Latinoamérica de pie junto a Palestina – Por Leandro Albani

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Latinoamérica de pie junto a Palestina

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Leandro Albani

El genocidio que comete Israel en la Franja de Gaza no se detiene. Desde que comenzó la invasión el 7 de octubre de 2023 sobre el enclave palestino, millones de personas en todo el mundo se mantienen movilizadas para repudiar los asesinatos masivos cometidos por las fuerzas militares israelíes y en demanda de un alto al fuego inmediato.

Las consecuencias de los ataques contra Gaza son catastróficas: casi 32.000 personas asesinadas, en su mayoría menores de edad y mujeres, y la infraestructura totalmente destruida. Quienes por ahora salvaron sus vidas se encuentran desplazados en el sur de la Franja y atraviesan una situación crítica de hambruna. Sobre ellos y ellas, todos los días llueven bombas.

Desde América Latina, las movilizaciones para denunciar el genocidio no fueron masivas, pero, a diferencia de otras regiones del planeta, un grupo de presidentes y gobiernos expresaron posturas contundentes contra el Estado de Israel y su Ejecutivo, encabezado por Benjamín Netanyahu.

Los presidentes de Brasil, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Chile y Venezuela tienen las posiciones más claras y duras en contra del genocidio. En el otro extremo, gobiernos como el de Argentina mostraron un apoyo obsceno con Tel Aviv en más de una ocasión.

«Me parece que los pueblos del mundo se han comportado muy activos en rechazar el genocidio que estamos viendo todos los días ―dice Márgara Millán, antropóloga y socióloga mexicana, e integrante de Académicxs con Palestina contra el Genocidio―. Las marchas son masivas, pero hay muchas otras acciones directas en países clave como Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, que son los principales gestores para que el genocidio continúe. La protesta no sólo no para, sino que escala cada vez más».

Para Gisela Cardozo, secretaria adjunta de Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (APDH) de Argentina, e integrante del Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino, «es muy importante hacer una distinción entre los pueblos y los gobiernos, porque vemos, a lo largo y a lo ancho del mundo, una gran movilización de los pueblos en solidaridad con el pueblo palestino, denunciando el genocidio, pidiendo un cese al fuego e impulsando las campañas de boicot, desinversión y sanciones al Estado de Israel. Pero muchas veces, esas grandes movilizaciones no se reflejan en las decisiones de los gobiernos y en las presiones que esos gobiernos pueden hacer sobre el Estado de Israel».

Invasión y genocidio

En la actualidad, existe una verdad que cruza con fuerza las fronteras, pero que es muy difícil de asimilar y aceptar por un grupo de Estados occidentales y, sobre todo, por el poderoso lobby sionista que tiene su principal aliado en los inquilinos de la Casa Blanca. Esa verdad es que Israel comete un genocidio en Gaza.

Al respecto, Cardozo afirma que la invasión israelí a Palestina viola el derecho internacional humanitario y los derechos humanos básicos. «Un Estado tiene derecho a defenderse en su territorio ―detalla la activista―. Eso no quiere decir que tiene derecho a invadir otro Estado u otro territorio con esa justificación. A la invasión actual la podemos calificar de genocidio, como fue denunciado por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia».

Sobre este tema, Millán profundiza en la explicación: «La invasión de Israel a Gaza se inició desde antes del año 1948. Hoy, sabemos que fue parte de una decisión unilateral de países europeos, sobre todo, Gran Bretaña. Sabemos también que, en la idea de fundar el Estado de Israel, hubo desde el inicio un proyecto de compartir el territorio con quienes habitaban ahí, proyecto derrotado por la iniciativa de fundar un Estado teocrático que desaloje a los árabes del territorio».

Millán, que no duda en calificar de «genocidio» lo que hace Israel en Gaza, agrega que «se nos ha hecho creer que la tierra de Palestina estaba vacía. Hoy, sabemos que la Nakba, la Catástrofe, se refiere a los más de 700.000 palestinos y palestinas despojadas de sus casas y terrenos, y desplazadas por la fuerza. La invasión, es decir, la ocupación de Israel a Palestina no ha cesado desde entonces».

