Operativo Cóndor – Por Juan Augusto Rattenbach

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Operativo Cóndor

Por Juan Augusto Rattenbach

El 28 de Septiembre de 1966 un grupo de jóvenes llevó adelante el Operativo Cóndor, desviando un vuelo cuyo destino original era Ushuaia, para aterrizar en las Islas Malvinas e izar la bandera argentina. A 55 años del operativo, Juan Augusto Rattenbach, Secretario ejecutivo del Museo Malvinas, hace un breve recorrido por la historia de la ocupación de las Islas Malvinas y el reclamo argentino de soberanía.

El Operativo Cóndor fue un episodio de nuestra historia nacional donde se sintetizan bien dos pilares que resultan ser fundantes del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur: la Memoria y la Soberanía.

Como no pretendemos que este breve artículo-homenaje sea para entendidos de la temática nos vemos obligados a iniciar estas palabras diferenciando el “Operativo” de la “Operación” Cóndor. Entendemos por la “Operación Cóndor” a la sincronización de dictaduras militares en América Latina en las décadas del setenta y el ochenta para implantar modelos económicos mediante el Terrorismo de Estado y la violación sistemática de los Derechos Humanos bajo la tutela y el apadrinamiento de la política exterior de los Estados Unidos. En nuestro país lo circunscribimos al período 1976-1983, siendo el 24 de marzo la fecha insigne en donde el pueblo argentino apela a la memoria de nuestra historia reciente para evitar la repetición de tales acontecimientos. Por “Operativo Cóndor” entendemos al hecho histórico sucedido el 28 de septiembre de 1966 realizado por un grupo de jóvenes (obreros y estudiantes) que desviaron un vuelo de Aerolíneas Argentinas, cuyo destino original era la ciudad de Ushuaia, en dirección a las Islas Malvinas.

El gaucho Rivero

En enero de 1833 se produce la usurpación británica de Malvinas, expulsando al remanente del pueblo argentino que vivía en las Islas y que había sobrevivido al bombardeo estadounidense del archipiélago de diciembre de 1831. Sin embargo, quienes no llegaron a ser expulsados, opusieron resistencia a la ocupación inglesa. El 26 de agosto de 1833 el “gaucho” Antonio Rivero encabezó un levantamiento armado junto a compañeros indios charrúas, tomando así el control momentáneo de Malvinas.

En marzo de 1834 llegaron refuerzos británicos (entre ellos el buque HMS Beagle comandado por Fitz Roy) para reducir al levantamiento y consolidar la usurpación británica. El tribunal que juzgó a Rivero y a sus compañeros se declaró incompetente dado que “Su Majestad, el Rey” no ejercía jurisdicción en el territorio donde acontecieron los hechos. Rivero es traído de vuelta al Río de la Plata y figura en la nómina de caídos de la Batalla de Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845.

Perón se convierte en Rosas, los obreros en gauchos 

En septiembre de 1955 se produce un golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático de Juan Domingo Perón. Se inicia de esta manera el período histórico conocido como la “Resistencia peronista” que finalizaría en 1973 con el retorno de la democracia a través de elecciones libres y sin proscripciones que llevaron al justicialismo nuevamente a conducir los destinos de la Nación. Los militares que habían tomado el poder por la fuerza en 1955 iniciaron “investigaciones” para demostrarle a la sociedad cuál era el nivel de “corrupción” del gobierno peronista.

Los resultados de las mismas se sintetizaron en lo que se conoció como el “Libro negro de la segunda tiranía”. ¿Pero qué significaba ”segunda tiranía”? ¿Cuál había sido entonces la “primera”?

El revisionismo histórico encarnado en intelectuales como José María Rosa, John William Cooke y Arturo Jauretche propició una inmediata respuesta en el gobierno del caudillo federal de Juan Manuel de Rosas (1829-1832/1835-1852). En esta sencilla ecuación donde “Perón = Rosas”, se llegó a la conclusión que la juventud peronista era continuadora de los gauchos y las montoneras federales del siglo XIX.

La Juventud y Malvinas

En la década del cuarenta se dio inicio a dos procesos vinculados con Malvinas cuya cosecha se produjo a mediados de la década del sesenta: por un lado, en el plano internacional, el gobierno justicialista planteó las primeras reservas de soberanía relacionadas con los territorios usurpados por el Reino Unido ante el ingreso en Naciones Unidas. Dichas reservas se tradujeron casi veinte años después en la incorporación de la Cuestión Malvinas al Comité de descolonización mediante la resolución 2065 de 1965. Por el otro, en el plano doméstico, fue el período 1943-1955 el de mayor inversión educativa en difundir frente a una gran masa de niños y jóvenes los derechos soberanos argentinos sobre las Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur y el Sector Antártico Argentino. Este fenómeno de malvinización, cultural y social, tendría su impacto veinte años después con el vuelo de Miguel Fitzgerald en 1964 y el Operativo Cóndor de 1966.

