Uruguay: ¿Qué votamos? – Por Rolando W. Sasso

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¿Qué votamos?

Por Rolando W. Sasso *

En tiempos de elecciones todos (o casi todos) los candidatos se declaran demócratas y hablan de las virtudes de serlo, además de disfrutar del sistema. Olvidan que el acto de votar no es el único medio por el que se ejercita el gobierno del pueblo; la democracia directa es una de ellas, pero tampoco agotan la lista. La participación cotidiana en sus diversas formas ayuda a alimentar la democracia. Que los gobernantes electos no lo olviden sería fundamental.

En estos días en que falta casi nada para la instancia electoral del domingo 27, estaría bueno aprovecharlo para reflexionar en torno a la importancia del mismo. Porque es mucho lo que nos jugamos en esta parada y será necesario el voto consiente de una pueblada.

Porque no es solamente una elección de presidente y de vice, es una elección con dos plebiscitos además de elegirse las bancadas de diputados y senadores y los miembros de la Corte Electoral. Pero se juega algo de mucha mayor importancia, es una elección de modelo de país que nos regirá por bastante más de los cinco años del gobierno que elijamos.

Por un lado, en el cuarto secreto deberemos enfrentarnos a las dos papeletas para reformar la Constitución: una amarilla y otra blanca, por habilitar los allanamientos nocturnos la primera y por incluir en el texto constitucional la posibilidad de jubilarse a los 60 años, la equiparación de la jubilación con el salario mínimo nacional y la eliminación de las AFAP, la segunda.

Los plebiscitos son una muestra de democracia directa que sería necesario privilegiar, pero lamentablemente a veces se los utiliza para arrimar algún voto para el molino partidario o para descalificar los dichos de los rivales. Sea cual fuere la elección de voto de una u otra papeleta, lo importante es hacerlo a conciencia, valorando todos los elementos disponibles y sabiendo que se está haciendo uso de un derecho democrático y soberano.

Luego de definir sobre los plebiscitos, en el cuarto secreto nos pararemos ante una enormidad de listas (1.745 papeletas según la Corte Electoral) de las que seleccionaremos la preferida por su número, lema y sub lema. La fórmula de candidatos a la presidencia y vice presidencia que elijamos sumará para definir si alguna de ellas gana en primera vuelta o si se habilita un balotaje entre los dos primeros.

Además nuestro voto estará acompañado de la nómina de candidatos a la Cámara de senadores y diputados. De acuerdo con la cantidad de votos obtenidos por cada una de las listas la Corte definirá la composición del Parlamento Nacional. Con lo cual nuestro voto contará para elegir a quienes votarán (o no) las leyes y controlarán el desempeño del Poder Ejecutivo que podría redundar en que una bancada obtenga la mayoría o que ninguna de ellas logre tal extremo, lo que ayudará a gobernar o no al Ejecutivo de turno.

Así las cosas, habrá que desentrañar qué hay detrás de cada voto, porque acá se votará en última instancia por un paradigma de país o por otro. El Frente Amplio ofrece un modelo de país solidario, transparente y para las grandes mayorías nacionales, con crecimiento, distribución y justicia social. En tanto el bloque de la derecha se plantea seguir favoreciendo a los “malla oro”, a las minorías con capital, apostando al derrame y sin distribución de la riqueza generada por el trabajo.

Tendremos que definirnos entonces entre un país que en lo internacional se pronuncie por avanzar con el Mercosur hacia una región donde se pueda comerciar sin los obstáculos que siempre plantean los imperios de turno o el viejo esquema donde las oligarquías locales se hermanan con el poder internacional vigente y así los precios de nuestros productos los fijan ellos a su conveniencia.

Habrá que elegir entre un país que apueste a las empresas públicas o el que quiere vender todo al mejor postor como siempre quisieron hacer los políticos de la derecha. Será necesario decantar entre un modelo con oportunidades para todos u otro que solamente beneficia a unas pocas familias y a las grandes empresas internacionales como sucedió con el puerto.

Hay que optar entre un prototipo de país con mentalidad dialoguista donde se pueda debatir sobre temas como la inteligencia artificial (IA) que en el mundo viene socavando el trabajo y al que hay que encontrar soluciones.

Por esto y mucho más te proponemos votar a conciencia, con toda la razón y con el corazón, porque la oportunidad es una sola, lo que no se cambie ahora no se podrá hacer después. No pierdas la esperanza y sigue avanzando por una patria para todos.

(*) Rolando Sasso es fotógrafo, periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T

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