Identifican en Buenos Aires a Jorge Pedreira Brum, uruguayo desaparecido en Argentina en 1978

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Familiares anunció la identificación de Jorge Pedreira Brum en Argentina: así fue la investigación

El uruguayo Jorge Pedreira Brum había desaparecido en la provincia de Buenos Aires a comienzos de junio de 1978. Cuarenta y cinco años después, y tras una investigación de la Institución Nacional de Derechos Humanos, su familia pudo conocer el paradero exacto en que fue sepultado.

Pedreira Brum —militante comunista, pescador y fletero de 56 años— padeció una muerte violenta —incluso una de las autopsias de la época de la exhumación habla de un orificio de bala— y su cuerpo fue enterrado como anónimo en el sector “Terra gratuita”, en el cementerio argentino Grand Bourg.

Había salido una fría jornada de junio a acompañar a un conocido hasta la estación Merlo del ferrocarril Sarmiento. Nunca regresó.

La investigación de la Institución de Derechos Humanos constató que la actuación policial “ocultó el cadáver a la familia y propició la emisión de partidas de defunción con datos apócrifos que sugerían el fallecimiento en un siniestro ferroviario que nunca existió”.

De hecho, en la línea del tren en la que habría acontecido el “accidente” no ocurrió durante todo ese mes un solo siniestro, mucho menos hubo fallecidos encontrados en las vías. No solo eso: la documentación falsa arrojaba kilometrajes distintos e incluso variaba en los días de muerte.

Pero la documentación testimonial y administrativa sí condujo a los investigadores hasta el lugar exacto en que el cuerpo fue enterrado como “N. N.”: en la sepultura 6, junto a otros cuatro cadáveres, el 21 de junio de 1978.

De las 120 personas enterradas como anónimas en ese sector del cementerio argentino, solo nueve casos fueron identificados ni bien acabó la dictadura en Argentina. Tras una confusión de los restos, en 1987 la Justicia determinó que vuelva a darse sepultura a los huesos, pero todos entreverados porque no porque se habían mezclado en la exhumación.

En esos momentos no existían las tecnologías de pruebas de ADN que se manejan hoy. El cuerpo de Pedreira Brum estaba supuestamente en una bolsa negra con el número 24. No se determinó la edad ni sexo, solo que se constataban los politraumatismos y el orificio de bala. Otros cuerpos que integraban la misma sepultura, se sabe que eran jóvenes veinteañeros, pero tampoco se conoció su identidad.

Según el periodista Walter Pernas, investigador de la Institución de Derechos Humanos, “el equipo argentino de antropología forense les comunicó que es imposible, por ahora, realizar una identificación con los restos mezclados” en la fosa común.

Pedreira Brum era, ante todo, “un obrero”, dijo conmovido su hijo Enrique, quien estaba trabajando aquella jornada fría de junio en que desapareció su padre. Había nacido en Pan de Azúcar, luego vivió en una pequeña casa de pescadores frente al puerto de Piriápolis. Hizo changas, militó en el Partido Comunista, hasta que la crisis y el terrorismo de Estado lo hicieron emigrar a Argentina en 1974.

Allá, en la provincia de Buenos Aires, su casa fue allanada dos veces. Los servicios de inteligencia militar uruguaya lo espiaban desde 1948, pese a que no se trataba de un dirigente de alto vuelo ni de actividades delictivas. “No se merecía ese final”, sentenció su hijo.

El Observador

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