Argentina | Sorpresiva remontada del oficialismo: Massa y Milei salen a la caza de apoyos de cara al balotaje

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Resultados Oficiales


Sergio Massa ganó la primera vuelta y disputará el balotaje con Javier Milei

Por Julia Izumi

El presidente de la Argentina a partir del 10 de diciembre de 2023 surgirá de la pulseada que librarán el 19 de noviembre el candidato a presidente de Unión por la Patria, Sergio Massa, y el líder de La Libertad Avanza, Javier Milei. Así surge de los resultados de la primera vuelta electoral de este domingo en la que el actual ministro de Economía se impuso con el 36, 68% al economista libertario (29,98%) en una jornada en la que Unión por la Patria “dio vuelta” el destino al que la habían resignado las PASO del 13 de agosto.

La elección de tres tercios que dejaron las primarias terminó configurando un escenario inimaginable hace poco más de dos meses. Aquella noche, Milei rompió todos los pronósticos y se impuso como ganador, un resultado que ninguna encuesta había pronosticado. Este domingo la correlación se invirtió y la sorpresa estuvo a cargo del fundador del Frente Renovador, quien creció 8,9 puntos en relación a agosto.

A las 23.30 Massa trazó la estrategia que viene para el balotaje. Convocó a quienes votaron en blanco, quienes no fueron a votar, a los votantes de Miriam Bregman y Juan Schiaretti y «a esos miles y miles de radicales que a lo largo y ancho de la Argentina comparten valores democráticos como la educación pública, la independencia de poderes, la construcción de valores institucionales que la Argentina»

«Voy a hacer todolo posible para ganarme su confianza», les dijo, antes de llamar a la unidad nacional y sentenciar: «La grieta se murió y empieza una nueva etapa el 10 de diciembre».

En este escenario, Patricia Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio, quedó sin posibilidades de competir. Cayó 4,8 puntos en relación a los porcentajes que había obtenido en las PASO y obtuvo un 23,84 % de los votos, mientras que Juan Schiaretti logró mejorar su performance hasta alcanzar el 6,78% y Miriam Bregman casi replicó los resultados de las primarias al obtener el 2,7 por ciento.

Para Juntos por el Cambio fue una dura jornada. Con excepción del triunfo de Rogelio Frigerio en Entre Ríos, la alianza entre el macrismo, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica tuvo poco y nada que festejar. Las tensiones internas convirtieron a la fuerza que parecía ser la segura sucesora de Alberto Fernández en un proyecto en disolución.

Desde el Hotel Libertador, donde montó su bunker, Milei, protagonizó un veloz giro discursivo para lanzar la última etapa del proceso electoral al convocar a Juntos por el Cambio a «ir juntos contra el kirchnerismo». «Dos tercios de los argentinos votaron un cambio, una alternativa a este gobierno. Vengo a dar por terminado el proceso de agresiones y ataques, estoy dispuesto a barajar de nuevo con el objetivo de terminar con el kirchnerismo. La elección que tenemos por delante es muy clara: o cambiamos o nos hundimos», lanzó.

Provincias y CABA

Unión por la Patria pudo celebrar por triplicado: además de ingresar al balotaje presidencial con Massa, el candidato a jefe de gobierno porteño Leandro Santoro disputaba la posibilidad de entrar a la segunda vuelta electoral en la ciudad con Jorge Macri, y el gobernador Axel Kicillof resultó reelecto en la provincia de Buenos Aires con el 45,08% de los votos. Además, UP retuvo la provincia de Catamarca, donde se impuso Raúl Jalil, mientras perdía Entre Ríos a manos de Juntos Por el Cambio.

La remontada de Massa estuvo apalancada por la contundente elección de Kicillof en la provincia de Buenos Aires y el caudal que movilizaron las gobernaciones peronistas, sobre todo las del Norte, que en las PASO había jugado un papel tímido. El gobernador bonaerense resultó reelecto este mismo domingo por lo que estará un nuevo período al frente de la gestión del distrito electoral más importante del país. En este distrito Massa obtuvo el 43,08, lo que revela que el corte de boleta fue ínfimo en la fórmula oficialista.

La participación

Uno de los datos clave para entender esta elección fue el crecimiento de la participación respecto de las PASO del 13 de agosto. Votó el 77% del padrón, frente al 69% que lo había hecho en las primarias.  Inclusive varias provincias registraron una participación por encima del promedio nacional: a la cabeza se ubicaron Misiones, Neuquén, La Rioja y Tucumán, con el 80 por ciento, seguido por Santiago del Estero, con el 79%, Mendoza y Jujuy, donde votó el 77%, Entre Ríos con el 76, 33 y en La Pampa, Río Negro, Catamarca, San Luis y en Formosa y San Juan el 75 por ciento y Tierra del Fuego 73 por ciento. Algo menor fue la participación en el litoral, donde se registraron fuertes lluvias durante todo el día; en Santa Fe y Chaco votó el 70 % , y en Corrientes el 73.

