Alto Calima: la nueva área protegida para las aves de Colombia

Foto: Yuber García
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Alto Calima: la nueva área protegida para las aves de Colombia

El verde absoluto que cubre las montañas del territorio donde confluyen los Andes y el Pacífico está envuelto por una capa de nubes permanente. Este paisaje, compuesto por bosques húmedos y altos, en el municipio de Calima El Darién, en el departamento del Valle del Cauca, es el refugio de una increíble biodiversidad encabezada por las aves y alimentada por las fuentes hídricas que abastecen a miles de personas en la región.

Desde finales de mayo del 2024, ahora este sitio está protegido y se convirtió en la nueva Área Protegida Pública Regional Alto Calima, en Colombia. La Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca —autoridad ambiental en la zona— anunció la protección de 18 114 hectáreas, que corresponden al 15.75 % del área total del municipio. Para lograrlo, la participación de las comunidades campesinas fue clave: los habitantes de Ríobravo, La Cerbatana y Madroñal lideraron el proceso junto a la Fundación Trópico y el respaldo de la iniciativa Conserva Aves.

“Quienes estamos dentro del territorio y el área protegida, somos muy afortunados porque gozamos de todos los beneficios ambientales que nos brindan. Pero también somos muy conscientes de que tenemos unas amenazas muy marcadas y que son enormes, como la deforestación y la ampliación de la frontera agrícola. Esto es lo que nos ha llevado a trabajar como comunidades y actores que estamos dentro del territorio”, comenta Jairo Antonio López, presidente de la Asociación de Acueductos Comunitarios del municipio de Calima El Darién.

Las aves y la gran biodiversidad

“Cuando tú te paras en la mitad del bosque en esta vertiente, ves un bosque lleno de vida a todas las alturas”, dice Natalia Arango, bióloga y directora ejecutiva de Fondo Acción, organización que apoyó el proceso de declaratoria.

El área está habitada por más de 500 especies de aves, lo que representa el 60 % de las especies del Valle del Cauca y el 30 % de las de Colombia. Foto: Conserva Aves

El Alto Calima cuenta con cinco ecosistemas boscosos: el bosque cálido muy húmedo en montaña fluvio-gravitacional; el bosque frío húmedo en montaña fluvio-gravitacional; el bosque frío muy húmedo en montaña fluvio-gravitacional; el bosque medio húmedo en montaña fluvio-gravitacional; y el bosque medio muy húmedo en montaña fluvio-gravitacional.

Además, este territorio protegido alberga 704 especies de plantas, entre las que se identificaron al menos 69 especies con propiedades medicinales. La existencia de árboles tan altos —de hasta 60 metros— y llenos de humedad por estar cubiertos con especies que capturan agua en la atmósfera, como los musgos, las bromelias y las enredaderas, vuelven espectacular el paisaje de los bosques de niebla del Alto Calima. “El agua casi se puede tocar en el aire, es un sitio mágico”, agrega la bióloga.

El sitio es particularmente importante para la conservación de las aves. Lo habitan 594 especies distintas, lo que representa el 60 % de las especies reportadas para el Valle del Cauca y aproximadamente el 30 % de las reportadas para Colombia. Entre ellas, destaca la presencia de aves amenazadas como la pava caucana (Penelope perspicax), el pinzón oliva (Arremon castaneiceps) y la tangara multicolor (Chlorochrysa nitidissima), así como el compás o cabezón tucán (Semnornis ramphastinus) y la lora maicera (Psittacara wagleri).

“Las aves migratorias son una riqueza natural inmensa que tenemos en Alto Calima. El corredor biológico que se ha creado al agregar la nueva área protegida, va a fortalecer mucho más nuestra estructura ecológica. La fauna que venga de la Reserva Forestal de Río Bravo al Alto Calima, migrará fácilmente a la zona del Parque Regional Páramo del Duende y se irá por la cordillera occidental para seguir su ruta migratoria”, explica Jairo Antonio López.

