Cristina Kirchner desde México: la doble vara de una derecha violenta, llamado a la paz y Venezuela en el centro del debate – Por Emilia Trabucco

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Cristina Kirchner habló desde México: la doble vara de una derecha violenta, un llamado a la paz y Venezuela en el centro del debate

 Emilia Trabucco *

Cristina Fernández de Kirchner, ex presidenta de Argentina, volvió a estar en escena. Esta vez lo hizo desde México, invitada por el Instituto Nacional de Formación Política de Morena, la fuerza que encabeza el presidente Manuel López Obrador, para la conferencia de cierre del curso internacional “Realidad Política y Electoral de América Latina. Una utopía desde el sur. Propuestas para el futuro de la región”.

Una nueva aparición pública, en medio del desarrollo del bochornoso juicio por el intento de magnifemicidio contra su persona atravesado por la impunidad de los autores intelectuales, quienes hoy ocupan los ministerios del gobierno de Javier Milei. Un hecho que marcó el quiebre democrático en Argentina, en un escenario de recrudecimiento de la violencia y la persecución política contra referentes de proyectos populares en toda la región.

Cristina viajó acompañada por los senadores Oscar Parrilli y Anabel Fernández Sagasti, y por las intendentas Mayra Mendoza (Quilmes) y Mariel Fernández (Moreno). Después de la conferencia inició una agenda que sostendrá hasta el miércoles, que incluyó una reunión con el Comité Ejecutivo del partido MORENA, un encuentro con el escritor Paco Ignacio Taibo II, biógrafo de Pancho Villa y Ernesto “Che” Guevara y una cena con mujeres dirigentas que asumirán funciones con Claudia Sheinbaum, presidenta electa.

Todo el arco político nacional y regional esperó expectante las palabras de Cristina Kirchner, especialmente para conocer su posición sobre el proceso electoral que se desarrolló el pasado 28 de julio en Venezuela, del que resultó electo nuevamente como presidente Nicolás Maduro. Elecciones que vuelven a poner al país bolivariano como centro de ataque de toda la ultraderecha regional y global.

La ex presidenta declaró que “comparte totalmente el comunicado que el 1 de agosto firman AMLO, Lula y Gustavo Petro”. Pero explicó con claridad cuáles son las claves para comprender qué está pasando en Venezuela, quiénes están detrás de la ofensiva contra su gobierno democráticamente electo y qué elementos deben considerar las organizaciones para posicionarse al respecto.

El primer eje ordenador de su exposición fue el siguiente: “En el marco de la utopía por la paz (en la región) es que tenemos que abordar el problema de Venezuela”. Y lanza un mensaje muy claro a la militancia y a la dirigencia: “más allá de las empatías o las antipatías que tenemos, la primera caracterización, siempre recordemos, que cuando estamos hablando de Venezuela estamos hablando de la primera reserva de petróleo global convencional”.

Partiendo de este eje central, Cristina recorrió la historia reciente de Venezuela, resaltando el golpe de Estado a Hugo Chávez, la guerra comunicacional, el bloqueo económico, los escenarios de generación de violencia -las llamadas guarimbas- y la “costumbre de los opositores de asumir presidencias que son cuestionadas o no son aceptadas por todos”, recordando a Carmona y a Guaido. En esta trayectoria se inscribe el intento de la derecha de proclamar esta vez a Edmundo González como presidente, sumándole a la guerra por todos los medios, el sabotaje informático que sufrió el Consejo Nacional Electoral, de lo que pocos hablan.

La ex presidenta reconoció los resultados electorales de 28 de junio emitidos por el CNE, recorrió los más de 30 procesos de elección democrática en Venezuela, aunque sumándose al concierto de pedido de actas: “pido, pero no solamente por el pueblo venezolano, por la oposición, por la Democracia, por el propio legado de Hugo Chávez: que publiquen las actas”. Comentario que no fue muy bien recibido en Venezuela.

Acto seguido, dijo sentirse contenta por ver a María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, en una manifestación en Caracas ese mismo día, porque “nos había comunicado que estaba en la clandestinidad por Twitter. Pero hoy la ví encabezando una marcha en Caracas. Así que afortunadamente ha tenido poco tiempo de clandestinidad”. Lo hizo con algo de ironía, ya que es el relato que la derecha local e internacional intenta instalar para mostrar al gobierno electo de Nicolás Maduro como una dictadura.

Inmediatamente llamó a recuperar la política de la coherencia: “El gobierno que inició el juicio que me persiguió después, (…) estos que hoy nos hablan de democracia fueron los que contribuyeron con armas al derrocamiento de un gobierno democrático en el 2019 (Bolivia), y también nos enteramos de otros grandes demócratas, los que gobiernan (en Argentina) cuyos diputados y diputadas, quienes visitan en las cárceles a los genocidas de la dictadura del 76 y se llevan un proyecto en mano para propiciar su liberación, estos son los que hablan de democracia y dicen que hay dictadura en Venezuela”.

Es evidente que el gobierno argentino, a cargo de Javier Milei, está jugando un rol central en Argentina y la región, llevando adelante la estrategia de construcción del relato del fraude electoral para legitimar el intento de golpe de Estado en Venezuela. Parte de la orquesta fue también Mauricio Macri, ex presidente, que se ha mostrado muy cercano al presidente actual en el último tiempo.

Sin embargo, el día 2 de agosto, luego de que los partidos se presentaran ante el tribunal Supremo de Justicia (TSJ) con las actas, en el marco del recurso de amparo iniciado por el presidente Maduro -convocatoria a la que Edmundo Gonzalez no asistió-, se evidenciaron contradicciones entre la Cancillería y la propia canciller Mondino. La cancillería bajó el tono de las declaraciones y con una hora de diferencia desconoció a Mondino, quien había declarado como ganador a González Urrutia.