Córdoba también afectada por lluvias, registró una participación del 70 por ciento, en tanto que Santa Cruz y la provincia de Buenos Aires registraron un 72,9 por ciento y Chubut el 70 por ciento.

Massa logró revertir los resultados negativos que había obtenido en las primarias en nueve provincias: Río Negro, Tierra del Fuego, La Pampa, La Rioja, Tucumán, Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Santa Cruz.

Milei, en tanto, retuvo Neuquén, San Luis, Santa Fe, Mendoza, Misiones, Chubut, Salta y Jujuy, aunque el candidato de UP achicó en muchas de ellas la diferencia. En 18 jurisdicciones LLA sacó menor porcentaje que en las PASO.

El Tiempo


Batacazo de Massa: La grieta se murió y empieza una nueva etapa

Por Nicolás Poggi

El candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, reiteró su convocatoria a desarrollar un modelo de «unidad nacional», después de revertir los resultados de las PASO de agosto y quedar en el primer lugar en las elecciones; afirmó que «cuidará del país» a partir del 10 de diciembre y anunció que «la grieta se murió hoy».

Luego de obtener el 36,67% de los votos y pasar a la instancia de balotaje con el postulante de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, quien cosechó el 29,99%, Massa reiteró su propuesta de construir una nueva mayoría que a partir del 10 de diciembre se traduzca en un «Gobierno de unidad nacional».

Además, hizo un llamado a los votantes del Frente de Izquierda (FIT) y de Hacemos por Nuestro País (HxNP), del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.

Pero aclaró, al hablar en soledad desde el escenario del búnker de UxP, que su convocatoria será a los «mejores» de cada espacio y no un agrupamiento «partidocrático».

Massa anunció, al asumir su victoria, que «la grieta se murió», en referencia a la fuerte polarización entre el kirchnerismo y Juntos por el Cambio (JxC) que definió al sistema político, como mínimo, desde la última década.

En ese aspecto, dio por sentado que, en caso de ganar en la segunda vuelta, el 10 de diciembre empezará una «nueva etapa en la política argentina».

En efecto, Massa se dirigió a los votantes de Myriam Bregman y del cordobés Schiaretti, a quienes llamó por su nombre de pila, y a los radicales de JxC que creen en la «educación pública», y aseguró que hará todo su «esfuerzo» en trabajar para «ganarse su confianza».

«Mi compromiso es construir más Argentina con reglas claras y orden», remarcó, en un mensaje en el que mostró autonomía y en el que insistió que trabajará durante los «próximos 30 días» en «consolidar la idea de que ese gobierno de unidad nacional es posible».

Massa habló solo en el escenario, en una ratificación de la centralidad de su figura, y solo estuvo acompañado durante un momento por su esposa, Malena Galmarini, y sus hijos Milagros y Tomás, del mismo modo que lo hizo la familia de Agustín Rossi, el jefe de Gabinete y su compañero de fórmula.

Además abogó por «construir reglas claras frente a la incertidumbre, construir una patria que sin dudas tengamos la capacidad de que nuestros hijos puedan ir con una computadora en la mochila y no con un arma en la mochila».

Además bregó por «establecer los pilares de políticas de estado, convocar a un gobierno de unidad nacional para construir una industria argentina fuerte, frente a aquellos que plantean la apertura indiscriminada de las importaciones».

En ese sentido, apuntó a «construir con aquellos que quieren más educación pública, gratuita, de calidad e inclusiva, ante los que quieren ofrecer voucher», en relación a la propuesta de Javier Milei.

De hecho, y en un intento por diferenciarse de Milei, el candidato del peronismo planteó que a partir del 10 de diciembre «cuidará del país» como cuidó de su familia.

También agradeció «a los más de 25 millones de argentinos que fueron a votar, votaran por quien votaran» y sostuvo que Argentina «vive una situación compleja, difícil, llena de desafíos para enfrentar, y que sin embargo creyeron que éramos la mejor herramienta para que el 10 de diciembre empecemos a construir una nueva etapa».

Admitió que «muchos de esos que nos votaron son los que mas están sufriendo», por lo que no les va a «fallar».

Además, exhortó a «la construcción de un régimen laboral moderno, que abrace la tecnología y la capacitación laboral sin perder derechos conquistados», aparte de convocar a una unidad nacional «sobre la base del desarrollo federal, con más federalismo, más coparticipación de las provincias, más desarrollo del norte argentino y de la Patagonia».

