Modesto Guerrero, periodista y escritor venezolano: “Lo que ocurrió representa un alerta de alta intensidad”

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Por María Constanza Costa

El periodista y escritor venezolano Modesto Guerrero, autor de la biografía sobre el ex presidente Hugo Chávez ¿Quién inventó a Chávez? (2007), que luego fue actualizada y relanzada en 2012 con el nombre de Chávez, el hombre que desafió a la historia está radicado en Buenos Aires desde hace más de una década. En entrevista con Portal del Sur, habla de la nueva corriente opositora en su país, liderada por Leopoldo López, ultraconservadora y más radicalizada que la de Henrique Capriles. Guerrero reconoce que el gobierno “actuó tarde” en tomar medidas económicas y fiscales y sostiene que una “medida indispensable” de la Revolución Bolivariana es apoyarse más en los pueblos y gobiernos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y del acuerdo de cooperación energético Petrocaribe.

¿Cuáles son las características de esta nueva corriente opositora que usted ha caracterizado cómo “neonazi” y que acompaña a Leopoldo López en este intento desestabilizador?

Podemos usar otras palabras-concepto, por ejemplo: filofascistas, ultraconservadoras o, una más latinoamericana, pinochetista. El resultado es el mismo. Sociológicamente, lo que deseo expresar es que es un fenómeno político nuevo, del último año; que está conformado por un sector juvenil de universidades privadas y, una pública neoliberalizada en los últimos 25 años, que fue amamantado en dos cosas: odio al chavismo y “que vivir como en Miami”. Eso explica el grado de violencia aplicada, la capacidad de ir hasta el final que aspiran y, sobre todo, el estado emocional como imaginario sustituto de la política o las ideas, que es una de las características de todo brote de tipo fascista.

¿Por qué considera que han decidido actuar en este momento?

Porque perdieron las elecciones municipales de diciembre pasado y las de gobernadores del mismo mes de 2012, porque han perdido 18 de 19 elecciones en 14 años, un récord total en procesos electorales en el planeta. Porque existe el siguiente caldo de cultivo social y económico: primero, el colapso en el sistema de distribución producido por ellos, pero sufrido por el conjunto de la población; segundo, la licuación de la moneda y el ingreso bajo y medio por la devaluación del bolívar (la moneda venezolana); tercero, el desabastecimiento masivo entre octubre, noviembre y diciembre de 2013; y cuarto, el efecto emotivo de eso en la conciencia del pueblo chavista y en la vanguardia bolivariana. El gobierno tiene responsabilidad en eso, en la medida en que actuó tarde en lo económico y fiscal, y es pasivo ante la corrupción interna que ayudó a la devaluación con la fuga de 22.000 millones de dólares desde 2011 y no rompe con la abigarrada burocracia administrativa que convierte en improductivas las empresas nacionalizadas o controladas por obreros. Esas condiciones se convirtieron, para los opositores, en lo que llamaron “el atajo” y “la salida”. Así va a ser desde ahora hasta que sean derrotados, o lo contrario. Esto comenzó en diciembre de 2012 y se incrementó con la muerte de Chávez, pero se aceleró ahora.

¿Qué lectura hace sobre la posición que tiene el otro sector de la oposición, como por ejemplo, el mismo Henrique Capriles, que parece hacer una crítica a la estrategia de la propia derecha al asegurar que las manifestaciones no tienen “contenido”?

Creo que Capriles juega a lo mismo, pero por otros medios, no necesariamente democráticos. Pero sí, dentro del calendario electoral. Se negó a asistir al Consejo Federal de Gobernadores el 20 de febrero. La diferencia está en el modo, no en el objetivo. La gran patronal venezolana privada sigue apostando, por ahora, a Capriles, no a Leopoldo López (líder del partido opositor Voluntad Popular). Eso se debe a la masa de fortunas que está ganando en los últimos años. Por eso creo que el Departamento de Estado de Estados Unidos no se las jugó todas con Leopoldo y Voluntad Popular. Hay suficientes indicios de ello, escrito por ellos mismos. En las jornadas de febrero hubo dos conspiraciones, una contra el gobierno, otra contra Capriles.

El presidente Nicolás Maduro convocó a la conformación de una Conferencia Nacional de Paz para tratar de que no siga aumentando el número de víctimas de esta ofensiva desestabilizadora y tratar de anular los niveles de violencia. ¿Cuál cree que será la reacción de los diferentes sectores opositores?

Una parte de la oposición no asistirá, pero otra lo hará para ver hasta dónde está dispuesto el gobierno a retroceder, a pactar, a retirarse en paz. Hay un sector entre ellos que responde a los grandes empresarios que anda buscando un pacto de gobernabilidad desde que Chávez se enfermó. Para lograrlo, necesitan derrotar dos enemigos, en bandos distintos, uno es el sector ultra de Leopoldo y otros; el otro es la base chavista y las poderosas vanguardias bolivarianas, educadas por Chávez en el claro concepto de que no se puede pactar con la burguesía. Él lo probó hasta 2001 y aprendió con el golpe de 2002 que fue un error. Ese es el dilema.

¿Cuáles son los aspectos que la Revolución Bolivariana tiene que profundizar teniendo en cuenta que faltan cuatro años de mandato de Maduro con varias elecciones de medio término?

El primero es la democratización profunda del sistema democrático actual, que siendo republicano se asiente y depende de dos cosas nada más para legitimarse: el voto, que siempre es indirecto, y las instituciones decimonónicas del capitalismo liberal. Para blindar al gobierno se debe cumplir el mandato de Chávez en octubre de 2012. “Construir ya un Estado comunal para superar este Estado podrido y burocrático que nos está comiendo” fueron sus palabras en el Consejo de Ministro, conocidas bajo el nombre de “Golpe de Timón”. Esa medida se debe combinar con el control total del comercio externo, algo similar al Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) del ex presidente Juan Domingo Perón, pero redoblado por el carácter parasitario de la burguesía comercial venezolana y bajo control social para que no reproduzca lo peor de lo actual, que son la burocracia y la corrupción. Otra medida indispensable es organizar la defensa armada del gobierno entre las fuerzas armadas bolivarianas y los movimientos sociales, las comunas, los consejos, los sindicatos. Es la única manera de no repetir la tragedia chilena y que las fuerzas armadas no se dividan entre conservadores y chavistas. Igualmente el control bancario para impedir que los corruptos y los banqueros se lleven los dólares. La última medida indispensable es apoyarse más en los pueblos y gobiernos del ALBA, de la Unasur y de Petrocaribe.

Por último, ¿cuál es el significado que tienen los hechos ocurridos en Venezuela para la región?

Representan un alerta de alta intensidad. Recordemos (los golpes de Estado de) Honduras 2009 y Paraguay 2012. O Bolivia y Ecuador, donde fueron frustrados como en Venezuela. Pero sus fuerzas siguen intactas y cuentan con la ayuda de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Maduro y la Revolución Bolivariana solo pueden sobrevivir triunfando en el terreno nacional y apoyados en el internacional.
http://portaldelsur.info/2014/02/la-revolucion-bolivariana-solo-puede-sobrevivir-triunfando-en-el-terreno-nacional-y-apoyados-en-el-internacional/

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