Esto es fantástico —agrega— pues todo el ejercicio que se ha desarrollado les traerá una cantidad de sorpresas muy valiosas. “Pienso que, de cinco a diez años más, van a empezar a aparecer especies nuevas que eran nativas del territorio y que ya no están por las malas prácticas ambientales”, comenta López.

Así, Alto Calima se convierte en la primera área protegida bajo el mecanismo de convocatorias abiertas de Conserva Aves, iniciativa liderada por American Bird Conservancy, Audubon, Birds Canada, BirdLife International y RedLAC, consistente en la selección de propuestas de declaración por país, cuyos socios locales recibirán una financiación, así como formación, apoyo técnico y tutoría a lo largo de los proyectos.

Actualmente, Conserva Aves tiene presencia en Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, México y Panamá, pero pretende ampliarse en los próximos tres años para sumar nueve países de América Latina y el Caribe, y lograr la declaratoria de 100 áreas protegidas, con dos millones de hectáreas totales.

Su objetivo es ampliar o crear áreas protegidas subnacionales a través de las aves —en especial las migratorias y residentes globalmente amenazadas— que contribuyan a la conservación de la biodiversidad, la conectividad y la restauración ecológica de áreas especialmente afectadas o en riesgo ante impactos derivados del cambio climático y la intervención humana.

Conserva Aves sostiene que contar con territorios ricos en biodiversidad y bien gestionados permite la creación de actividades como el aviturismo y el turismo de naturaleza, lo que permitirá a las comunidades vecinas contar con economías sostenibles, sin degradar o afectar los ecosistemas.

Además de las aves, el Alto Calima es el hogar de 132 especies de mamíferos, 71 de anfibios, 67 de reptiles y 34 de peces, así como de 159 especies de mariposas diurnas, 33 de abejas y 22 de coleópteros.

“Es un sitio único geográficamente porque recibe toda la humedad que traen los vientos que pegan contra las montañas —que no son muy altas— y que hace que haya una cantidad impresionante de biodiversidad asociada a un clima con provisión de agua todo el año”, explica Natalia Arango.

El agua para la vida

El Alto Calima aporta agua no sólo para sostener la vida de una enorme biodiversidad, sino también para los 16 000 habitantes del municipio. Con sus cerca de 40 quebradas, abastece las actividades cotidianas y productivas de unas 24 comunidades campesinas.

Alto Calima cuenta con cerca de 40 quebradas que abastecen las actividades cotidianas y productivas de unas 24 comunidades campesinas. Foto: Conserva Aves

“El tema del recurso hídrico es de alta complejidad para nosotros, porque si bien tenemos un ecosistema muy rico en todos los aspectos, las amenazas son tan fuertes y tan diversas que han afectado enormemente nuestra calidad del agua, porque no se les había dado un buen manejo”, afirma Jairo Antonio López.

Las comunidades campesinas y los pequeños productores agropecuarios están trabajando en un programa de uso eficiente del agua con la autoridad ambiental, porque “como comunidades campesinas somos conscientes de que tenemos unos retos inmensos en la conservación de nuestros ecosistemas”, agrega López.

“Nosotros hablamos de riqueza, pero no le damos valor porque la vemos y la tenemos todos los días. Ahora, con los efectos del cambio climático, las comunidades están viendo el riesgo tan alto que tenemos y estamos muy empeñados en recibir apoyo que nos lleve a tomar acciones claras sobre el buen uso del agua, pues necesitamos herramientas efectivas para contribuir a que se conserve el recurso hídrico”, sostiene López.

Además del cambio climático que ha traído veranos más prolongados y, en consecuencia, el desabastecimiento de agua para al menos seis de las comunidades en años anteriores, presiones como la deforestación y la ampliación de la frontera agrícola, así como la proliferación de invernaderos que utilizan agroquímicos y pesticidas han provocado diversas problemáticas para los habitantes del territorio, quienes han temido por su seguridad alimentaria al no poder regar sus parcelas y por el bienestar de las especies de las que dependen, como los peces, describe López.