Eso mismo le había pedido, minutos antes, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, quien celebró junto a Massa y la militancia peronista en el Complejo ‘C’ de Chacarita, el lugar elegido por UxP para montar su búnker de campaña.

Kicillof, que obtuvo su reelección con casi el 45% de los votos, había pedido «políticas nacionales» que promuevan el federalismo y advirtió que la campaña no finalizaría hasta que Massa fuera presidente.

En su discurso, el ministro y candidato planteó además que «la Argentina que viene es la del abrazo del campo y la industria, el interior y la ciudad, del desarrollo ferroviario, empresarios y trabajadores sentados en la misma mesa».

«Tengamos la capacidad de poder poner punto final a la idea de la destrucción del otro», pidió.

En esa línea, y al dar un mensaje a la militancia en las afueras del Complejo ‘C’, Massa llamó a no caer en provocaciones y «poner la otra mejilla» frente a las agresiones, con el «doble de humildad».

También prometió que trabajará para lograr la visita del papa Francisco en el año 2024, después de que Alberto Benegas Lynch (h), uno de los asesores libertarios, generara controversia y el repudio del sistema político al pedir, en los últimos días de la campaña, «romper relaciones con el Vaticano».

«No hay dudas que frente a un pueblo absolutamente creyente, desde acá le decimos (al papa Francisco) que desde el 10 de diciembre, gobernando la Argentina, vamos a trabajar para que en el 2024 visite la Argentina», insistió el postulante de UxP.

En su discurso, Massa agradeció a los militantes de la coalición oficialista y los definió como «el combustible que sentía cada día en la campaña»; al referirse a nombres propios no nombró ni al presidente Alberto Fernández ni a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Massa convocó a la militancia a trabajar con «humildad» de cara al balotaje

En las PASO del 13 de agosto, a nivel de frentes, UxP había obtenido el 27,28% y había terminado en tercer lugar, debajo de Milei y de Patricia Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio (JxC), respectivamente, en lo que había sido una suerte de «empate» entre los tres frentes.

En este turno electoral, sin embargo, la boleta del oficialismo sumó 9 puntos y llegó a 36,62%, dejando al postulante libertario en segundo lugar.

De los 25 millones de votantes, UxP obtuvo en esta oportunidad 9,5 millones, y en el búnker de UxP señalaban que faltan 3,5 millones para llegar a la mitad de los votantes totales en el balotaje del 19 de noviembre.

Télam


Milei juega todas las cartas a la alianza con la casta

Por Karina Micheletto

Sin reconocer el triunfo de Massa, pidió «la unión de los que quieren el cambio»

La estrategia rumbo al balotaje quedó planteada anoche: «barajar y dar de nuevo» y unirse contra «el nefasto kirchnerismo». No hubo margen para instalar la duda del fraude.

Sin reconocer el triunfo de Sergio Massa. Sin felicitarlo, o acaso siquiera nombrarlo. Y anunciando sin decirlo explícitamente, pero explicándolo muy bien, la intención de hacer una alianza con el derrotado Juntos por el Cambio «para terminar con el kirchnerismo, esa organización criminal, lo peor que le ha pasado a la Argentina». Así, pasadas las 11 de la noche, Javier Milei salió a explicar ante la prensa y sus seguidores lo que había pasado en la elección de anoche, un proceso democrático a cuyas reglas más básicas eligió no adherirse.

Ninguna encuesta predijo que Milei bajaría casi dos puntos desde las PASO (si se cuentan los votos de la misma manera, considerando solo los positivos). Pero mucho menos, la remontada de ocho puntos con la que sorprendió Unión por la Patria. Los números previos que manejaba La Libertad Avanza también estaban lejos de los que dieron las urnas. Advertían, sin embargo, un segundo lugar, aunque no por tanta diferencia. Para eso estaba montado –y continuará alimentándose en estos días– el «operativo desconfianza»: poner en duda los resultados alegando fraude.

Denunciantes

«¡Tuvimos 5.000 denuncias, nos afanaron 5.000 boletas!», gritó el candidato en su segundo discurso, el que dio en la puerta del hotel Libertador, frente a los seguidores que se acercaron hasta la Avenida Córdoba y Maipú. En solo un par de horas el número había crecido un 10 por ciento: antes, el anunciado ministro del Interior en caso de que esta fuerza llegue al poder, Guillermo Francos, había oficiado de vocero. Sobre las 6 y media de la tarde había bajado a hablar de «4.500 denuncias» de irregularidades recibidas. Alrededor suyo, militantes de la fuerza reforzaban: «toda la tarde recibimos avisos de faltantes de boletas, de boletas rotas», era la queja.

