Trump, Noboa, Bukele y Milei: ¿Cómo el autoritarismo y la ideología de extrema derecha se convierten en discursos de odio? – Por Verónica Calvopiña Panchi
Trump, Noboa, Bukele y Milei: ¿Cómo el autoritarismo y la ideología de extrema derecha se convierten en discursos de odio?
Por Verónica Calvopiña Panchi
Donald Trump ganó la presidencia de los Estados Unidos por segunda ocasión. Grupos, activistas antiderechos y líderes políticos que se identifican con la extrema derecha celebraron su victoria, pues ven en Trump a un defensor de la familia tradicional y la cultura occidental, pero además, lo reconocen como un líder que supuestamente ha batallado contra lo woke; es decir, las tendencias consideradas progresistas, de izquierda, a favor de la igualdad social y la no discriminación.
En América Latina también aparecen en los últimos años, mandatarios que se reconocen como liberales y libertarios de derecha; algunos con comportamientos autoritarios, antidemocráticos y que cuyos mandatos se basan en lo militar; y otros, que provienen de las élites económicas de sus países. Pero ¿cómo la ideología de estos mandatarios se convierte en discursos de odio en contra de los derechos humanos o el feminismo?
“En El Salvador tenemos un gobierno que se opone a los derechos de las mujeres”, mencionó Clanci Rosa, periodista de la Revista La Brújula de El Salvador, durante el Festival de Medios Feministas Zarelia, edición 2024. Según Rosas, durante el mandato de Nayib Bukele (2019-2024), se ha desmantelado “la institucionalidad de la garantía del derecho de las mujeres”, esto ha significado el ascenso de grupos antiderechos y el fortalecimiento de sus acciones en este país. “Cuando un gobierno dirige esas políticas y acciones da la pauta para que los grupos que están allí, que se oponen a los derechos, estos grupos antiderechos puedan hacer lo mismo”, asegura la periodista.
Pero el gobierno de Bukele no solo ha centrado su ataque a las mujeres y diversidades sexuales, sino también a periodistas y defensores de derechos humanos. En el Foro “Violencias contra mujeres periodistas y comunicadoras en contextos de autoritarismos, políticas antiderechos y discursos de odio, Clanci Rosa detalló como ejemplo, los ataques machistas y misóginos por parte de funcionarios públicos hacia mujeres periodistas en El Salvado, lo que según la periodista repercute gravemente en el trabajo periodístico provocando la autocensura y, en muchos casos, el abandono de la profesión. “Hay un Estado que no da garantías para el ejercicio del periodismo. (…) Esto lo que está haciendo es silenciar historias importantes, también socava el papel fundamental de la prensa en la promoción de la igualdad de género y los derechos humanos. Si las mujeres periodistas dejamos de hacer periodismo, hay historias que no se van a contar”, resaltó Rosa.
Esta situación es señalada por la Asociación de Periodistas de El Salvador que denuncia persecución, hostigamiento y ataques cibernéticos a periodistas, defensores ambientales y defensores de derechos humanos, documentados en el Informe “Escucha Digital. Periodo enero – junio 2024”. Esta organización también señaló que en 2023 hubo un notable aumento del 700% en los discursos estigmatizantes, así como un 658% en agresiones y ataques, y un 383.3% en restricciones al acceso a la información pública. Esto repercute en un incremento de la censura. Para Clanci Rosa en El Salvador: “la censura, la intimidación y el acoso hacia periodistas que desafían las narrativas oficiales, especialmente a aquellas que abordan temas de género y derechos humanos de las mujeres. La concentración de poder y el debilitamiento de las instituciones democráticas ha creado un ambiente de hostilidad donde las voces críticas, incluidas las feministas, pretenden ser silenciadas mediante violencias basadas en género”.
Lo que sucede en El Salvador también pasa en otros países de América Latina y Europa, gobernados por partidos y políticos adscritos a la extrema derecha; o como la llama el influencer y escritor Agustín Laje, “derecha distinta, una derecha con los pantalones bien puestos”. Cristina Vega, profesora investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO de Ecuador señaló durante el Zarelia que: “En Europa hay fuerzas, partidos, movimientos, plataformas que tienen mucha fuerza. Estoy pensando en Vox, pero también estoy pensando en Marine Le Pen, Giorgia Meloni, y en América Latina tenemos algunas figuras digamos que están amplificando el discurso porque han llegado a los gobiernos. Estoy pensando en el caso de Nayib Bukele o en el caso de Milei”.
