Elecciones en Estados Unidos: todos los caminos conducen a Pensilvania – Por Katu Arkonada

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Elecciones en Estados Unidos: todos los caminos conducen a Pensilvania

Por Katu Arkonada*

El martes 5 de noviembre se celebran unas elecciones cruciales para todo América Latina y el Sur global.
Gane quien gane la elección presidencial estadounidense, seguirán gobernando los mismos, el Deep State, el complejo industrial-militar personificado en el Pentagono, Wall Street y una élite política que no solo mira a América Latina como su patio trasero, sino al Sur Global como su fuente inacabable de explotación de recursos naturales y pueblos mediante guerras infinitas para exportar su democracia.

Según el modelo probabilístico de Nate Silver, probablemente el analista de datos más serio en Estados Unidos, la elección se encuentra en empate técnico, con Kamala Harris por delante de Donald Trump por 1.1 puntos, lo que entra dentro del margen de error por muy depurado que esté el algoritmo que utiliza Silver.

Esto hace que, aunque lo más probable es que los Demócratas ganen el voto popular, al igual que sucedió en 1876, 1888, 2000 (donde Al Gore sacó medio millón de votos a Bush hijo pero este fue Presidente) y 2016 (cuando Killary Clinton sacó a Donald Trump casi 3 millones de votos de diferencia pero fue Trump quien ganó la mayoría de los votos electorales), es posible que no les alcance para reunir los 270 votos electorales necesarios para ganar la presidencia. En cualquier caso, parece que la diferencia entre Demócratas y Republicanos será menos a esos 3 millones de votos de 2016.

Por lo tanto, la cifra importante son los 270 votos del colegio electoral, y si bien la mayoría ya están decididos, como los 54 que reparte California a favor de los Demócratas o los 70 que se reparten entre Texas y Florida a favor de los Republicanos. La pelea se sitúe en los famosos swing states o estados bisagra, que se pueden inclinar a un lado u otro. Estos swing states son sobre todo los del Rush Belt o Cinturón del Óxido (Michigan, Wisconsin y Pensilvania) y los del Sun Belt o Cinturón del Sol (Arizona, Nevada, Georgia y Carolina del Norte). Siete estados que van a definir la elección, aunque la mayoría tienen ya una inclinación a favor de unos u otros.

Michigan (15 votos electorales), Wisonsin (10) y Nevada (6) parecen inclinarse hacia el Partido Demócrata, mientras que Arizona (11), Georgia (16) y Carolina del Norte (16), se inclinan hacia el Partido Republicano, poniendo un poco en ventaja a los republicanos en los swing states. Pero la madre de todas las batallas parece estar en Pensilvania, en un empate técnico y estático desde hace semanas en todas las encuestas. Pensilvania, que reparte 19 votos, parece ser el factor determinante, dentro de los estados determinantes, en la elección presidencial estadounidense.

No es descabellado, eliminando incógnitas de la ecuación político-electoral para simplificar, afirmar que quien gane los 19 votos del colegio electoral de Pensilvania, alcanzará los 270 votos necesarios para ganar la elección.

Lo que está claro es que es la elección más polarizada de la historia en un país cada vez más diverso, y con un sesgo brutal de género (a favor de Kamala Harris), raza o minorías étnicas (a favor de Kamala) y clase (a favor de Donald Trump, sobre todo la clase trabajadora blanca sin estudios universitarios, en contraste con las clases medias con estudios universitarios que votan al Partido Demócrata).

En una campaña muy polarizada, marcada por el intento de asesinato a Trump (13 de julio) y la retirada de Biden como candidato (21 de julio), los candidatos han tenido tropiezos políticos importantes como el apoyo incondicional de Kamala al genocidio en Palestina y la destrucción sionista de Beirut, lo que le resta apoyos entre jóvenes universitarios y la población árabe-estadounidense, o los ataques del entorno de Trump a la comunidad puertorriqueña, que le resta un voto latino donde había ido incrementando su apoyo en los últimos años. Sin embargo, no parece que nada de esto sea suficiente para modificar el resultado en ningún estado, dado que el ganador de cada estado, aunque sea por un voto, se lleva todos los votos del colegio electoral de ese estado.

Todo esto también en una campaña donde Biden es el Presidente más impopular de la historia, arrastrando a una Kamala que ya era impopular, al igual que Trump, que es su última elección pues en cuatro años tendría 82 años.

Escenarios posibles en política exterior

En el caso de ganar Kamala Harris, habrá una continuidad con la política exterior de Biden, el Presidente más sionista de la historia, continuando con el apoyo incondicional a Israel, su principal aliado estratégico en Medio Oriente, al igual que la confrontación entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en el proxy de Ucrania, y un leve viraje hacia la confrontación con China siguiendo la doctrina iniciada por Obama del Pivot to Asia.

Si gana Trump, el cambio más significativo lo veremos en Ucrania, con un Trump comprometido a acabar con la guerra, y un viraje más profundo hacia una guerra comercial con China.

En América Latina, las cosas seguirán más o menos igual, con bloqueos y agresiones contra Cuba y Venezuela, y un México que tiene que renegociar en 2025 su tratado de libre comercio (TMEC) con Estados Unidos y probablemente la negociación fluya mejor con los Demócratas frente al intento de Trump de presionar mediante la amenaza de aranceles a su principal socio comercial, aunque tampoco hay que olvidar que el TMEC fue firmado por el propio Donald Trump.

El problema en América Latina no será tanto Trump Presidente, sino Trump lider del movimiento MAGA (Make America Great Again), que sin duda apoyará y financiará a sus principales aliados en la región, empezando por Milei en Argentina, pero sin olvidarnos de Noboa en Ecuador (al que los apagones le están afectando y podrían dar un chance a Jan Topić), Bukele en El Salvador, y por supuesto el bolsonarismo en Brasil.

El martes 5 de noviembre por tanto, la elección presidencial estadounidense está totalmente abierta, con la incógnita de si Trump reconocerá la elección en caso de victoria de Kamala, con la sombra del asalto al Capitolio todavía presente. Lo que no hay duda, es que Pensilvania decidirá la elección a favor de demócratas o republicanos.

*Analista Vasco-boliviano, Miembro de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad

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