La República Popular China y América Latina – Por Juan Raúl Ferreira

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

La República Popular China y América Latina

Juan Raúl Ferreira*

Quizás si el gobierno uruguayo hubiera conocido algo sobre cómo opera China (RPC), nunca nos hubiera embarcado a los uruguayos en la falsa historia de un TLC bilateral. Uruguay

estableció relaciones con la RPC y rompió con Taiwán en febrero de 1988. En el 85 se dieron algunos pasos de acercamiento, no sin la fuerte resistencia del lobby pro-Taiwán. Me tocó presidir una delegación que fue a “romper el hielo”, integrada entre otros por el senador Gargano (que sería canciller) y Luis Hierro (luego vicepresidente).

Fuimos dura y severamente criticados por los mismos sectores que hoy creen que se puede negociar con China de espaldas a la región y al desarrollo de acontecimientos en el mundo. Pero estábamos recorriendo el camino correcto. Para entender nuestras relaciones con China, debemos considerar dos cosas que son exógenas: 1) la creciente guerra comercial y tensión entre EEUU y la RPC; 2) la imposibilidad de tener relaciones con las dos Chinas, Taiwán y la RPC.

La tensión entre Washington y Beijing debe alertarnos que vamos a recibir presiones del coloso del norte. Por eso debemos estar prontos para que la única presión que debamos considerar sea la de un futuro mejor para nuestra gente.

Sobre la imposibilidad del doble reconocimiento, la gran prensa manipula la información internacional. Hoy quiere confundir. Desliza un “decidió romper con Taiwán y reconocer…”. Es que no existe otra cosa. Ninguna de las dos Chinas, en tanto desde su origen ambas reivindican para sí la soberanía sobre toda China. Taiwán con 20 millones de habitantes y la RPC con 1.800 millones.

Uruguay tuvo relaciones con las dos Alemanias desde la posguerra hasta que se fusionaron en el 89-90. Pero ambas lo aceptaban. En el caso chino no. Tras el triunfo en la Segunda Guerra Mundial, dos bandos antagónicos se enfrentaron. El Partido Comunista Chino, liderado por Mao Tse Tung, fue tomando control del continente y el presidente, Chiang Kai-shek (Partido Nacionalista o Kuomintang), tuvo que abandonar la capital, huir cada vez más al sur hasta refugiarse en la isla de Taiwán (provincia de Formosa).

Ahí empezaron existir dos gobiernos chinos y un solo país sobre el cual reivindicaban jurisdicción. El gobierno de Beijing enfrentó la situación conforme a su diplomacia de largo plazo. Convivió con una colonia británica en Hong Kong desde 1842 a 1984. ¡Si tendrá paciencia diplomática! Volvió a tener soberanía sobre la colonia, en ceremonia a la que asistió el actual rey Carlos III, con la fórmula de “Un Estado, dos sistemas económicos”.

Igual paciencia ha tenido con Taiwán, invento de EEUU en la Guerra Fría. ¡Richard Nixon fue el primer presidente de EEUU en visitarla, en 1972! Más de un lustro después, en 1979, Jimmy Carter establece relaciones con el gobierno de China Popular. Rompe con Taiwán. Ya la ONU la había hecho en el 71.

El mismo asiento de ONU que ocupaba Taiwán con derecho a veto en el Consejo de Seguridad lo pasó a ocupar el representante de Beijing, mientras que su antecesor taiwanés retiraba sus últimos papeles. ¿Cómo, entonces, EEUU ahora dice que va a defender la integridad territorial de Taiwán?

Hoy es un portaaviones de EEUU. China, dispuesta a defender su territorio. ¿Qué cambió? Siempre había ganado el Partido Nacionalista y, ahora, el Independentista. No es lo mismo. Y ese detalle cambió todas las reglas de juego. Si no lo tenemos claro, no podemos ni pedir una entrevista con los chinos.

Nicaragua reconocía a Taiwán. ¿Por qué? Porque mientras ganaran los nacionalistas, el gobierno de la RPC prefería actuar con cautela y no estrangular al “Estado disidente”. Después del triunfo de los “independentistas”, cambió todo. Pero que no se diga ahora que fue RPC quien cambió las reglas de juego.

En ese contexto es que para China América Latina adquiere importancia: de 14 países del mundo que mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán, diez de ellos están en Centroamérica y el Caribe y uno en Sudamérica: Belice, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Haití, Panamá, Saint Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas y Paraguay. En nada de esto pensó el presidente y su Canciller no se lo dijo. Lanzaron el bolazo del TLC bilateral.

Después de Nicaragua le tocó a Honduras. La presidenta Xiomara Castro comunicó a Taiwán que no se le reconocía más. Seis horas más tarde, en Beijing se firmaba el establecimiento de relaciones diplomáticas entre su país y China, el 26 de marzo.

Lula fue gestor del Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y un par de países en lista de espera). Es una figura clave para nuestra inserción comercial con China. Comenzaba esta semana una visita al gigante asiático. Un quebranto de salud le obligó a posponer primero y suspender luego su viaje. Esperemos que se recupere pronto y retome la agenda.

Quizás todo esto suene muy elemental. Pero el problema es que el gobierno ha actuado como si no conociera este ABC de las relaciones con China.

*Político, escritor y periodista uruguayo, hijo del caudillo del Partido Nacional Wilson Ferreira Aldunate, analista de Caras y Caretas.​

Caras y Caretas

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