Aprendizajes y retos tras dos años del estallido social colombiano – Por Felipe Martínez
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Aprendizajes y retos tras dos años del estallido social colombiano
Por Felipe Martínez*
El 28 de abril se cumplieron dos años del estallido social en Colombia, una coyuntura que marcó la historia reciente de las luchas populares en el país y que deja aprendizajes y retos para la construcción de otro país posible en el corto y mediano plazo.La convocatoria del Comité Nacional de Paro (CNP), nuevamente logró su objetivo. Al igual que el llamado a la movilización el 21 de noviembre –21N– de 2019 contra el mal gobierno de Iván Duque, cuando las calles quedaron desbordadas por miles y miles de personas que marcharon durante una semana, en esta ocasión, la convocatoria del 28 de abril de 2021 contra la pretensión de reforma tributaria del gobierno, conecta de nuevo con el conjunto de la sociedad y por segunda ocasión las marchas trascienden toda la capacidad de las centrales obreras, sindicatos, partidos de izquierda y movimientos sociales que integraban el CNP.
¿Cómo se llega al 28 de abril?
Los ánimos eran diferentes al de aquel 21N de 2019, pues el país sufría el aislamiento obligatorio debido a la pandemia, coyuntura que llevó a un empobrecimiento generalizado de la sociedad, pues, como es conocido, más de la mitad de su fuerza laboral lo hace de manera informal o está en el rebusque diario, y el aislamiento no les permitía salir a las calles para lograr el sustento diario. El desempleo aumentó a cifras cercanas al 20 por ciento y la pobreza alcanzó niveles que llegaban al 60 o más por ciento.
El hambre hizo de las suyas y centenares de hogares de barrios populares izaron en sus viviendas trapos rojos en ventanas y puertas, en señal –denuncia– de la crítica situación que vivían. Las angustias eran muchas y el asesinato del abogado Javier Ordóñez en septiembre del 2020 desató aún más la indignación y la ira popular, pues los perpetradores del crimen, policías, le recordaron a la sociedad la constante autoritaria de un cuerpo armado con supuesta misión de proteger y no de violar el derecho fundamental a la vida.
Este asesinato llevó a que los días 8 y 9 de septiembre de 2020, decenas de miles de personas en diferentes ciudades, pero principalmente en Bogotá y Soacha, salieran a confrontar a la Policía, atacando con piedras cerca de 70 Comandos de Atención Inmediata (CAI). Situación que puso en evidencia el rostro asesino del poder, que, como respuesta al descontento de la sociedad indignada ante el atroz crimen del abogado, decidió disparar sin piedad contra la población, dejando un saldo de decenas de heridos de bala, golpes y gases, como una masacre de 13 personas.
28 de abril, desborde popular
El tiempo pasó y el gobierno de Duque quiso implementar una nueva reforma tributaria que afectaría directamente los bolsillos de las mayorías que ya se encontraban en estado crítico. Ante esta situación, el CNP realizó una nueva convocatoria para movilizarse en contra de la propuesta gobiernista.
Si el 21N de 2019 había sido gigante y sorprendió al conjunto de la sociedad por su duración, el 28 de abril fue descomunal, pues esta vez fueron millones de personas en las calles, traspasando la convocatoria de movilización de un solo día, y desatándose una dinámica de lucha popular por alrededor de tres meses, que llevó a unos triunfos concretos como la caída de la propuesta de reforma tributaria, así como la obligatoria salida del ministro de hacienda Alberto Carrasquilla y la ministra de relaciones exteriores Claudia Blum.
Aunque esta coyuntura tuvo intensidades distintas en cada región y ciudad, sin duda tuvo un conector generalizado: la juventud. Pues fueron las y los jóvenes quienes asumieron el liderazgo de esta coyuntura, llevando a que este estallido pudiera bautizarse también como un levantamiento juvenil popular.
Las y los jóvenes de las barriadas populares por primera vez en su existencia se sintieron parte de una coyuntura en la que eran protagonistas. Allí empezaron a gestarse diferentes sujetos políticos que no estaban en las agendas tradicionales de la política y mucho menos dentro de la izquierda. Uno de los principales sujetos que se consolidó fue la autodenominada Primera Línea, que, sin una organización solida a nivel nacional, ni muchas habilidades políticas para sentarse a negociar con el Gobierno, tomó una relevancia fundamental en todo el marco del paro nacional. Situación que sacó a flote fuertes tensiones con el Comité Nacional de Paro, pues mientras la juventud era masacrada en las calles del país, en Bogotá los líderes del CNP se sentaban a negociar con el gobierno de Duque. Realidad que llevó a la siempre constante pregunta de ¿quién representa legítimamente al conjunto de la sociedad?
La respuesta del establecimiento ante semejante levantamiento, no fue otra que la de la violencia a partir de prácticas de terrorismo de Estado. Aunque las cifras para registrar lo ocurrido en el marco del estallido social son difusas, algunas organizaciones como Indepaz y Temblores hicieron un amplio registro de la situación.
