Una sentencia de muerte tardía para la Operación Lava Jato – Por Jeferson Miola

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Jeferson Miola *

La Operación Lava Jato viene sufriendo muertes sucesivas desde que en junio de 2019 fueran conocidos públicamente los diálogos de la pandilla de Curitiba -fiscales y juez de la causa- en Telegram. La decisión del ministro del Supremo Tribunal Federal José Antonio Dias Toffoli es una sentencia más de muerte para el Lava Jato. Como las antecedentes, también es una sentencia tardía de muerte.

Lo cierto es que Dias Toffoli no presentó absolutamente ninguna novedad en relación a los abusos e ilegalidades del Lava Jato que se denunciaban desde, por lo menos, desde el año 2015 y que, si el STF de Dias Toffoli no hubiese sucumbido a la tentación fascista-antipestista, lo habría aplastado en el origen del huevo de la serpiente que él citó en la decisión.

El acuerdo clandestino del Lava Jato con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, por ejemplo, fue denunciado en el extinto portal de Carta Maior el 23 de diciembre de 2016. Y el STF sabía sobre eso.

Antes, en la Suprema Corte -durante la onda lavajatista en el poder judicial, en los medios hegemónicos y en la sociedad- Dias Toffoli se posicionó contra innumerables apelaciones de la defensa del presidente Lula que, pero en ésta su última decisión, en la práctica él volvió atrás, con ocho años de atraso y tras la brutal devastación acontecida en el país.

Ahora Dias Toffoli tornó “nulas todas y cualesquiera pruebas obtenidas de los sistemas Drousys y My Web Day B, utilizadas a partir del acuerdo de indulgencia celebrado por la Odebrecht, en el ámbito de la Operación Lava Jato”. La nulidad que él reconoce hoy la podría haber reconocido al menos en enero de 2018, cuando la defensa del presidente Lula requirió al STF el acceso a los sistemas Drousys y My Web Day B para ejercer el derecho de defensa.

En aquella ocasión, el STF – con la complacencia de Dias Toffoli –fue connivente con la mentira de la banda de Curitiba, que alegó un falso “extravío” de las claves de los sistemas para impedir el acceso de la defensa de Lula a la prueba falsa por la cual el Lava Jato operaba la condena farsesca de quien seguramente vencería con tranquilidad la elección presidencial de 2018.

Por lo tanto, la decisión de Dias Toffoli no tiene nada de heroica. Y no puede apagar la memoria sobre el papel nefasto que desempeñó en este ciclo trágico de la historia del país, de la traición en el impeachment fraudulento a la presidente Dilma Rousseff a la colaboración decisiva para la tutela militar y el ascenso fascista, cuyo saldo fue y es dramáticamente terrible para el pueblo brasileño.

No le faltó crueldad, inhumanidad y perversión a Dias Toffoli, como bien testimonia la provocación que él impuso a Lula en las pérdidas dolorosas de su hermano Vavá y de su nietito Arthur.

Dias Toffoli no es un héroe, apenas es Toffoli, el navegador siempre a favor de la corriente. Como dijo el periodista Mauro Lopes: “Toffoli sirvió a Lula en su primer y segundo mandatos, hasta que fue elegido para el STF, donde sirvió al Lava Jato, a los militares y a Bolsonaro. Ahora vuelve a prestar reverencia a Lula. ¿Alguien duda que prestará sus servicios en el próximo giro de la rueda del poder?”.

En entrevista con Kennedy Alencar [13/6/2019] en la mazorra de Curitiba, con la certeza propria de los inocentes, Lula sentenció, que “el país finalmente va a conocer la verdad. Yo siempre dije que Moro es mentiroso: es mentiroso. Dije en el primera declaración que hice -está grabado-, que él estaba condenado a condenarme”.

(El fiscal) “Deltan Dallagnol es tan mentiroso, que después de pasar una hora y media en televisión mostrando un powerpoint, consiguió decirle a la sociedad: ‘No me pidan pruebas, sólo tengo convicciones’. Él debería haber ido preso allí”, añadió.

Es muy extraño, por eso todo ésto, que Dias Toffoli sólo sabe hoy [!] todo aquello que ya se denunciaba desde el início del Lava Jato – cuando el huevo de la serpiente citado por él aún no había parado.

Esta nueva decisión del STF llega, por lo tanto, con por lo menos ocho años de atraso. Toffoli se mostraría corajudo y honesto si, además de decidir como decidió, también hubiese pedido disculpas a Lula y al pueblo brasileño.

Es improbable que él haga una autocrítica. Pero eso, mientras tanto, no disminuyó en nada el impacto ruinoso que la decisión promulgada significará para Moro, Dallagnol & sus comparsas.

Ganan, aún con esta decisión tardía del STF, la justicia y la democracia brasileña. Y pierden con ella los procuradores, fiscales, delegados, ministros de tribunales superiores, políticos, empresarios, medios & associados del escándalo mundialmente considerado el mayor esquema de corrupción judicial de la história.

Vale recordar: el Lava Jato es un acontecimiento de significado histórico equivalente al famoso caso Dreyfus, fuente central de los estudos de la historiadora Hannah Arendt sobre los orígenes del fascismo y del nazismo.

Por esta razón, enterrar definitivamente la Operación Lava Jato es una medida vital para la democracia. Aún realizada tardíamente, lo importante es estar a tiempo de impedir su resurrección. Una justicia de transición sería el mejor remedio.

*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico

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