Argentina | Javier Milei anunció un acuerdo con el FMI que no está cerrado

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Milei y Caputo se lanzaron a la trampa del FMI

Por Alfredo Zaiat

Javier Milei anunció un acuerdo con el FMI que no está cerrado. Es probable, aunque no seguro, que se concrete, pero fue llamativo el silencio del organismo luego de un triple mensaje presidencial acerca de la existencia de un nuevo programa: primero en la Asamblea Legislativa, luego en un post en TikTok y finalmente en una entrevista en televisión.

Dijo además que lo enviará al Congreso para su aprobación sin mencionar que esta es una exigencia del directorio del Fondo, además de que lo establece una ley aprobada en el gobierno anterior a partir de este reclamo.

El dislate continuó con el absurdo de presentar el incremento de la deuda con el Fondo como algo neutro para la evaluación de la sustentabilidad de los pasivos públicos, debido a que los dólares que recibirá el Tesoro del FMI serán utilizados para cancelar deuda con el Banco Central.

El disparate de difundir la existencia de un acuerdo consumado con el FMI cuando las negociaciones siguen su curso tiene un único y principal motivo: enviar una señal de tranquilidad a los inversores locales y del exterior montados en la fabulosa burbuja especulativa diseñada por los socios mesadineristas Luis Caputo y Santiago Bausili, ministro de Economía y presidente del Banco Central, respectivamente.

Orden de retirada 
El mensaje apunta a garantizarles que están los dólares disponibles cuando los requieran y, mientras tanto, los invitan a seguir jugando en la bicicleta financiera de un ajuste cambiario (crawling peg) del 1% mensual con una tasa de interés en pesos de 2,4 a 2,6% mensual, que implica una ganancia en dólares de, por lo menos, 25% anual. Mientras no haya una fuerte devaluación.

Los dólares del Fondo son el último salvavidas para un plan económico que está exhibiendo evidentes signos de agotamiento. La sobreactuación de Milei en relación a un pronto acuerdo con el FMI refleja la desesperación por la persistente pérdida de reservas del Banco Central y la huida de fondos de inversión de activos bursátiles.

La dupla Milei-Caputo repite el mismo error de gobiernos neoliberales anteriores, que depositan su suerte en la lógica especulativa de inversores financieros: quedan subordinados a satisfacer la constante y creciente demanda de dólares, acumulados, en este caso, en el denominado carry trade.
Cuando aparece la restricción de divisas salir corriendo a los brazos del FMI es, justamente, la señal desaconsejada porque refleja la fragilidad del programa económico.

Esto no significa que los grandes fondos de inversión no reclamen el acuerdo con el Fondo, que en estas semanas voceros locales lo están amplificando, pero lo hacen para capturar esos dólares baratos en el actual momento de la retirada del mercado local, y no como vehículo para impulsar el crecimiento de la economía, como promociona Milei.

La exigencia la impone el FMI
Una de las condiciones que pide la tecnoburocracia del Fondo, luego de décadas de fracasos -no solo con Argentina- y para no ser señalado como único responsable de las debacles, es el respaldo político (oficialismo y oposición) al acuerdo.

La Ley 27.612 de de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública (denominada “ley Guzmán”) establece en su artículo 3 que “todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente”.

Antes de esta norma, los acuerdos con el FMI no pasaban por el debate parlamentario. El primero fue el rubricado en la administración de Alberto Fernández, provocando una crisis política profunda en la alianza gubernamental.

¿Cuál será el desenlace en el Congreso de un nuevo programa con el FMI, cuyos dólares tienen destinatarios marcados? ¿El gobierno de Milei, jaqueado por la estafa de la memecoin $LIBRA, cómo reaccionará ante una votación negativa?

Buscar un acuerdo con el FMI en forma desesperada es la peor opción política y financiera, como muestra el antecedente próximo del gobierno de Macri. En junio de 2018, consiguió el crédito más abultado de la historia entregado por el FMI a un país y el saldo fue pésimo: la corrida cambiaria se aceleró y la debilidad política se acrecentó.

El Fondo no aprende nada de sus errores
Macri fue el intermediario de los dólares entregados por el Fondo para que fondos de inversión estadounidenses y europeos, que se subieron a la burbuja financiera de Luis Caputo (ministro de Finanzas) y Federico Sturzenegger (presidente del Banco Central) del gobierno de Mauricio Macri, pudieran realizar las ganancias acumuladas en los dos años anteriores.

