Indígenas de Colombia demandan protección al Parlamento Europeo frente a la aplicación de TLC

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Los indígenas Awá piden al Parlamento Europeo dar voz a los pueblos indígenas en el seguimiento a la Hoja de Ruta que presentó el gobierno colombiano para el TLC

  • Solicitan apoyo a los países europeos para frenar el exterminio de que son víctimas debido al interés que despiertan las riquezas presentes en su territorio.
  • Campesinos e indígenas piden protección para sus propias semillas. Las normas de los acuerdos comerciales firmados por Colombia prohíben su uso y obligan al campesinado, a indígenas y afrocolombianos a comprar a las de las multinacionales que las tienen patentadas.

Esta semana visitan Bruselas dos representantes de las víctimas de la guerra en Colombia y de las consecuencias de los TLC firmados por ese país. Han venido a lanzar un SOS a Europa para que colabore en su protección frente a las políticas comerciales que perjudican gravemente su sistema de vida, su subsistencia alimentaria, su hábitat y, en muchos casos, también ponen en riesgo sus vidas.

Francisco Javier Cortés Guanga representante de la Gran Familia Indígena Awá Binacional (Colombia y Ecuador), ha denunciado que su pueblo, integrado por 45.000 personas es uno de los 67 pueblos indígenas que en Colombia están en grave peligro de extinción. En los últimos tres años han asesinado al menos 51 miembros de su pueblo, desparecido a 8 y desplazado a miles. Los Awá viven en departamento de Nariño, al sur de Colombia, lugar estratégico por sus múltiples riquezas y por ser una salida hacia el Océano Pacífico. Allí se libra una cruenta guerra entre ejércitos legales e ilegales y quienes sufren las consecuencias son ellos, los Awá. El gobierno colombiano no ha tomado las medidas necesarias para protegerlos.

A pesar de que el Estado debe realizar consultas previas a las comunidades para cualquier tipo de proyecto de explotación en sus territorios, Cortés Guanga hizo saber a miembros del Parlamento Europeo que esta condición no se cumple. Les recuerda que la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos advirtió en su informe de marzo 2013 que en Colombia “no se determinó la existencia de una sola buena práctica” de consulta previa libre e informada a los pueblos indígenas o afrocolombianos. Y recalca que en el caso de los pueblos en vías de extinción ese derecho es también un mecanismo para permitir su supervivencia.

“Los países Europeos pueden contribuir a la salvación de las etnias en peligro de extinción. Sin embargo, el proyecto de Plan Nacional de Desarrollo de Colombia 2010-2014 y el Acuerdo Comercial entre la UE y Colombia, impulsan el desarrollo de la industria extractiva y la agro-industria, provocando más presión y serios impactos sobre los territorios indígenas y sus pueblos”, argumenta Cortés Guanga. Pide al Parlamento Europeo “dar voz a los pueblos indígenas en el seguimiento a la Hoja de Ruta que presentó el gobierno Colombiano para el TLC”.

Por su parte, Alba Portillo, representante de la Red de Semillas Guardianes de la Vida, denunció cómo la subsistencia alimentaria de campesinos, indígenas y comunidades negras ha quedado en grave riesgo con las firmas de los TLC. “Ya no podemos guardar nuestras mejores semillas para la siguiente cosecha porque en estos acuerdos protegen las patentes, los derechos de propiedad intelectual de las multinacionales. Nosotros que toda la vida hemos vivido de la tierra, tenemos prohibido ahora usar lo que la tierra nos da”, esboza. “Ya en diversas regiones del país la policía ha destruido 4.000 toneladas de semillas. Si usamos nuestras semillas tenemos que pagar elevadas multas y hasta podemos ir a la cárcel”.

Relata que en Colombia se realizaron en 2013 los más grandes paros agrarios e indígenas que contaron con el respaldo de la mayoría de los colombianos, solicitando la derogación de los TLC porque el campo de Colombia, junto con millones de pequeños agricultores, irá a la ruina. “Ponernos a competir con multinacionales para nuestra subsistencia alimentaria, es casi que condenarnos a muerte”, sentencia.

Portillo dice que tanto los campesinos como los indígenas y las comunidades negras ni podrán ni cumplirán esta normativa. “El gobierno dice que deja en suspenso la ley 970 que ordena la destrucción de semillas. Pero hasta que no la derogue, nosotros no le creemos, porque de lo pactado para frenar el paro agrario de más de 20 días de 2013, poco o nada se ha cumplido. Quizás nos veremos abocados a otro gran paro para que respeten nuestros derechos”, aclara.

“Tenemos esperanza de que Bélgica no rarifique el TLC entre la UE y Colombia”, agrega Portillo. “El Parlamento de este país puede rechazarlo. Los belgas al solidarizarse con nosotros, protegerían la soberanía alimentaria de millones de colombianos. Las semillas como patrimonio de la humanidad están en grave peligro. No ratificar este TLC es un bien para el mundo porque cuantas más semillas se protejan, más y mejor alimento se garantiza para todos los pobladores de la tierra”, concluye.

Tanto Portillo como Cortés Guanga, han solicitado a la sociedad europea que se solidarice con sus demandas y a los países europeos que vigilen muy de cerca que sus empresas no se vayan a lucrar de los territorios bañados en sangre en Colombia, o que las importaciones de productos procedentes de allí, no provengan de lugares donde haya víctimas de  violaciones a los derechos humanos.

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