Perú: la NO Constitución y la descomposición del régimen – Por Nicolás Lynch
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Nicolás Lynch *
A finales de diciembre de 2024 diversos analistas llegaron a la conclusión de que vivíamos un momento de orfandad constitucional, ya que la actual constitución de 1993 agrega a sus graves problemas de legitimidad de origen: ser producto de un golpe de estado y ratificada por un referéndum fraudulento, el que de sus iniciales 206 artículos, han sido modificados 110, 10 disposiciones transitorias y se crearon seis nuevos artículos.
Frente a tal zafarrancho, los que decían que no se podía tocar “ni una coma” del texto de 1993, se quedan sin argumentos, porque ellos han hecho lo que han querido con el afán de permanecer en el poder. Hoy tenemos una nueva constitución hecha por un congreso que tiene una legitimidad de un dígito y que en su devenir delictivo nos coloca en la práctica en una situación de NO constitución.
Quedarse sin constitución para cualquier país es muy grave y esto es lo que precisamente sucede hoy en el Perú. Los golpistas del cinco de abril de 1992 que vuelven en este caso a contragolpear el siete de diciembre de 2022, han dejado al país sin constitución. Hoy más que nunca es indispensable, lo que hemos venido proponiendo de manera incansable en los últimos años, luchar por una Nueva Constitución, que además de proyectar un nuevo pacto entre los peruanos, lo haga llenando este vacío constitucional.
Pero a esta situación de orfandad, sucede con la vuelta del año, una profundización del mar de corrupción en que vivimos. Los escándalos que supone el descubrimiento de una red de prostitución en el propio congreso, el asesinato que ello parece hacer conllevado y el descubrimiento de negociados en torno al programa público de alimentación escolar Qaly Warma, con muerte también incluida, llevan la situación inédita de corrosión, que al menos en la época contemporánea no había sufrido la república criolla.
Con muchos otros analistas hemos coincidido que, a partir de la caída de Kuczynski, habíamos entrado de lleno en un momento de crisis de la hegemonía neoliberal, una crisis decíamos no sólo de gobierno, sino también de régimen y de estado. Esta crisis ha configurado un período de decadencia del que no salimos hasta la actualidad. Sin embargo, con los últimos acontecimientos, pasamos de la decadencia a la descomposición.
Es decir, el cambio de régimen producido con el contragolpe a Castillo nos lleva a un poder autoritario no solo decadente sino también podrido. Este pasaje es muy peligroso en política, porque suele enceguecer a los que gozan en la podredumbre, pero causa un vacío político que nos lleva ya no sólo a la ausencia de constitución sino peor aún a la ausencia de gobierno.
El problema es que el tránsito a la podredumbre se da en un momento de NO constitución. Cuando no existe un pacto entre los peruanos para organizar el país de acuerdo con nuestros intereses. Es un tema de sobrevivencia. Es más, la crítica a la falta de constitución sigue en su fase destituyente, de crítica a las precarias instituciones existentes, cuando todo indica que debe dar un salto cualitativo para convertirse en una propuesta programática y organizativa global sobre el punto, es decir constituyente.
En lo inmediato, sin embargo, ya sabemos que el vacío político y la ausencia de gobierno llevan a la tentación autoritaria. El vacío quizás guste a las ratas, servicios sexuales con dinero público incluidos, pero lleva a una grave preocupación a los demás, porque todos los intereses, buenos y malos son amenazados. Entre ellos los intereses del dinero, de mayor capacidad inmediata, que compra la fuerza y finalmente el poder, poniéndonos de nuevo ante el peligro de que nos despidamos de cualquier forma que merezca llamarse democracia por algún tiempo.
¿Hay alguien que se oponga a esta emergencia en la que, al poder, aunque raído, parecen tenerlo los proxenetas? No se otea en el horizonte.
* Sociólogo, investigador, escritor, columnista, diplomático y político peruano. Fue embajador del Perú en Argentina desde el año 2011 hasta el 2012 durante el gobierno de Ollanta Humala y ministro de Educación en el gobierno de Alejandro Toledo