10 de diciembre en Argentina: preguntas urgentes, “nuevas” derechas y apariencia democrática – Por Emilia Trabucco

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10 de diciembre en Argentina: preguntas urgentes, “nuevas” derechas y apariencia democrática

Por Emilia Trabucco *

Este 10 de diciembre se cumplen 41 años de recuperación de la democracia en Argentina, y un año de mandato presidencial de Javier Milei. La conjugación de ambos aniversarios es una oportunidad para pensar las profundas transformaciones que operan en el escenario político, en el marco de una crisis estructural que golpea a las grandes mayorías del país y del mundo.

Las “nuevas” derechas reaccionarias, expresión política de un proyecto estratégico neoconservador a nivel global, han logrado llegar a controlar los Estados por vía democrática. Ya no (sólo) necesitan golpes militares para llevar adelante un modelo económico de dependencia, valorización financiera y empobrecimiento de las clases trabajadoras. Resulta entonces necesario poder pensar las lógicas de construcción de poder en el siglo XXI.

El “fenómeno Milei” es la materialización de la nueva época, donde los actores económicos, con el protagonismo de las élites financieras y tecnológicas, con sus intelectuales orgánicos, construyen una nueva estructura de poder a nivel global, para lo que necesitan destruir las propias bases del Estado y la democracia formal como la conocemos.

Estas élites son quienes conducen la articulación en la región de las derechas  neo-reaccionarias, ofreciendo para ello toda su batería tecnológica -principalmente las plataformas digitales- con la que pretenden controlar y moldear el debate público. Cada vez es más evidente, cómo estos sectores económicos tienen el poder de influir sobre resultados electorales o desestabilizar procesos políticos opuestos a sus objetivos, en una era donde se imponen nuevas mediaciones sociales que ponen en jaque las lógicas democráticas tradicionales.

La crisis financiera de 2008-2009 agudizó cambios estructurales que se aceleraron a partir de la pandemia de COVID-19, generando mayor concentración de la riqueza, recesión global y un aumento en las desigualdades económicas y sociales. Esta situación marcó la emergencia de Javier Milei, quien capitalizó el malestar y encarnó el rol ofrecido por la derecha “alternativa”, buscando ubicar a la Argentina como un eslabón en la cadena global, fuente de suministro de energías para la Inteligencia Artificial, lo que significa desarrollo tecnológico sin inclusión social.

La consolidación de su liderazgo es el resultado de la ofensiva capitalista pero también de una aceleración de las transformaciones que no logran ser asimiladas para rearticular un proyecto de las mayorías. El escenario de insatisfacción genera un espacio que necesita ser ocupado. ¿Qué pasó que no lo están ocupando hoy los proyectos nacionales y populares o los proyectos revolucionarios?

Desde la perspectiva de Antonio Gramsci, podríamos analizar la figura de Milei como un posible ejemplo de «cesarismo», como la emergencia de un líder carismático, especialmente si consideramos las condiciones de crisis económica y política en el país y en el mundo. Son momentos en la historia donde grandes grupos sociales quedan a disposición de ser acaudillados, ya que la forma organizativa de los partidos tradicionales y sus dirigentes dejan de ser reconocidos como expresión propia por su clase o fracción de clase. El documento “Es la economía bimonetaria, estúpido” publicado por Cristina Kirchner ofrece las bases explicativas de la crisis del peronismo como partido representante de mayorías, sintetizadas en la frase “el peronismo se desordenó” (Aguilera, 11 de septiembre 2024).

La vuelta del fascismo al control del Estado en este siglo, inaugurado por la presidencia de Mauricio Macri y profundizado por Javier Milei vino directamente a intentar destruir la reserva moral e histórica del proyecto popular, apuntando al corazón mismo de su programa: derechos laborales-justicia social-, derechos humanos y derechos de las mujeres y diversidades. Según Marin, las tareas de la guerra no tienen necesariamente como meta exterminar a su enemigo, sino lograr su desarme (1979).

Un plan de ajuste, hambre y saqueo de las grandes mayorías y un brutal despliegue represivo, se combinan con una estrategia mediática que construye la figura del enemigo interno para el disciplinamiento social, con el objetivo de legitimar la violencia ejercida desde las fuerzas de seguridad sobre las protestas callejeras y el ataque sistemático a sindicatos, movimientos sociales, feministas y organizaciones políticas.

El problema reside en poder visualizarlo desde el campo popular, en medio de la neblina provocada por un nuevo escenario de guerra multidimensional, que ya no necesita el exterminio físico (no exclusivamente). Se abre entonces la pregunta sobre la capacidad de articular una respuesta contundente contra la ofensiva de un fascismo que parece haber aprendido de sus errores, avanzando contra las tres grandes consignas que articulaban con claridad el programa de las mayorías en el siglo XXI a partir del kirchnerismo.

Romper la matriz de opinión que se sustenta en la neblina provocada por el bombardeo en redes sociales se vuelve urgente, identificando que forman parte de una estrategia digitada por viejos y nuevos actores que se enlazan en los sótanos de la democracia, allí donde es violada la voluntad popular, y desde donde se construyen los relatos que permiten trastocar el sentido común y desarticular el proyecto popular desde las propias filas.

Se presenta el desafío de pensar un programa popular en un estado de excepción, pero con la perversidad de presentarse con apariencia democrática. ¿Cómo superar la distorsión de la realidad que habilita el show mediático y el bombardeo des-informativo, que oculta intencionalmente las múltiples iniciativas populares que se despliegan y se tejen a lo ancho y a lo largo del país, aumentando el sentimiento de desamparo y vacío político al interior del proyecto de las mayorías, que hoy atraviesa profundos debates sobre su direccionalidad?

 

En tiempos de desinformación programada, se vuelve sumamente necesario poner en primer plano la capacidad del pueblo para rearmarse, las pequeñas victorias cotidianas, a pesar de los pronósticos adversos. Quizás hace falta poner en valor estos hechos además de sólo reproducir una y otra vez los números de la desesperanza y los relatos de derrotismo.

Entender que las armas fundamentales de dicho aparato de poder ya no son las instituciones tradicionales, sino las herramientas tecnológicas bajo su control, permite comprender las nuevas lógicas de construcción de poder, a través de las cuales emergen líderes “modelados por Inteligencia Artificial” que se convierten en presidentes por vía democrática, operando sobre una sociedad descreída de las clases políticas y agobiada por las crisis económicas que las mismas élites generan. Comprender las nuevas reglas de juego se vuelve entonces central para pensar la rearticulación de un proyecto con capacidad de oponerse al avance del programa antipopular encabezado por Javier Milei, que ya cumplió su primer año de mandato.

*Trabucco es psicóloga, Magíster en Seguridad. Analista de la Agencia NODAL y de CLAE Argentina. Directora del Área de Universidad, Género y Trabajo del IEC-CONADU.


 

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