La política exterior de Onganía

El Príncipe consorte, Felipe de Edimburgo, había decidido volver a la Argentina tras su fallido intento de evitar, años antes, la destitución de Frondizi en el cargo de presidente de la Nación. Si bien la monarquía británica no gobierna conforme el sistema parlamentario, la familia real cumple importantes funciones de protocolo y gestión de vínculos de política exterior entre el Reino Unido y sus colonias, así como del resto de los países del mundo. Particularmente el Príncipe consorte tenía en su haber visitas a Malvinas, Georgias del Sur y la Antártida.  Onganía, lejos de poner la cuestión de la descolonización del archipiélago como primera prioridad ante la visita del príncipe, optó por un encuentro de buen entendimiento que incluía la celebración de un partido de polo. El príncipe, finalizado el encuentro, llegó a bromear con devolver las Islas Malvinas por dos jugadores de polo argentinos (Horacio y Alberto Heguy).

Frente a estos acontecimientos de pleitesía, un grupo de jóvenes católicos y peronistas, liderados por Dardo Cabo (quién recién había cumplido 25 años) deciden responder con un hecho político que plasmara la voluntad del pueblo argentino en relación a la soberanía de Malvinas.

El Operativo Cóndor

El 28 de septiembre parte en dirección a Ushuaia un vuelo de Aerolíneas Argentinas, cuyo trayecto es desviado hacia el Este mientras atravesaba el espacio aéreo de la ciudad de Río Gallegos para aterrizar posteriormente en suelo malvinero. Por ese entonces la economía de Malvinas, según testimonios de época, era sinónimo de “precariedad” y “escasez”. Al no existir una pista adecuada o un aeródromo, el avión se vio obligado a aterrizar en la cancha de cuadreras de la ciudad.  Una vez seguros en tierra firme, los cóndores desplegaron siete banderas argentinas entonando el himno nacional y presentando una proclama. En ella se decidió que “Puerto Stanley” pasaría a llamarse “Puerto Rivero” en homenaje al gaucho que se levantó en armas en agosto de 1833.

A pesar de estar rodeados por tropas militares y civiles armados, los cóndores no se rindieron ante ninguna autoridad británica y se refugiaron en la Iglesia católica del ahora “Puerto Rivero”, quién ofició para garantizar su regreso al continente. Los miembros del operativo pudieron resguardar las banderas argentinas que flamearon en el suelo de Malvinas.

Lejos se encontraba el gobierno de Onganía de querer recibir a los cóndores como héroes a pesar del clamor popular y el impacto mediático de la hazaña. Por el contrario, fueron procesados penalmente. A pesar de que muchos fueron liberados rápidamente, Dardo Cabo, Alejandro Giovenco y Juan Carlos Rodríguez estuvieron tres años presos en Ushuaia.

La frágil economía de Malvinas

Perón desde el exilio dio su bendición tanto al Operativo como a los Cóndores como un acto de soberanía argentina en el Atlántico Sur. Tal como mencionamos anteriormente, la economía isleña era sinónimo de “escasez” por lo que muchos habitantes de Malvinas optaron por exiliarse a otros países como Inglaterra o Escocia ante la falta de trabajo e ingresos. ¿Quién acudió ante esta demanda de bienes y servicios y mejora en su calidad de vida? El Estado nacional argentino. La primera medida económica, casi en respuesta al vuelo de Fitzgerald de 1964 y el Operativo Cóndor de 1966 fue de la creación de un aeródromo, inaugurado a fines de 1972, para garantizar la comunicación aérea entre las Islas y el continente.

Perón, la Juventud y Malvinas

Muchos de los integrantes del Operativo Cóndor formaron parte de la Juventud Peronista que protagonizó el retorno de la democracia de 1973. El triunfo del peronismo a través de la fórmula del FREJULI puso a la cuestión Malvinas como una primera prioridad. Manuel Anchorena, embajador designado para representar a la Argentina ante el Reino Unido, tenía que cumplir dos objetivos: recuperar nuestra soberanía en el archipiélago y repatriar los restos de Rosas que se encontraban en Inglaterra. Fue durante este período que se consolidaron la mayoría de las empresas del Estado nacional en Malvinas: YPF, Líneas Aéreas del Estado (LADE), Correo Argentino, Gas del Estado y Empresas Líneas Marítimas Argentinas (ELMA). Desde el plano educativo se radicaron las maestras del continente a enseñar castellano en las Islas mientras que algunos estudiantes realizaban intercambios en escuelas bonaerenses como el San Jorge de Quilmes.

