Militares intervienen cárcel de Manabí, donde repunta la violencia

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Manabí: 700 policías y militares buscan caletas de armas y drogas en la cárcel El Rodeo

Torsos desnudos, manos en la nuca y tatuajes a la vista. Los reclusos de la cárcel El Rodeo, en Portoviejo, Manabí, donde el crimen arremete con fuerza, esperan que concluya una nueva intervención de policías y militares en busca de armas y droga. «¿Quién está al mando? Es la última vez que los voy a sacar y no quiero hacerlo a las malas», grita un policía con el rostro cubierto, mientras interroga a los reos durante un operativo de unos 700 policías y militares que presenció la AFP el miércoles 5 de junio.

En fila, los reclusos salen de sus celdas y se sientan en el patio de la cárcel. En sus pieles están tatuadas leyendas como «Soy el diablo» o «100% Chonero activo», señal de su afiliación a Los Choneros. Desde el martes 4 de junio, la Policía y las Fuerzas Armadas instalaron sus centros de mando en esa Manabí para enfrentar al crimen organizado, cuyos ataques se han intensificado en ciudades como la cercana Manta. En esta ciudad, hoy azotada por la violencia, encapuchados dispararon durante una función de circo matando a tres personas, entre ellas Cristian Nieto, legislador suplente de la Asamblea Nacional. Todo en medio de un estado de un excepción en siete provincias que el presidente Daniel Noboa declaró ante el «conflicto armado interno» que vive el país tras la fuga en enero del peligroso «Fito», líder de Los Choneros. Buscan caletas subterráneas «Estamos seguros de que hay muchas armas que todavía no hemos encontrado en las cárceles porque están hechas caletas subterráneas», dijo este miércoles el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, en una entrevista con la radio FM Mundo.

Loffredo agregó que en 12 de las 36 cárceles del país hay presencia permanente de militares. En las demás, las intervenciones duran hasta una semana. En el Rodeo, otros reos no se destacan por sus tatuajes sino por su extremada delgadez. A uno de ellos fácilmente se le marcan la clavícula, el omóplato y las vértebras. Dentro de las celdas, los militares golpean con herramientas las paredes y afinan el oído para detectar cualquier sonido hueco que le permita identificar caletas. Con picos destrozan muros. Con la mano protegida por una funda plástica, un militar explora un pequeño orificio del que salen paquetes de droga. También buscan en tuberías y sanitarios. Enemigo que «se camufla»

Las cárceles ecuatorianas son escenarios del terror. Desde 2021, al menos 460 reclusos han muerto en medio de cruentas masacres, producto de choques entre bandas rivales. Esa violencia se trasladó a las calles. Ecuador cerró el año 2023 con el récord de 47 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a la tasa de 6 en 2018. Las incautaciones de droga también crecieron. Entre enero y junio, el país ha decomisado 121 toneladas. El año pasado había confiscado 219. «Nos estamos enfrentando a un enemigo muy peligroso, muy preparado, bien equipado y con mucho poder económico», señaló Loffredo.

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