Estos regímenes muestran fuertes rasgos autoritarios, con rechazo al feminismo o al género. Así, por ejemplo, Javier Milei, presidente de Argentina, durante el Foro Económico de Davos, Suiza, el 17 de enero de 2024, decía: “En lo único que devino esta agenda del feminismo radical es en mayor intervención del Estado para entorpecer el proceso económico y darle trabajo a burócratas que no le aportaron nada a la sociedad”. O Giorgia Meloni, presidenta de Italia, quien durante la convención Europa Viva 24, organizada por el partido español Vox, exclamó: “Toda nuestra identidad está atacada, pero nosotros no lo permitiremos. Yo soy Giorgia, soy una mujer, soy una madre, soy italiana, soy cristiana. No me lo pueden quitar”. También están los gobiernos de Bukele en El Salvador o Noboa en Ecuador se asientan bajo un discurso basado en el miedo, la seguridad y la militarización de la sociedad.
Estos gobiernos, para Vega, han radicalizado sus posiciones en apoyo al libre mercado y los grandes capitales, arremetiendo contra el estado, las tendencias de izquierda, la política tradicional o los Derechos Humanos. Así, Donald Trump, candidato a la presidencia de Estados Unidos, decía en 2015: “Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor, no envía gente como tú o como tú. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores y algunos, asumo, que son buenas personas”. Dichos rasgos autoritarios y antiderechos de estos gobiernos los podemos evidenciar en sus discursos, en su forma de hacer campañas presidenciales, gobernar o expresarse en redes sociales. Según el Informe del Observatorio de Crímenes de Odio LGBT+ de la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires, las expresiones de miembros del partido La Libertad Avanza durante la campaña presidencial de 2023 en contra de las diversidades sexogenéricas y la igualdad de género construyeron “un clima de segregación, rechazo y discriminación; el terreno más fértil para las violencias hacia los colectivos históricamente vulnerables”.
Este tipo de regímenes muestran que nos encontramos en un momento de desdemocratización, señala la académica estadounidense Wendy Brown. En otras palabras, la democracia ha sido cooptada por el neoliberalismo, aliado al conservadurismo o al fundamentalismo religioso, principalmente evangélico. De allí que Aylinn Torres identifica “una ola neoconservadora global y regional” que tiene su último despliegue desde 2015, y donde confluyen “actores políticos con explícitos programas de derechas y ultraderechas; fundamentalismos o neointegrismos religiosos; cámaras empresariales y actores económicos neoliberales, y conservadurismos de vieja data presentes en gobiernos de distinto signo político”.
Al respecto del aparecimiento de líderes de extrema derecha, las profesoras Cristina Vega y Martha Cabezas aseguran que se trata de “un giro autoritario dentro del proceso neoliberal”. Basadas en Wendy Brown, ambas profesoras explican que “la propuesta familista” de grupos conservadores es compatible con los neoliberales ya que el sistema necesita de “familias bien organizadas en torno a una autoridad patriarcal para que soporten las cargas del neoliberalismo”, explica Cabezas.
Cristina Vega también señaló que: “estos movimientos reactivos contra el aborto, los derechos sexuales, el matrimonio igualitario han sido muy claves en el reposicionamiento de las derechas en nuestros países. Yo creo que esos movimientos y plataformas crean una base para consolidar una fuerza moralizante por parte de las derechas y ahora, derechas cada vez más autoritarias”.
Sin embargo, las posturas antiderechos o en contra de los derechos sexuales y de las mujeres no es exclusiva de los regímenes de extrema derecha. Líderes vinculados con la izquierda como Nicolás Maduro o Daniel Ortega también han arremetido contra periodistas feministas y activistas de derechos, acusándolos de opositores, ocasionando censura o cierre de espacios y organizaciones.
“En estos momentos tenemos bastantes actores que se están coaligado a nivel internacional y que están en contra de los derechos de las mujeres y diversidades sexuales. Aunque tenemos un movimiento feminista muy fuerte y de las diversidades que de alguna manera tiene un discurso propositivo, un discurso de alianza, de apertura, que obviamente contrarresta mucho estos discursos que, a nivel internacional, están siendo importantes”, aseguró Cristina Vega.
¿Cómo se convirtió el feminismo en enemigo de la extrema derecha?