Con Milei se repetiría el mismo esquema. ¿El FMI, entonces, no aprendió nada de sus errores pese a la reciente autocrítica de esta pésima experiencia?

El organismo realizó una revisión del Acuerdo de Facilidades Extendidas planteando que subestimó la apreciación cambiaria; que la exposición excesiva a la Argentina pone en riesgo la sustentabilidad financiera del propio FMI; que aumentar la deuda con el FMI no solo supone empeorar las condiciones estructurales de fragilidad externa del país, sino que tampoco garantiza una baja del riesgo país y, en consecuencia, el retorno a los mercados internacionales de deuda; y que se debe evaluar el nivel de reservas netas y no las brutas para analizar la capacidad de pago de la Argentina (hoy son negativas en unos 10.000 millones de dólares).

Otro relato falso de Milei y Caputo
Otro disparate de la dupla Milei-Caputo se refiere a que la ampliación del crédito del FMI no significa aumento de la deuda del sector público. El exministro Martín Guzmán desarma esta estrategia de confusión con una explicación didáctica, publicada en su cuenta en la red X:

1. El FMI le presta un dólar al Tesoro. Hasta ahí, aumentó la deuda del Tesoro en un dólar.
2. El Tesoro usa ese dólar para cancelar un dólar de deuda con el Banco Central. O sea, ahora la deuda total del Tesoro no aumentó, pero sí cambió su composición (le debe un dólar más al FMI y un dólar menos al Banco Central).
3. ¿Pero qué pasó con la deuda neta del sector público, o sea, la suma de Tesoro + Banco Central? Aumentó un dólar.
La deuda de una parte del sector público con otra del sector público no es deuda neta para el sector público. En cambio deberle más a los de afuera sí que aumenta la deuda neta.

O sea: el sector público aumentó en forma neta su deuda en un dólar, por la que le paga interés al FMI, y el Banco Central tiene en sus reservas (mientras no se lo gaste) un dólar”.

Para concluir: “Pensalo así: supongamos que en una familia un hermano le debe guita a otro, y que para pagarle se endeuda con el banco. ¿Cambia la deuda neta del hogar? ¡Obvio! Aumenta en un dólar, con el banco (y al mismo tiempo cambia la composición de la deuda dentro del hogar, ya que ahora un hermano no le debe más al otro, sino que le debe al banco)”.

La última carta
Por primera vez desde que desembarcó en la Casa Rosada, Milei expuso que la economía podía registrar altibajos, o sea que la tasa de inflación podía subir y la actividad tropezar. “La evolución no es rectilínea”, dijo en el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.

Fue la aceptación de que un nuevo programa con el FMI demandará modificaciones en la política cambiaria, con un ajuste de la paridad y, probablemente, un esquema de bandas de precios (mínimo y máximo). Es la opción que ofrecen los técnicos del FMI para habilitar el acuerdo y permitir, de este modo, la intervención en el mercado con los dólares que entregarán.

La clave de la negociación pasa ahora por la definición de estas cotizaciones mínima y máxima.

A esta altura queda en evidencia que quienes publicitan que la política económica de Milei es consistente e implica una bisagra en el recorrido económico del país están quedando en ridículo: reservas negativas de 10.000 millones de dólares (el mismo monto de diciembre de 2023), dólar oficial atrasado, brecha cambiaria intervenida por el Banco Central, equilibrio fiscal dibujado y deterioro acelerado del sector externo. Con el desenlace de correr con la soga al cuello al patíbulo del Fondo Monetario.

El plan de la dupla Milei-Caputo ha quedado a merced de un crédito del FMI, que no pocos en el mercado consideran que igual será insuficiente para saciar a las bestias dolarizadoras del mercado.

EL DESTAPE


Caputo quema dólares como ninguno

Por Leandro Renou

La premura del Gobierno de Javier Milei por cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que le de divisas frescas tiene una razón central: las arcas oficiales están perdiendo fuerte reservas y fondos en tratar de controlar el dólar, mantenerlo barato y así evitar una disparada inflacionaria. De hecho, el viernes último, el ministro de Hacienda, Luis Caputo, quemó 600 millones de dólares a tales fines y encendió todas las alertas de los mercados y hasta obligó al Gobierno a pedirle un mensaje público de calma al FMI.

