A tres años de la pandemia, los colombianos comen menos
A tres años de la pandemia, los colombianos comen menos
Noelia Cigüenza Riaño
La llegada de la pandemia a Colombia en marzo del 2020 agudizó el problema de la inseguridad alimentaria en el país. Si bien antes del covid-19 el 88,9 por ciento de las personas tenían la posibilidad de comer tres veces al día, la cifra se redujo a 68 por ciento en medio de los confinamientos iniciales. El problema es que, tres años después, los niveles de consumo de los colombianos no se han recuperado y más de 2,1 millones de hogares solo llenan su estómago dos veces al día.
Este y otros aspectos sobre cómo se sienten las personas, qué expectativas tienen o su percepción de seguridad tras el impacto de la situación generada por el covid-19 en la sociedad colombiana, lo empezó a medir el Dane en julio del 2020 a través de la Encuesta Pulso Social.
Según los últimos datos de esta medición de diciembre del 2022, el 73,5 por ciento de los hogares colombianos (6,2 millones) comen en promedio 3 veces al día. Sin embargo, un 25,1 por ciento de ellos (2,1 millones) solo hace dos comidas. Otro 1,5 por ciento ingiere solo una (124.679) y el 0,0 por ciento menos de una (645).
Antes del inicio de la cuarentena, el 88,9 por ciento de los hogares (6,8 millones) comía en promedio 3 veces al día; pero en medio del confinamiento para que no se extendiera el virus esta cifra se redujo a 68,1 por ciento (5,2 millones), es decir, 1,6 millones menos.
Al contrario sucedió con los que ingerían 2 comidas. Si bien antes de la pandemia era el 10,6 por ciento de los hogares (823.185 millones), en pleno parón de la economía esta cifra se elevó a 29,2 por ciento (2,2 millones de hogares), con lo que en solo unos meses 1,4 millones más se encontraron en esta situación.
El número de hogares que comían una comida al día también subió, de 0,4 a 2,6 por ciento, es decir, de 34.353 a 203.741. Lo mismo que el número de los que no tenían nada que llevarse a la boca, que aumentó de 2.299 a 3.984. Estos datos coinciden con las imágenes que se extendieron de trapos rojos colgados en las ventanas de las casas en diferentes ciudades del país como señal de que estaban pasando hambre, puesto que como todo estaba parado no podían salir a la calle a trabajar.
La política fiscal fue uno de los instrumentos más importantes del gobierno de Iván Duque para mitigar los efectos de la crisis económica sobre las familias. De hecho, en 2020, el Ingreso Solidario logró transferir más de 4,3 billones de pesos a 3,1 millones de hogares en condición de vulnerabilidad y pobreza.
En el mismo sentido, se ejecutaron cinco giros extraordinarios para Familias en Acción y Jóvenes en Acción y nueve para Colombia Mayor, así como también se consiguió beneficiar a un millón de hogares con la compensación del IVA.
En total, el Dane estimó que las ayudas de emergencia, las extraordinarias, evitaron que 1,7 millones de personas más cayeran a la pobreza monetaria en 2020. Esto significa que si no se hubieran entregado estos subsidios adicionales el porcentaje de la población en esta situación no hubiera sido de 42,5 por ciento ese año, sino que habría llegado a 44,7 por ciento, es decir, 2,2 puntos más.
En la actualidad, el mayor problema se encuentra en ciudades como Cartagena, Sincelejo y Florencia, que son las que tienen el porcentaje más alto de los hogares con solo 2 comidas al día. Al contrario sucede en Bucaramanga y Barranquilla, que tienen los menores porcentajes.
“Es una situación que hay que abordar de manera estructural en programas de apoyo en el corto plazo, de transferencias monetarias y no monetarias. Ya en el mediano y largo plazo hay que pensar en una generación de ingresos sostenibles que les permita a ellos tener una mayor capacidad de compra”, señaló Carlos Sepúlveda, profesor de Economía de la Universidad del Rosario.
Para avanzar en este sentido, desde abril las personas podrán acceder al nuevo programa Renta Ciudadana, el cual es una iniciativa del Gobierno que busca beneficiar a aquellas familias que estén registradas en el Sisbén IV o se encuentren en una situación de pobreza extrema.
Menor seguridad
Otros puntos que analizó en un primer momento la Encuesta Pulso Social y que han desmejorado es la percepción de seguridad. Si bien el 27,3 por ciento de las personas decía que no se sentía seguro caminando solo en su barrio de noche en julio de 2020, ahora la respuesta sube a 36,9 por ciento. Es más, también aumenta el número de personas que se siente “muy inseguras”, de 9,4 a 14,4 por ciento.
En términos de ahorros la cosa no está mejor, pues si bien en julio de 2020 el 64,1 por ciento de las personas decía que no tenía posibilidades de ahorrar alguna parte de sus ingresos, en la última encuesta la cifra fue del 74,7 por ciento.
Las expectativas de compra tampoco han aumentado tanto. Mientras que en julio de 2020 solo el 1,7 por ciento decía que estaba planeando comprar un automóvil, en la última encuesta esta cifra era apenas del 2,3 por ciento. En términos de comprar, construir o remodelar una vivienda en los próximos dos años pasa algo similar. Se mantiene que el 4 por ciento dice sí y que más del 80 por ciento dice que no.
Además, las personas sienten que su estado de salud es cada vez peor. Tras los confinamientos, el 15 por ciento decía que era muy bueno y el 60 por ciento bueno, ahora el 12 y 56 por ciento, respectivamente.