2018 fue un año clave para los derechos sexuales y reproductivos en América Latina. En Argentina a inicios de ese año, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto presentó un proyecto de ley para despenalizar el aborto en este país. El pañuelo verde apareció como símbolo de la lucha a favor del aborto se expandió en toda la región. La votación en el Congreso y en el Senado en ese momento no fue la esperada y tuvo que esperar hasta 2020 para ser aprobada. En México en cambio, la Suprema Corte de Justicia despenalizó el aborto a nivel federal en 2018, facultando a los estados mexicanos a aprobar leyes a favor y en garantía de este derecho.
La Marea Verde avanzó por otros países de la región. Aunque no hubo avances en todos, el debate se instaló a nivel parlamentario y social. Asi, Ecuador se intentó sin suerte, despenalizar el aborto en la causal violación en el Código Penal en 2019, pero fue recién en 2021, cuando la Corte Constitucional aprobó la despenalización y se logró una ley, aunque restrictiva. Mientras que, en 2022, la Corte Constitucional de Colombia legalizó el aborto hasta la semana veinticuatro.
A la par que la Marea Verde se acrecentaba, de otro lado, sacerdotes, religiosas, líderes de organizaciones católicas y evangélicas, así como sus seguidores, se movilizaron públicamente a través de acciones como la campaña “Con mis Hijos no te metas, nacida en Perú en 2016, que recorrió varios países de América Latina rechazando lo que denominan la Ideología de Género. Estos grupos provida o antiderechos además, hicieron lobby político ante las instituciones legislativas de sus países para impedir que se aprueben leyes sobre el aborto o el matrimonio igualitario.
Los grupos antiderechos dieron un salto a la política o buscaron alianzas con partidos o movimientos de diferentes tendencias para buscar la presidencia de sus países, o para formar bancadas legislativas denominadas provida, a fin de buscar cambios en leyes, restringido cualquier avance relacionado con el aborto o los derechos sexuales. En Costa Rica, Fabricio Alvarado, cantante y pastor evangélico fue candidato presidencial en 2018; Chi Hyun Chung, médico y pastor se presentó a elecciones en Bolivia en 2019; o Gerson Almeida, quien terció por la presidencia de Ecuador en 2021 junto con la activista católica Martha Cecilia Villafuerte.
Otros países como Brasil o Estados Unidos llegaron a tener mandatarios articulados con grupos antiderechos, militaristas o evangélicos. Estas alianzas se manifestaron en el direccionamiento y acciones que siguieron sus gobiernos. Así, por ejemplo, Jair Bolsonaro en Brasil (2019-2023) y Donald Trump en Estados Unidos (2017-2021) se caracterizaron por su negacionismo al virus y a la pandemia generada por la COVID 19, disminuyendo las políticas públicas en salud y acceso a vacunas. La investigadora Aylinn Torres en su libro Derechos en riesgo en América Latina. 11 estudios sobre grupos neoconservadores, menciona: “El negacionismo no solo ha provenido de estas voces, sino que ha sido un programa presente también en algunos gobiernos, especialmente en Brasil y, en una primera etapa, en México. Otros actores neoconservadores religiosos han desplegado estrategias diversas, aunque convergentes: difundir remedios falsos (como tomar té de canela tres veces al día para evitar el virus), instalar una narrativa de las comunidades evangélicas como guerreras espirituales contra la pandemia o convocar a resolver la situación con ayunos y oración”.
Con Donald Trump en la presidencia y Mike Pence en la vicepresidencia de Estados Unidos entre 2017- 2021, la presencia de iglesias y líderes evangélicos dentro del Estado estadounidense fue más significativa, al punto que formaron parte de su consejo asesor presidencial, producto de lo cual recibieron un salvataje de miles de dólares en compensación por las pérdidas sufridas en la pandemia; esto mientras hacían alianzas en otros puntos del continente mediante iniciativas como Capitol Ministries que busca capacitar a políticos bajo una visión cristiana de la política, como lo reseñó Agencia Pública de Brasil en 2019. Sin embargo, lo más controversial durante el mandato de Trump, fue la decisión de la Corte Suprema de este país de anular la sentencia Roe vs. Wade, que permitía el aborto a nivel federal; tema que se debate en la actual campaña electoral por la presidencia en Estados Unidos.