En los números generales, la intervención oficial, directa o indirecta, bate recórds: en solo un año, el funcionario de Milei ya se gastó más del doble de dólares que los ex ministros Martín Guzmán y Sergio Massa para intervenir la brecha cambiaria. Naturalmente, los antecesores de Caputo estuvieron en el cargo mucho más tiempo y, en el caso de Guzmán, en momentos de menos volatilidad y con crecimiento económico.

Los datos duros reflejan que, sin contar enero, Caputo usó 21.600 millones de dólares para intervenir el dólar, superando a los más de 10 mil millones que usaron, en cojunto, Massa y Guzmán. Del total de lo rematado por Caputo, más de 17 mil de los cuales son dólar Blend. Vale decir que si bien el Gobierno no es afecto a calcularlo como intervención, el Blend es la vía principal de intervención indirecta del tipo de cambio. La referencia es para 20 por ciento de las liquidaciones de exportaciones del agro que se hacen al Contado con Liquidación.

El cálculo de la consultora Eco Go agrega que en el primer mes de este año, la intervención se intensificó: se usaron más de 940 millones de dólares de las reservas del Banco Central y unos 1200 millones de dólares del Blend del agro. En el calculo de la consultora de Marina Dal Pogetto se incluye, también, el volúmen de dólares que ingresan por turismo, que se pagan a dólar financiero.

Massa y Guzmán
Martín Guzmán fue ministro de Economía del Gobierno de Alberto Fernández hasta junio del 2022. Hasta esa fecha, según los datos de Eco Go, utilizó 2766 millones de dólares para intervenir la brecha. El periodo en el que fue funcionario, casi toda la post pandemia, mostró además un nivel de crecimiento mucho mayor al actual y una inflación menor si se mide en cuanto al ritmo del PBI.

Guzmán salió del Gobierno en el medio de las tensiones por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Luego de varios idas y vueltas y el interinato de Silvina Batakis, asumió el cargo Sergio Massa, que debió afrontar el año y medio de gestión no sólo con elecciones presidenciales mediante y siendo candidato, sino con un imponderable que derribó cualquier previsión: el golpe de la sequía.

Asi es que Eco Go mide para el período que va entre junio del 2022 y septiembre del 2023 unos 7619 millones de dólares usados por Massa para calmar el dólar. Vale decir que hacia el final de su gestión, logró una inyección de 5000 millones de dólares del FMI. En este escenario, el gasto que viene haciendo Caputo es preocupante no sólo por el ritmo, sino porque la balanza turística receptiva es muy deficitaria, la emisiva se lleva divisas, la plata de blanqueo se evaporó y el Fondo es la última opción para la intención número uno del Gobierno: llegar a las elecciones con dólares para mantener el precio barato y que la inflación no se desate.

El Fondo, último recurso

Mientras la sangría de dólares opera, el Gobierno apura el acuerdo con el FMI. Es que, en el hipotético caso de que se dieran sus predicciones económicas, no sólo precisaría dólares frescos para contener la brecha, sino también para pagar importaciones. El Gobierno insiste en que la economía crecerá este año un 5 por ciento, por eso precisa divisas en volúmen.

El asunto allí es que aparece la pulseada entre el Fondo y el Gobierno por el tipo de cambio: el organismo cree que el tipo de cambio está atrasado y no quiere que Milei y Caputo se gasten la plata del préstamo para parar la cotización y evitar un inflacionazo, la única parte del relato libertario que se sostiene firme.

Hace unas horas, lo puso en palabras un economista que acompañó a Milei con su voto pero que es crítico de la estrategia de congelar el precio. Christian Butteler explicó en su cuenta de X que «el día que se eliminen las restricciones cambiarias, seguramente el dólar suba. Eso impactará en los precios acelerando nuevamente la inflación. Pero eso no pasará por sacar el cepo, sino por haber atrasado el tipo de cambio durante estos meses». Además, Butteler agregó que «si cada vez que se pide tipo de cambio libre responden que no van a devaluar, implícitamente están reconociendo que atrasaron artificialmente el tipo de cambio».

Si bien es cierto que los gobiernos anteriores también usaron dólares de la caja para tratar de calmar corridas cambiarias, la práctica de Caputo obliga al Gobierno libertario -que además está en un ajuste inédito- a rematar dólares en exceso con el objetivo de llegar bien a las elecciones. Es lo que el Fondo dice y la discusión central, casi una trampa: si el gobierno quiere más dólares, tiene que devaluar, si lo hace, pierde la meta inflacionaria en año electora. Hasta ese punto llegó el Gobierno en solitario, por las propias, y hoy se le complica la escena.

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