México | Se aprobó la Ley Paola Buenrostro que penaliza el transfeminicidio como delito

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Este 18 de julio, con 42 votos a favor, 3 en contra y 0 abstenciones, el Pleno del Congreso de CDMX aprobó la Ley Paola Buenrostro, que tipifica el transfeminicidio como un delito autónomo. La ley, llamada así por una trabajadora sexual trans que fue víctima de transfeminicidio el 30 de septiembre de 2016, cuando tenía solo 25 años, modifica el Código Civil y Penal de CDMX, la Ley Orgánica de la Ciudad de México y la Ley de Víctimas. Con esta decisión, CDMX se convierte en el segundo estado en el país que tipifica el transfeminicidio, después de Nayarit, que lo tipificó a principios de este año.

Además de establecer una pena de prisión que va de los 35 a 70 años a quien incurra en violencia transfeminicida, la Ley Paola Buenrostro busca que los crímenes de odio contra las mujeres trans y personas con expresión de género femenina sean problematizados como parte de una violencia sistemática y estructural contra este sector de la población.

También, hace énfasis en la urgencia de que las autoridades e instituciones se capaciten en la atención bajo los principios de no discriminación y perspectiva de género y diversidad y busca que el proceso de acceso a la justicia de las víctimas esté libre de transmisoginia.

Natalia Lane, activista y sobreviviente de un intento de transfeminicidio que participó en la revisión y redacción de la iniciativa, presentada por el diputado Temístocles Villanueva, se refirió a la Ley como un primer esfuerzo para visibilizar las problemáticas que atraviesan las mujeres trans pero también recordó la importancia de contar con políticas públicas y acciones específicas para prevenir la violencia hacia ellas.

La aprobación de la Ley Paola Buenrostro es también una de las medidas de reparación de daño para Paola y para la defensora de derechos humanos y fundadora de la Casa de las Muñecas Tiresias A.C. ,Kenya Cuevas, quien desde 2016 ha exigido justicia para su mejor amiga, Paola.

Kenya fue testigo del asesinato de Paola; vio cómo a la altura de la avenida México-Tenochtitlan, en CDMX, Paola abordó un automóvil y un sujeto le disparó. Kenya identificó al agresor y ayudó a detenerlo, pero al día siguiente fue puesto en libertad. Desde entonces, Kenya se enfrentó a un largo historial de violencia y negligencia institucional: además de negar su identidad de género y la de Paola, las autoridades no le brindaron medidas de protección, a pesar de que Kenya recibía amenazas de muerte.

El caso de Paola Buenrostro y la extenuante lucha de Kenya Cuevas exhibieron la transmisoginia de las instituciones mexicanas ‘procuradoras de justicia’. La Ley Paola Buenrostro busca ser un contrapeso a la impunidad en los crímenes de odio contra mujeres trans. Este es sin duda un logro de la lucha trans y un hito para el movimiento transfeminista capitalino y del país.

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