“Con nuestra área protegida, el campesino se está capacitando y ya existe una transición de los agroquímicos a todo lo agroecológico. Tenemos cuatro biofábricas donde las comunidades estamos produciendo nuestros productos agroecológicos para beneficiar nuestra alimentación, lo que también va a causar un impacto ambiental importante”, explica el presidente de la Asociación de Acueductos Comunitarios del municipio de Calima El Darién.

Estas acciones son parte de la iniciativa Conserva Aves, pues además de beneficiar la protección de la biodiversidad, también se pretende apoyar la adaptación de las comunidades a través de soluciones sostenibles y económicamente productivas. Esto incluye 16 bioemprendimientos de turismo de naturaleza, lo que fortalecerá también su cadena de valor relacionada, impactando positivamente a otros emprendimientos relacionados con la venta de artesanías y alimentos.

Para la bióloga Natalia Arango es importante recalcar que brindar alternativas de calidad de vida a las personas que habitan la zona es una tarea colectiva. Se trata de dar opciones sostenibles y distintas a la tala de bosques y a la destrucción del suelo, para que la gente se interese en transformar sus prácticas.

“El área protegida tiene acuerdos de manejo y, como se construyeron participativamente, las comunidades han aceptado preservar y cuidar, por ejemplo, el bosque que la gente tiene en sus fincas”, detalla Arango”, detalla Arango.

De igual forma, la comunidad comprendió la importancia de la educación ambiental, por lo han desarrollado diversas dinámicas que incluyen la instalación de parcelas para que los niños, niñas y adolescentes puedan aprender sobre agroecología al mismo tiempo que las comunidades adaptan este nuevo sistema a sus actividades productivas.

Además, existe un programa de monitoreo del clima en el que las comunidades se han organizado con entidades como el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) para que, a través del cruce de información pública, puedan comprender mejor fenómenos como El Niño, La Niña y el cambio climático en general. Esta información respecto al clima resulta un elemento fundamental para la realización de las labores diarias de las comunidades.

El futuro del Alto Calima

Jairo Antonio López afirma que lo que se ha gestado en el Alto Calima no puede describirse de otra manera sino bajo el adjetivo de “fantástico”. La colaboración entre las comunidades rurales, las organizaciones y los expertos en biodiversidad ha logrado llegar a la esencia del territorio, logrando una sinergia que sigue dando frutos.

“Todo ha funcionado sin imposición alguna, mostrándonos a todos la realidad de un territorio, con un grupo de profesionales muy valiosos, biólogos entregados a su tarea, inmersos por semanas en las diferentes áreas, tomando muestras y diagnosticando el sitio, dando a conocer especies nuevas. Para nosotros todo esto ha sido un mundo fantástico, una experiencia con la cual nosotros, como comunidades, estamos muy comprometidos y enamorados”, dice López.

Que en el futuro, el Alto Calima siga siendo la maravilla de sitio que es y que la gente se beneficie de proteger el bosque y el agua, es el sueño de la bióloga Natalia Arango. “Que la protección no sea un obstáculo, sino una herramienta para el desarrollo humano sostenible. Que las especies que habitan allí tengan poblaciones saludables, que evitemos las extinciones locales y que esta zona sea querida por la gente que la habita, porque les está trayendo cosas valiosas, no solamente materiales, sino espirituales y estéticas”, dice.

Hacia adelante, Jairo Antonio López ve un territorio libre de presiones ambientales, producto del trabajo y la lucha de las comunidades que lo habitan.

“Mi sueño es que sigamos conservando, que sigan llegando actores cada vez más importantes al territorio y que, con los que ya están, sigamos de la mano construyendo y mejorando nuestros ecosistemas, nuestra región”, concluye López. “Sobre todo, sueño con que sigamos contribuyendo bienestar al país y al planeta entero, desde este rincón tan pequeñito donde estamos ubicados”.

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