Leyes viejas para un nuevo mundo – Diario El País, Uruguay

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El siguiente editorial responde exclusivamente a la visión de este medio

 

Mientras en Uruguay los políticos y operadores se enfrascan en una agria disputa en torno a la «ley de medios», las noticias que vienen desde Estados Unidos, capital y vanguardia absoluta en materia de televisión y entretenimiento, muestran lo anacrónico del debate nacional.

Agosto comenzó con una noticia explosiva para los consumidores de televisión estadounidenses. La empresa de cable Time Warner, decidió sacar de su programación en tres de los principales mercados del país (Nueva York, Los Angeles y Dallas) a la cadena CBS, en medio de una violenta disputa comercial en torno a la tarifa por retransmisión. Se trata de un choque de gigantes ya que Time Warner es uno de los monstruos de la comunicación mundial, y que pese a que en 2009 se separó de su empresa madre, dueña entre otras de CNN y HBO, tuvo solo en 2012 ganancias por más de 21 mil millones de dólares. Casi la mitad del PBI de Uruguay.

Por otra parte la CBS es uno de los «Tres Grandes» canales nacionales de TV en Estados Unidos, y junto a NBC y ABC han definido el negocio de la televisión en el último medio siglo. Entre su programación se encuentran éxitos actuales como la serie The Big Bang Theory, Dexter y (pequeño gran detalle) buena parte de la temporada de fútbol americano.

Este choque comercial monopoliza hoy la discusión pública en aquel país, con la intervención de estrellas del espectáculo, políticos, y empresarios, pero sobre todo es el síntoma de un cambio radical en el mundo de la televisión.

El origen del problema, a vuelo de pájaro, es más o menos así. Cuando el negocio de la TV por cable explotó en EE.UU. hace unos 25 años, las grandes cadenas de TV lograron, gracias a un fuerte lobby político, que la empresas de abonados les pagaran un «fee» por la retransmisión de sus señales, pese a que las mismas eran emitidas en forma gratuita por aire y usando un espectro público. Así consiguieron una nueva fuente de ingresos que compensaba las pérdidas por la aparición de este nuevo jugador. Hoy, enfrentadas a una crisis debido a la atomización de la audiencias y al auge de los servicios de TV por Internet como Netflix, Hulu o Apple TV, estas cadenas presionan a los cables para aumentar esa tarifa. En el caso concreto se dice que CBS reclama a Time Warner pasar de 1 a casi 2 dólares por abonado.

La cuestión es que los cables también sufren el mismo problema que los canales de TV. Y si bien sus finanzas lucen saludables, es en gran medida a que en aquel país son las principales proveedoras de Internet, algo que en Uruguay el gobierno prohíbe para proteger el monopolio de Antel. De todas formas, el avance tecnológico también ha golpeado sus ganancias, y hoy estudian imponer un costo extra a quien usa la red por encima de un monto determinado, ya que todo muestra que el consumo de TV está migrando hacia esa plataforma.

Por ejemplo, un 14% de los hogares americanos hoy mira TV a través de Internet. La empresa Netflix, que tiene algunos de los programas más premiados de estos años como House of Cards y solo transmite por Internet, ha llegado a casi 40 millones de suscriptores. Esto a expensas de empresas como Time Warner, que vienen perdiendo clientes en forma dramática.

 

Así las cosas, el mundo del espectáculo de EE.UU. observa con atención este tire y afloje, que tiene como fecha límite el 8 de septiembre, día en que CBS debe transmitir el primer gran partido de la temporada de fútbol americano, ya que en caso de que para entonces su señal no esté al aire, puede llegar a generar un verdadero escándalo nacional. Según un análisis de la revista The New Yorker, lo que está pasado no es una fina partida de ajedrez entre dos expertos sino la pelea desesperada entre dos viejos jugadores que ven morir su mercado.

Un panorama que revela que buena parte de lo que se discute en Uruguay en torno a la «ley de medios» resulta viejo y anacrónico. Que mucho de lo que se quiere «regular» es irregulable, que los grandes malvados a los que se quiere limitar son gigantes con pies de barro, y que la verdadera cuestión de fondo, el avance de Internet y su monopolio a manos de una entidad pública con fines cada vez menos públicos y más políticos, «casualmente» sigue estando lejos del debate de hoy.

                                          http://www.elpais.com.uy/opinion/editorial/leyes-viejas-mundo-nuevo.html

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