Diferentes medios argentinos declararon también el 2 de agosto que Javier Milei está evaluando convocar a los países que votaron en la OEA para desconocer a Maduro como presidente electo, a una Cumbre en Buenos Aires. Según Ámbito Argentino: “Luego del intento fallido de la OEA de aprobar un documento contra Nicolás Maduro, Javier Milei intenta posicionarse como un referente regional en contra del chavismo y diferenciarse de Lula”.

El entramado de ultraderecha, la llamada Internacional Fascista regional, con centro de comando principalmente en Estados Unidos, y cada vez de forma más evidente, desde el núcleo de poder económico global-con referentes como Elon Musk- hoy tiene como epicentro a Venezuela.

Lo que extraña (o quizás no), es el posicionamiento mayoritario del amplio campo nacional y popular, progresista y de “izquierda” en Argentina: la mayoría de las expresiones políticas cuestionaron el proceso electoral venezolano y exigieron la publicación de las actas, apuntando sus críticas al accionar del gobierno de Maduro, sin hacer alusión a la incitación a la violencia y el intento de golpe de Estado por parte de la derecha. En este sentido fueron las posiciones lamentables del bloque de Diputados de Unión por la Patria, la CGT, el Frente Renovador y ni hablar, el bochornoso comunicado del Polo Obrero.

Son contadas las declaraciones felicitando al presidente electo Nicolás Maduro y al protagonismo del pueblo ejerciendo su voluntad popular, en sintonía con el derecho a la autodeterminación del pueblo venezolano, y denunciando la estrategia golpista. El silencio también fue una de las vías elegidas, mientras se despliegan focos de violencia que persiguen y asesinan personas identificadas como chavistas (como el caso de una mujer mayor que fue apuñalada en su casa), organizan linchamiento a líderes, incendian farmacias populares, hospitales, alcaldías, vehículos y sedes partidarias.

En tiempos de tanta complejidad, los posicionamientos “a medias”, o de cuestionamiento a las garantías democráticas de las elecciones de otro país, abonan el relato de una derecha que, además, tiene a su disposición los dispositivos mediáticos y de redes sociales. Cabe destacar el accionar de los gobiernos de Colombia, Ecuador, Uruguay y Costa Rica, encolumnados detrás de Javier Milei (y el gobierno estadounidense), insistiendo sistemáticamente sobre la necesidad de que Maduro – desconociendo las funciones del CNE venezolano – haga públicas las actas de la elección, y reconozca la supuesta derrota.

Ello en perfecta sintonía con la Organización de Estados Americanos (OEA), brazo de maniobra de intereses norteamericanos, que intentó aprobar una resolución en contra de las elecciones en Venezuela: ante el fracaso de la votación, su Secretario General, Luis Almagro, lanzó un llamado de captura internacional en contra de Maduro, presidente electo. “Los hongos de la democracia”, en palabras de Cristina, con su doble vara.

La estrategia previa de instalación del fraude electoral y el intento de un nuevo plan  “Guaido 2.0”, fue demasiado evidente, análisis que realizó el propio Duran Barba -padrino y estratega de campañas de las derechas en Ecuador o en Brasil-. Tanto Machado como González Urrutia venían denunciando desde hace meses, como si poseyeran “la bola de cristal”, que el domingo 28 el gobierno consumaría el fraude.

Parecen no ser suficientes los argumentos, la evidencia histórica o, simplemente, como dijo Cristina, el respeto a la autodeterminación del pueblo venezolano a elegir su gobierno democráticamente y en paz. Preocupan principalmente las organizaciones, espacios politicos, influencer y medios de comunicación que intentan, o dicen hacerlo, construir una alternativa a un gobierno de ultraderecha en Argentina que está dispuesto también a operar el sentido común con guerra mediática y psicológica y profundizar a fondo un escenario de empobrecimiento brutal y violencia política.

El amplio campo nacional y popular debería, además de respetar el proceso político, tener gratitud ante una Venezuela que, desde la llegada a la presidencia de Hugo Chavez, solo mostró generosidad, en el marco de un proyecto de integración regional desde la soberanía, que fue central para que Argentina pueda recuperarse de la crisis del 2001, primero con Néstor y luego con Cristina Kirchner.

Las elecciones en Venezuela son un punto de inflexión en la política regional, y tiene especial importancia frente al desafìo de articular una fuerza popular de oposición al gobierno de Milei en Argentina, parte de un entramado de ultraderecha cuya estrategia es cada vez más evidente, en una región cada vez más desigual.

Son tiempos de grandes definiciones. El apoyo internacional desde las organizaciones populares al pueblo venezolano, que ha sido ejemplo de resistencia y que volvió a elegir a Nicolás Maduro como su presidente, es fundamental para caminar hacia una región de Paz.

Puede comprenderse cierta moderación o tiempo de espera para posicionarse de mandatarios o líderes que tienen en su poder modificar los equilibrios geopolíticos. Pero desde las organizaciones es muy peligroso el silencio o la opinologia. Citando a Cristina, “tenemos que alejar de la de la región cualquier tipo de conflicto que altere nuestra Paz, sino estamos fritos”. Sino, gana la violencia, y los tiempos se vuelven cada vez más urgentes.

*Psicóloga, Magíster en Seguridad de la Nación. Analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) en Argentina. Directora del Área de Universidad, Género y Trabajo del IEC-CONADU.

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