Hubo también declaraciones en el programa de Chiche Gelblung, el jueves. Y ayer, un sitio abierto para dejar anuncias anónimas, es decir sin validez según la ley. Hasta se habló de «veedores» de la extrema derecha internacional, que finalmente fueron simplemente invitados del día de la elección. La contundencia del triunfo de Massa dejó afuera la posibilidad de acudir a este plan B, que de todos modos quedó en remojo.

La casta perdió el miedo

En cambio, una cosa quedó clara: lo de «tiene miedo, la casta tiene miedo» (uno de los cantitos que se escuchó mucho más tibiamente que otrora en este búnker, a la hora de levantar los ánimos) corrió como una comprobación esta noche. Milei se lanzó muy concretamente a hablar de un pacto con los que hasta ayer eran denostados como «los siniestro amarillos». Saludó y felicitó a Jorge Macri y Rogelio Frigerio. Comenzó a hablar mágicamente de «cambio». Unió sus resultados directamente a los de Juntos: «Dos tercios de los argentinos votaron por un cambio». «O cambiamos, o nos hundimos». «Todos los que queremos un cambio tenemos que trabajar juntos, sin mirar atrás».

Atrás, justamente, quedó aquello de «montonera tirabombas», «los que causaron el desastre de 2001 y ahora se vuelven a presentar», entre otras flores. «Estoy dispuesto a barajar y dar de nuevo, a hacer tábula rasa», planteó el anti casta. Después volvió a su cita bíblica favorita, «Primer Libro de los Macabeos: la victoria en el combate no depende de la cantidad de las tropas, sino de la fuerza que viene del Cielo».

No se vino el estallido

Silencio sepulcral. Caras de incredulidad. Mirada absorta en las pantallas. Ningún referente apareciendo por la sala de prensa. Ninguna música al palo celebratoria del tipo «Se viene el estallido». La foto del bunker de La Libertad Avanza en el momento en que se conocieron los primeros resultados oficiales, ya con una tendencia definida, fue abismalmente opuesta a la que se vivió en este mismo hotel de La Libertad Avanza el 13 de agosto pasado. Pasadas las 9 y media de la noche, con amarga parquedad, Guillermo Francos bajó a dar el anuncio oficial. Antes, pasadas las 6, ya había admitido que veían una segunda vuelta instalada: «nunca hablamos de ganar en primera vuelta», desmentía los dichos del propio Milei unos días antes.

Más temprano en la tarde, unos quince integrantes del Foro Madrid, el think tank del partido franquista y falangista español Vox, se arrimaron al salón. Además de integrantes de Vox, estaba la senadora de la extrema derecha colombiana María Fernanda Cabal, el ex canciller de Bolsonaro –obligado a renunciar junto al ministro de Salud por la pésima gestión de las vacunas en la pandemia- Ernesto Araujo, el senador del partido Nacional de Lacalle Pou Pablo Viana. Un grupo de jóvenes que lo acompañó mostraba orgulloso la bandera de los Treinta y Tres Orientales con la leyenda: «Libertad o muerte».

Libre portación

También dio el presente Eduardo Bolsonaro, que se tomó todo el tiempo para recorrer el corralito de la entrada del hotel, donde se agolpaban los seguidores y los medios a los que se les negó la acreditación (hubo denuncias de Fopea y de la Asociación de Cronistas Extranjeros por este tema), y hablar aquí y allá. Un detalle llamó la atención: el bien visible pasador con forma de pistola que mostraba en su corbata. «Mi padre permitió que las personas tuvieran acceso a las armas de fuego y Brasil experimentó la caída más grande de su historia en números de asesinatos», aseguró, contra toda evidencia. Página/12 le recordó que en el último tramo de la campaña, Milei se desdijo y se manifestó en contra de la libre portación de armas. «Ah, entonces voy a hablar con él», sonrió el diputado brasileño.

Los dirigentes locales, en cambio, esta vez aparecieron menos. A la que se se vio por el búnker pero luego no apareció sobre el escenario fue a la candidata a diputada Lilia Lemoine, sobre la que llovieron críticas del propio espacio, y no por su último papelón, haber salido del cuarto oscuro con la boleta de Milei en la mano (ver aparte). El sobregiro machirulo de su proyecto de renuncia a la paternidad causó una grieta interna. «Su declaración lo único que hizo fue dañar. Nosotros somos un partido pro familia, eso dañó la imagen que tiene la gente de nosotros», dijo a Página/12 Iñaki Gutiérrez, el responsable de la estrategia de redes del espacio.

«Libertad o kirchnerismo», agrietaban las pantallas. La batalla de la hora queda planteada. Y las cartas que se empiezan a jugar, también.

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