La organización Temblores sostiene que en el marco del paro ocurrieron 5.048 casos de violencia policial, registrando 80 asesinatos1, 47 casos de violencia sexual, 1.991 de violencia física, 103 de lesiones oculares, 176 de violencia contra la prensa, 120 de ataques contra defensoras de derechos humanos, 50 hacia brigadas médicas, 66 de montajes judiciales, 16 de hostigamiento a actividades comunitarias como ollas, clases, muestras culturales y artísticas, y 49 casos de comparendos injustificados impuestos a personas que se encontraban realizando alguna actividad cotidiana en el espacio público 2.
Aportes y retos para otro país posible
Si bien esta coyuntura sirvió para catapultar con mayor fuerza la propuesta progresista de Gustavo Petro y Francia Márquez, tiene unas raíces mucho más profundas que si se miran con detenimiento podrían ayudan a descifrar los rumbos para construir otro país posible pues, como es evidente, transformar la realidad no implica únicamente llegar al gobierno, sino que se necesitan acciones más complejas para que Colombia cambie.
En primer lugar, es necesario complejizar los diversos sistemas de vida comunitaria tejidos en las barriadas populares donde se realizaban las manifestaciones con mayor fuerza, para el caso de Bogotá está el Portal de la Resistencia en Kennedy, y para el caso de Cali los denominados Puntos de Resistencia a lo largo y ancho de la ciudad. Aunque es sabido que por las complejas situaciones de los barrios y las mismas dinámicas del paro confluyeron en la protesta y su expresión territorial intereses de grupos ligados al crimen organizado, la delincuencia, microtráfico y demás dinámicas que habitan los sectores populares; una realidad que invita a fijar la mirada en las dinámicas de vida y esperanza que se fueron formando 3.
Es así como en los barrios se fueron creando escenarios asamblearios de participación democrática, en los que todos y todas podían dar su voz para definir los rumbos de la vida en el marco de la resistencia popular. Así mismo, se generó una organización desde las propias personas, de esta manera unos asumieron las dinámicas de la confrontación con la Policía y las fuerzas paraestatales, otros decidieron hacerse cargo de las ollas comunitarias, como también de las actividades culturales y artísticas. De la misma manera había quienes se formaron para la defensa de los derechos humanos, como para la atención medica de heridos por balas o asfixiados por gases.
Es así como pudo verse una diversidad de tareas que asumió la población de manera autónoma y que permiten ver que es posible gestar escenarios de poder que necesariamente deben nacer de lo profundo de la sociedad.
En el marco de la comunicación, el estallido permitió ver una dinámica muy interesante, pues esta vez los medios masivos de comunicación se vieron cercados por un arco popular mediático, que nació sin buscarlo, pero que la dinámica de la resistencia lo posibilitó, llegando al punto que los grandes medios no tenían fuentes dentro de los escenarios donde el paro era más intenso, y solo podían narrar y comentar la coyuntura desde el lado de la Policía. Llevando a la sociedad a buscar información por fuera de estos medios y visitar experiencias como el Canal 2 en Cali, o en el campo escrito el periódico desdeabajo.
Lo que evidenció el paro, no cabe duda, fue el mayor florecimiento de la imaginación popular, que llevó a construir una resignificación del espacio público en las ciudades, renombrando los espacios o construyendo monumentos como el de Puerto Resistencia en Cali.
Estamos transitando un nuevo escenario político, la posibilidad de cambiar de rumbo es una realidad, y con ese propósito, antes de caer en una factible desilusión por la no concreción de las promesas del actual gobierno hay que mirar las pistas arrojadas por el quehacer popular en medio del estallido, hay que identificar y profundizar en ellas para dar respuesta efectiva a preguntas de este talante, ¿Cómo motivar a la sociedad a construir un nuevo país? ¿cómo despertar nuevamente el sentimiento popular?
Probablemente la historia del 28 de abril y su desenlace a lo largo de tres meses se contará como un hito a las próximas generaciones y se convertirá en esa anécdota, como la que cuentan con orgullo quienes participaron o vivieron el histórico paro de septiembre de 1977; en este caso ¿Cómo hacer para que esto deje de ser una anécdota y en realidad consigamos avanzar hacia otro país con justicia y vida en dignidad?
Notas
1 Los nombres, edades, ciudades y fechas de las 80 personas asesinadas pueden ser consultadas en el listado realizado por Indepaz: https://indepaz.org.co/victimas-de-violencia-homicida-en-el-marco-del-paro-nacional/
2 Ver: https://www.temblores.org/_files/ugd/7bbd97_10674d3f5b324b6abe45fad8b1083b7b.pdf
3 Para complementar puede leerse la columna “Dos años del estallido social en Colombia”, en: https://desinformemonos.org/dos-anos-del-estallido-social-en-colombia/
*Integrante equipo desdeabajo y del colectivo Loma Sur.