a candidato alguno.
No obstante, el hecho en sí mismo dejó evidencia de lo que se ha venido rumorando desde el inicio de las conversaciones de paz: el malestar de un sector de las Fuerzas Militares en servicio activo y de oficiales retirados respecto a los diálogos de La Habana. En el encuentro del lunes, la voz cantante fue el excomandante de las Fuerza Militares, general (r) Hárold Bedoya, acompañado por el general (r) Javier Rey, quien en la crisis militar de febrero pasado decidió colgar el uniforme sin ahorrar sus críticas al gobierno Santos.
“La patria está herida, por eso estamos en una campaña por la libertad y por la justicia. Nunca antes las Farc habían logrado tanto como con este gobierno. Los diálogos de La Habana están hiriendo el alma de los soldados y los colombianos”, fue el tono de las declaraciones de Bedoya Pizarro. La reacción del Gobierno no se hizo esperar y el propio presidente Santos les salió al paso a las especulaciones sobre el pensamiento de las Fuerzas Militares, calificando el hecho como un intento de manipulación a través de rumores falsos y mentiras.
“Están diciéndoles a los militares que los van a reducir a su mínima expresión, o a los policías les dicen que les van a quitar sus pensiones para dárselas a los guerrilleros. Están haciendo guerra sucia y parte del deber mío es tratar de poner la historia como es”, aclaró el mandatario en entrevista con la BBC de Londres. El presidente Santos insistió que en favor de la paz está dispuesto hasta a sacrificar su vida, porque la guerra colombiana, con más de 220 mil muertos y seis millones de desplazados, ha sido demasiado sangrienta.
Una postura que terminó de redondear ayer el jefe de la delegación del Gobierno, Humberto de la Calle, quien antes de partir para La Habana para el inicio del ciclo 24 de la mesa de diálogos, insistió que su deber es alertar a los colombianos sobre las “falsas versiones que circulan en los medios acerca de lo que se está discutiendo, versiones que tienen el propósito de crear un clima de opinión negativo en torno a estas conversaciones y asustar, sí, asustar, a los colombianos sobre la marcha de estos diálogos y sus consecuencias sobre el futuro del país”.
De la Calle, reiteró que esos rumores dicen que el Gobierno está negociando la reducción de las Fuerzas Armadas y la desmilitarización de las zonas de reserva campesina, ante lo cual debe insistir que nada de eso es cierto. “No lo hemos discutido ni negociado, ni vamos a hacerlo en el futuro”, declaró el exvicepresidente, quien observó que el Ejecutivo es consciente de que muchos no comparten el camino que se está recorriendo, pero una cosa es la legítima opinión y otra “las versiones delirantes para confundir y preocupar al ciudadano”.
Más allá del cruce de declaraciones en el contexto de una campaña política ausente de grandes debates públicos, lo que se advierte es que la carrera por la presidencia de Colombia ha entrado en su fase decisiva y los diálogos de paz de La Habana son un punto determinante. De hecho, también se especula que esta ronda de diálogos es decisiva y podría dejar un tercer acuerdo, esta vez sobre el problema de las drogas ilícitas. De ser así, la primera beneficiaria sería la campaña reeleccionista, empeñada en la continuidad del proceso de paz.
Aun así, ya se asoman en el horizonte nuevos dilemas respecto a los diálogos de La Habana. El más importante de ellos, a partir de las declaraciones del candidato a vicepresidente Germán Vargas Lleras, quien advirtió en Huila que la entrega de armas es un elemento fundamental para la firma de cualquier acuerdo de paz. Sin duda el tema neurálgico de la negociación por la negativa de las Farc a que ese paso se dé sin que todo el proceso de paz llegue a su fin y todos los acuerdos suscritos se hayan cumplido debidamente.

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