El abrazo de Guayaquil: el sueño de la integración regional suramericana – Por Matias Capeluto, especial para NODAL

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Matias Capeluto*, especial para NODAL

Este 26 de julio se cumplen 201 años de aquel encuentro histórico que reunió a los Generales José de San Martín y Simón Bolívar en la Ciudad de Guayaquil (Ecuador) durante dos días. La potencia de aquel encuentro resuena todavía hoy en la memoria de nuestros pueblos suramericanos, en quienes soñamos una América Latina unida, en paz  y con un desarrollo inclusivo.

En el año 2013 Armando Martìnez, un historiador colombiano, encontró en el Archivo Nacional del Ecuador una carta mal archivada del secretario personal de Bolívar, José Gabriel Pérez, que cambiaba la perspectiva de lo que se había creído hasta ese entonces de esa reunión. En la misma le comentaba, por instrucción de Bolívar, al Mariscal Sucre (por ese entonces Intendente de Quito) los resultados de la entrevista entre estos patriotas suramericanos. En la misma pudimos conocer que San Martín recurrió a Simón Bolívar para terminar la guerra contra los realistas en Perú, ya que no contaba con el apoyo de su propio país. Bolívar ya había conquistado y liberado los territorios de Ecuador, Colombia y Venezuela, y San Martín sabía que sin su apoyo no podría finalizar la guerra. Además los realistas se encontraban en proceso de reordenamiento, lo que los obligaba a planificar una acción coordinada y conjunta para finalizar con la heroica tarea independentista. La principal preocupación de la conversación pasó por el futuro del Perú. Y también, pudieron hacerlo sobre las posibilidades de futuras modalidades de gobiernos que deberían darse en la región, aunque en este punto, sin ponerse de acuerdo sobre si el camino era: una monarquía propia para el Perú o una República. Sin embargo, San Martín elogió la idea de crear la Federación de los Estados Americanos.

Para el Libertador nacido en Yapeyú, Corrientes, liberar al continente de la tiranía de España con la ayuda del Gran Libertador de Colombia era una enorme responsabilidad. En una de las cartas escritas a Bolívar, sentenció: “Mi alma se llena de gozo cuando contemplo aquel momento. Nos veremos, y presiento que la América no olvidará el día que nos abracemos”.

La estrategia independentista de San Martín en Perú consistió en promover la ayuda y participación de los criollos peruanos para atenuar las desventajas de su ejército en un territorio ocupado por las fuerzas militares realistas. Después de un mes de travesía naval y de desplegar sus tropas en la zona costera -asegurando el control del norte peruano- bloqueó el puerto de Lima.  Este acontecimiento, provocó que los soldados del nuevo Virrey De la Serna abandonaran la ciudad y se retiraran. El 10 de julio, el ejército de San Martín accedió a la Capital. Ante el temor de una rebelión popular, las élites peruanas decidieron apoyarlo y, el 28 de julio de 1821, se declaró la independencia en Perú, nombrando al Libertador como Protector Supremo. Pero el proceso, no estaba resultando como se esperaba y había que encontrarle una salida. Por esta razón se produce el encuentro de los Libertadores hace 201 años. Después del cual, San Martín se retira del Perú para dejar el terreno allanado a Bolívar, para así finalizar la heroica tarea conjunta.

Luego de unos años, más precisamente entre el 22 de junio y el 15 de julio de 1826, se llevó a cabo en Panamá, el Congreso Anfictiónico, cuyo objetivo fue crear una Confederación de los Pueblos Iberoamericanos, abarcando desde México hasta Chile y Argentina. En ese momento, Simón Bolívar y el Mariscal Antonio Sucre acababan de liberar Bolivia, el último territorio latinoamericano ocupado por el realismo español. Es decir, gran parte de la América hispana (excepto Costa Rica y Cuba) era libre y había superado décadas de guerras sangrientas contra el poder colonial. Sin embargo, los recelos de nuevos peligros acechaban al continente, por lo cual era sumamente importante que todos los territorios de la región se unieran. El sueño de Simón Bolívar por constituir una “Gran Nación”, cuyas riquezas naturales harían del continente una región de primer orden, no hizo más que poner en evidencia su principal conflicto: el rol de las oligarquías regionales, latifundistas y comerciantes sometidos a los intereses de capitalistas extranjeros, las cuales pugnaron para que este sueño no sea efectivo. Nada que haya cambiado hoy.

Hoy resulta necesario recordar este abrazo en Guayaquil y aquel anhelo frustrado de conformar una Gran Nación Latinoamericana, ya que nos encontramos en un momento clave para la región. La pandemia y el conflicto bélico en Europa Oriental han dejado a la región en una crisis con una desigualdad social sin precedentes. Esta situación, sólo podrá ser superada con el trabajo mancomunado de los gobiernos y, además, requerirá una fuerte articulación. En esta lìnea, la República Argentina y la República Federativa de Brasil han ratificado su pertenencia a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), retomando la experiencia más fructífera en materia de soberanía política y económica regional, en conjunto con otros países de nuestra región.

Volver al sueño libertador del continente y pensar en la integración regional como la única vía posible para concretarlo, es un imperativo, si entendemos que debemos volver a colocarnos en el mundo como una región con voz propia y una explotación y defensa eficaz de sus recursos naturales y su industria.

Acuñar el 26 de julio como el “Día de la Integración Regional Suramericana”, en conmemoración del trascendental encuentro entre los Libertadores José de San Martín y Simón Bolívar en Guayaquil ocurrido en 1822, nos permite reflexionar sobre la historia de nuestros pueblos y reafirmar el compromiso de promover la soberanía, independencia y bienestar, siempre en conjunto con el objetivo de un futuro próspero y unido para toda la región suramericana. Es nuestra tarea seguir replicando ese abrazo, como hicieron Perón y Evita y Néstor y Cristina, como hacemos entre todos, todos los días.

*Director Ejecutivo ¨Casa Patria Grande – Pdte. Nèstor C. Kirchner¨

 

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