En Brasil en cambio, a más del negacionismo de Bolsonaro se pueden anotar sus acciones en contra del género y del feminismo. El ex presidente convirtió al Ministerio de la Mujer en Ministerio de la Familia, que dio un giro radical a las políticas sobre salud sexual, pasando de la prevención a promover la abstinencia sexual entre adolescentes. Otro ejemplo, fue Bolivia, en 2019, cuando Jeannine Añez junto con Fernando Camacho dieron un golpe de Estado en Bolivia tomándose el Palacio de gobierno con una biblia evangélica en la mano que buscaba desconocer el Estado Plurinacional, establecido en la Constitución vigente desde 2011. En Perú, en cambio, las iglesias y bancadas antiderechos apoyan la presidencia de Dina Boluarte y no han faltado los intentos por restar los derechos de las diversidades sexuales.
Las consecuencias del discurso antiderechos de la extrema derecha
Los gobiernos de extrema derecha o antiderechos dicen defender la familia tradicional, la religión, a sus países, la cultura occidental y el modelo económico capitalista, por lo que se declaran en contra del feminismo y del género, a los cuales ven como un enemigo a eliminar de lo estatal y social. Es así que este tipo de líderes han reducido o limitado el accionar de instituciones públicas relacionadas con los derechos de las mujeres y diversidades sexogénicas, al igual que la educación sexual en los colegios y el enfoque de género en la educación, la política o la cultura. De allí que para la investigadora Aylinn Torres, en su libro Derechos en riesgo en América Latina: “la política sexual se ha vuelto inseparable de las dinámicas de desdemocratización. No estamos hablando de procesos marginales, sino de un nudo central en la política global”. Durante el 5to Festival Zarelia, Torres explicó que una de sus estrategias de los actores antiderechos es adueñarse de temas como la vida o la familia, puesto que logran “establecer asociaciones negativas entre libertad y progresismo o comunismo; entre vida y aborto; entre familia y feminismo”.
Pero el pensamiento de los grupos conservadores y antiderechos no solo está en sus líderes, sino que cada vez más, encuentra cabida en espacios públicos, como las redes sociales, donde se amplifican los discursos en contra del feminismo, la diversidad, los derechos sexuales de las mujeres o su participación. También están las campañas de desinformación o fake news, que son usadas para menoscabar la imagen de diversos grupos sociales, así como la creación y el uso de plataformas digitales para generar su propia información e incidir en lo público. La organización Comunicación para la Igualdad en su último estudio Nuevas Derechas y Comunicación identificó que, en Argentina, la propaganda de las nuevas derechas usa las redes sociales a través influencers de sexo masculino. El 60% de los contenidos que tratan estos espacios promueven una agenda antigénero, a través de estigmatizaciones hacia el feminismo y las feministas. “La percepción de estos sectores es que el feminismo se está́ expandiendo de una forma que amenaza los valores acordes a los que desean vivir. No perciben la ampliación de derechos como beneficios para mejorar la vida de sectores hasta ahora excluidos, sino como un dogma que se les impone a sus propias vidas”.
La investigadora Aylinn Torres señaló durante el Zarelia, que las agendas de los grupos antiderechos se expanden no sólo entre las élites de poder políticos sino también en otras esferas sociales: “Cuando pensamos la política antidemocrática, antiderechos y antifeminista, no se trata de actores y agendas que se puedan explicar solo por la vía de la acción de ciertas élites que oscurecen y manipulan grupos sociales para lograr sus fines, por supuesto que es eso, pero no solo eso, sino que la expansión del conservadurismo y en general, de la política antiderechos en el país, en la región, y en el mundo tienen que ver con las formas en que esas agendas antifeministas y esa política anti derechos se ha expandido y reproducido en estos hondos procesos de fermentación social de los que les hablaba antes. La sociedad argentina votó a Milei”. En otras palabras, el pensamiento antiderechos ha crecido y abarca temas éticos, científicos desde la biología, legales, médicos o académicos. Cada vez son más los espacios principalmente en redes sociales y medios de comunicación llevados por voceros o influencers de la extrema derecha, que al igual que personajes antiderechos, proponen su visión sobre la vida, la familia, la libertad o el nacionalismo, asegurando que se tratan de ideas naturales y que por tanto, no pueden ser cuestionadas.
Marta Cabezas y Cristina Vega aseguran que se trata de una reacción antifeminista y patriarcal, o machosfera donde confluyen diversos actores para menoscabar los derechos de las mujeres o para difundir la idea de que la masculinidad es atacada por el feminismo. “Hay todo un ecosistema reactivo que no solo va en contra del derecho de las mujeres y de las diversidades, sino también en contra de los migrantes con discursos racistas”, señaló Cristina Vega en el marco del Festival Zarelia.