El lobby sionista

Oscar Vargas, integrante del movimiento Boicot, Desinversiones, Sanciones (BDS) en Colombia, apunta que «el lobby sionista es la acción diplomática por parte del Estado de Israel en toda América Latina para garantizar que haya un acercamiento a las políticas que tiene su gobierno, tanto dentro como fuera de su país. Mucho de eso se ha manifestado en las últimas décadas con los intentos de distintos embajadores o representantes del Estado de Israel, quienes han traído tecnología de guerra, armas y entrenamiento a América Latina, con el objetivo de lograr tener cercanos a los gobiernos. Esto es central y ha generado no sólo que algunos gobiernos, en algunos momentos, hayan tomado parte de las políticas de Israel, por ejemplo, el traslado de embajadas a Jerusalén como símbolo de reconocimiento de esa ciudad como capital de Israel, el cual algún país latinoamericano lo materializó».

Un ejemplo reciente del poder de ese lobby se observó en Argentina, cuando asumió la presidencia Javier Milei. El primer viaje del mandatario fue a Tel Aviv, donde se reunió con los representantes más conservadores y ultraortodoxos del sionismo. Ante la rendición del presidente argentino a las posturas y justificaciones israelíes, Cardozo argumenta que «el gobierno de Milei viola los derechos humanos y el derecho internacional humanitario». «El viaje del presidente a Israel dio cuenta de un apoyo incondicional que no refleja lo que el pueblo argentino quiere, que es solidarizarse con el pueblo palestino ―remarca la activista―. En Argentina, que es uno de los países más importantes en políticas de derechos humanos en la arena internacional, es grave que el presidente tome una postura violatoria de esos derechos. Cuando propone cambiar la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, genera una violación a todos los derechos y, además, cambia posturas históricas que tiene Argentina en relación a la situación en Palestina e Israel. Argentina reconoce al Estado de Palestina. Vemos que es un gran retroceso la postura del gobierno actual y lo vivimos con mucho dolor quienes somos solidarios y solidarias con la causa palestina».

Vargas también advierte sobre el peligro de ver al lobby sionista como una teoría «conspiranoica» o como «aparatos ocultos dentro de la sociedad civil que inciden para facilitar las políticas de Israel». «Hay que tener cuidado, porque esto es fácilmente un eco de lo que se decía antes, cuando se hacía un claro racismo hacia los judíos, en donde se decía que ellos, desde la oscuridad, controlaban el mundo, que ellos estaban detrás de las decisiones de los Estados. Es algo con lo que hay que tener muchísimo cuidado porque, si bien es cierto que hay una serie de intereses por parte de personas, esos intereses no necesariamente están articulados de forma global como una gran conspiración», sintetiza el militante colombiano.

Latinoamérica junto a Palestina

En América Latina, las protestas contra Israel no tienen la masividad de otras ocasiones, aunque presidentes como el de Brasil o Bolivia tomaron posturas radicales contra la administración de Netanyahu: Lula denunciando que Israel comente un genocidio, Luis Arce expulsando al embajador israelí del territorio boliviano.

En el caso de México, Millán estima que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador «ha sido tibio en su condena al genocidio, ni siquiera lo ha tipificado tal cual. Su postura ha contrastado con los líderes de Brasil y Colombia. Sin embargo, México siempre ha sostenido el apoyo a Palestina y votado en la ONU como se debe, en contra del Estado colonialista y militarista de Israel».

El mandatario colombiano, Gustavo Petro, también se destacó con sus denuncias sobre el genocidio en Gaza. Frente a la postura del presidente, Tel Aviv, a través de su cancillería, presionó a Bogotá para que cambie de postura. «Se ha construido una imagen alrededor de Petro que colocó una serie de críticas y una serie de advertencias en los canales de comunicación sobre lo que está sucediendo en Palestina».

Hace tres semanas atrás, Petro emitió una orden expresa para suspender toda compra de armamento a Israel. El presidente colombiano también demandó a sus pares latinoamericanos a tener una postura común para frenar el genocidio que comete Israel porque, dijo, en Gaza, «se está destruyendo la humanidad».

LA TINTA

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