De esta forma, la cancillería británica ofreció a la Argentina una propuesta de “Administración Conjunta” para luego pasadas un par de generaciones hacer la devolución definitiva. “Una vez que pongamos un pie ahí, no nos sacan más” sentenció Perón ante las avanzadas negociaciones con el Reino Unido.

Terrorismo de Estado, Guerra de Malvinas

Los miembros del Operativo Cóndor, dada su militancia peronista, fueron perseguidos por la última dictadura cívico-militar. Dardo Cabo, si bien se encontraba “a disposición del Poder Ejecutivo Nacional” nunca llegó a su traslado de la Unidad 9 de La Plata hacia el Penal de Sierra Chica, y fue visto por última vez a comienzos de 1977 en la localidad de Brandsen.

Aldo Ramírez, astillero y militante de montoneros, se encuentra desaparecido desde septiembre de 1977. Edgardo de Jesús Salcedo, además de ser estudiante de Derecho e Historia en la Universidad de Buenos Aires era delegado de la JTP en ENTEL. En julio de 1976 un Grupo de Tareas de la ESMA lo asesinó junto a su esposa María Esperanza Cacabelos, sobreviviendo su hijo Gerardo de tan sólo dos años.

Un dato que quizás muchos ignoran es que al momento del desembarco de las tropas argentinas en Malvinas el 2 de abril de 1982 muchos titulares de los diarios hicieron referencia a que se había recuperado “Puerto Rivero” en alusión a la refundación hecha por los Cóndores en 1966. Sin embargo, lejos estaba la Junta Militar de comulgar con las ideas y perspectivas historiográficas de los cóndores, por lo que el 16 de abril por decreto de Galtieri se decide cambiar la toponimia de Malvinas, cuya ciudad principal pasó a denominarse  “Puerto Argentino”.

Memoria y Soberanía

María Cristina Verrier, única integrante mujer del Operativo Cóndor y compañera de Dardo Cabo, se encargó de custodiar en una sombrerera las siete banderas que flamearon en Malvinas en 1966. María Cristina decidió dárselas en custodia a la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en el año 2012, coincidente con el trigésimo aniversario de la guerra de Malvinas y en pleno contexto de hechos de reparación histórica mediante la aplicación de políticas de Memoria, Verdad y Justicia, así como hechos de soberanía como la emisión del primer billete alusivo a las Islas Malvinas con una imagen del gaucho Rivero en su reverso.

Las siete banderas fueron ubicadas en distintas partes de país: en la Basílica de la Virgen de Itatí (Corrientes), la Basílica de la Virgen de Luján, en el Museo del Bicentenario (hoy en el Partido de Lezama, Buenos Aires), en el Congreso de la Nación, en Casa Rosada, en el Mausoleo de Néstor Kirchner en Río Gallegos y la última en la inauguración del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur el 10 de junio de 2014.

El Operativo Cóndor sigue siendo hasta el día de hoy una hazaña que refleja el amor que tiene el país, y especialmente su juventud, por la soberanía de Malvinas y los mares del Atlántico Sur.

El Museo Malvinas tiene desde sus orígenes el objetivo de preservar en la memoria colectiva dicho episodio histórico de 1966. A pesar de las inclemencias de la pandemia que estamos viviendo pudimos presentar en el Museo el libro “Siete banderas, siete destinos” de Carlos López López donde nos cuenta las pericias de la entrega en custodia de María Cristina Verrier y los destinos de cada una de las banderas que flamearon en Malvinas. De la misma manera, el año pasado, en el marco del Ciclo de charlas “Soberanía y Memoria – Uriel Erlich” que transmitimos todos los viernes en el Canal de YouTube y la página de Facebook del Museo pudimos realizar una entrevista al compañero Gerardo Salcedo, quién trabaja en el Museo Malvinas y tuvo la gentileza de participar en el ciclo y contarnos la historia completa de aquel Operativo que plantó bandera en nuestras Islas y nos dejó una marca a los jóvenes que vinimos después.

 *Abogado (UBA),  Secretario Ejecutivo del Museo Malvinas

Revista Haroldo

 

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