Estos discursos no solo se quedan en las redes, sino que trascienden al accionar público. En Argentina, en mayo de 2024, se registró el lesbofemicidio de Pamela Fabiana Cobas, Mercedes Roxana Figueroa y Andrea Amarante, quienes fueron asesinadas, producto de un ataque con una bomba molotov. Estos femicidios fueron considerados por organizaciones feministas como un crimen de odio. Camila Parodi de Revista Marcha de Argentina durante el foro “Violencias contra mujeres periodistas y comunicadoras en contextos de autoritarismos, políticas antiderechos y discursos de odio”, realizado durante la 5ta edición del Festival Zarelia, señaló que durante el gobierno de Milei existe una creciente persecución de voces disidentes, mediante la difusión de información personal con fines políticos o doxeo; así como la propagación de fake news y el uso de trolls pagados en redes sociales. Además de su rechazo al feminismo, el gobierno de Milei también se caracteriza por su negacionismo climático y la privatización de recursos, así como la entrega de la soberanía popular, militarización territorial, opresión y control social. Camila coincide en que la presencia de un gobierno autoritario como Milei ha incidido en la respuesta violenta que los grupos antiderechos han tenido en contra de activistas sociales u organizaciones feministas: “La situación es bien compleja porque ciertamente es de respuesta y de odio a quienes hemos defendido la vida y los derechos todos estos años, a quienes hemos protegido a la población y a los territorios”.
Asimismo, en Brasil, durante el gobierno de Michel Temer (2016-2018) fue asesinada la concejal socialista de Río de Janeiro y activista de DDHH, Marielle Franco. Este asesinato es considerado un crimen político, por su militancia y oposición a la militarización de las favelas en Río de Janeiro y a la presencia de grupos armados en los barrios. El ex presidente Jair Bolsonaro fue acusado de presionar a los fiscales que investigaban el hecho.
Frente a la reacción patriarcal, el periodismo feminista se presenta como una opción. Primero, porque permite acercarse y denunciar las dinámicas de los grupos antiderechos, pero también porque puede crear otras narrativas para abordar lo social y visibilizar distintos temas. Al respecto la profesora de FLACSO Ecuador, Cristina Vega mencionó: “Yo creo que es muy importante tener presente la fuerza de los feminismos para abrir unos discursos de inclusión, de diversidad y de ampliación de derechos que contrarresten también los lenguajes, esos de vida, familia y libertad con los que ellos pretenden decir que son los defensores de la familia, los defensores de la libertad y de la paz, cuando sabemos que son fuerzas militaristas y autoritarias”.
Clanci Rosa, integrante de Revista Brújula de El Salvador, destacó en el Festival Zarelia, el trabajo en red de los medios y colectivos feministas, reconociendo la capacidad de agencia y el aporte de las mujeres en los territorios. Rosa también realzó la necesidad de fomentar los diálogos intergeneracionales para rescatar aprendizajes de las generaciones anteriores de feministas que vivieron contextos similares, así como priorizar el autocuidado colectivo y la empatía.
De su parte, Camila Parodi de la Revista Marcha mencionó: “De esas narrativas vitales es que estamos reinventando el mundo, repensando las formas también de relacionarnos y de cuidarnos en un modelo, en un mundo que solo intenta imponer el miedo, la violencia y la desigualdad”. Así mismo en el Foro “Violencias contra mujeres periodistas y comunicadoras en contextos de autoritarismos, políticas antiderechos y discursos de odio, Parodi hizo un llamado a oponerse al fascismo, destacando que es vital promover una narrativa que centre la vida, el cuidado y el bienestar: “Nos oponemos a que el enojo sea un proyecto político para los pueblos. Desde ahí es que queremos comunicar (en Marcha). Necesitamos de esa otra narrativa vital que pone la vida en el centro, que está sucediendo en nuestros territorios, que la están construyendo los movimientos sociales y campesinos, y que también nuestros placeres y lo que nos queda de salud mental sea preservado en estos contextos y por nosotras mismas”, reflexionó Parodi.
Para las panelistas del Festival Zarelia, Edición 2024, es clave conocer las estructuras y estrategias de los discursos antiderechos para proponer estrategias más efectivas. Una de las conclusiones de este festival fue señalar que el periodismo feminista tiene la oportunidad de desarrollar narrativas que respondan de manera crítica y directa a las acciones y políticas de los grupos antiderechos. Esto permitirá construir herramientas comunicativas que defiendan los derechos humanos, desafíen el retroceso en conquistas sociales, y promuevan la igualdad y justicia para todas las personas.