Balotaje en puerta: qué proponen Lula y Bolsonaro para Brasil
Lula vs. Bolsonaro: ¿qué propone cada uno para Brasil?
En muchos sentidos, la contienda electoral entre Lula da Silva y Jair Bolsonaro, que se definirá en segunda vuelta el próximo 30 de octubre, puede ser vista como una de las más importantes en Brasil desde el retorno de la democracia, tanto en lo político como lo simbólico.
Lula parece haber pasado por todo: ex líder sindical, compitió siete veces en elecciones presidenciales por el Partido de los Trabajadores —al momento ganando en dos ocasiones—, fue investigado, condenado y encarcelado por corrupción —hechos que el político niega—, y tras su liberación anticipada está intentando otra vez llegar al Palacio del Planalto.
Su fortaleza está en sus 8 años de gobierno entre 2003 y 2010, que muchos brasileños recuerdan positivamente, y la consiguiente buena imagen que retuvo al momento de dejar Brasilia.
Bolsonaro, representante de un nuevo tipo de liderazgo en Brasil, es el actual presidente y busca la reelección. Lo han llamado el «Trump de los trópicos», por su cercanía ideológica y personal con el ex presidente de Estados Unidos, suele generar controversias cada vez que habla y su base electoral se nutre de los votantes de derecha, cansados de la corrupción del PT, y los evangelistas, de enorme influencia en Brasil.
Precisamente, la campaña de Bolsonaro en 2018 estuvo basada en atacar el legado de Lula, manchado por el escándalo del Petrolão y su condena, a su sucesora Dilma Rousseff, destituida en 2016, y todo el PT, y el mensaje pareció servirle para ganar.
Pero en 2018 Bolsonaro se enfrentó a Fernando Haddad y no a Lula, y es en estas elecciones donde los dos grandes líderes del momento, equidistantes en estilo y propuestas, finalmente se ven cara a cara.
Así llegaron a segunda vuelta
Lula se impuso el 2 de octubre en primera vuelta con el 48,3% —no logró ganar al no superar el 50%—, pero Bolsonaro le pisó los pies con el 43,2%, más de lo que se esperaba para el candidato. El resultado ajustado reafirmó que estas elecciones son competitivas, y ambos han intentado cimentar sus posiciones, aún cuando la última encuesta de Datafolha da un resultado de 53%-47%, en favor de Lula.
Si los debates son alguna indicación del enfrentamiento entre ambos bandos políticos, el último entre Lula y Bolsonaro arroja resultados inquietantes: ambos se acusaron constantemente de mentir como defensa ante diferentes planteos críticos.
“Su negligencia provocó la muerte de 680.000 personas cuando se podría haber salvado más de la mitad. En la historia de cualquier Gobierno del mundo, no hay nadie que haya jugado con la pandemia y con la muerte como lo hizo usted”, le dijo Lula a Bolsonaro, muy criticado por su manejo de la pandemia de covid-19. «Usted es el rey de las noticias falsas, es el rey de la estupidez, de la mentira a la sociedad brasileña. Mintió todo el tiempo sobre la vacuna».
El actual presidente, en cambio, acusó a Lula reiteradas veces de corrupción, y equiparó al PT con los liderazgos en de Venezuela y Cuba, de los fallecidos Hugo Chávez y Fidel Castro, y en Nicaragua, con Daniel Ortega. «Quédese en casa, disfrutando de la vida y no quiera volver a la escena del crimen. Lula, usted es una vergüenza nacional», le dijo en el debate.
La elección parece estar asentada en el plano simbólico: Lula, el longevo líder del Partido de los Trabajadores y exitoso expresidente, encarcelado por corrupción y luego liberado, amado pero también odiado, se enfrenta al actual presidente Bolsonaro, exmilitar que celebra la dictadura que gobernó entre 1964 y 185, apoyado por los evangelistas, dueño de un discurso controversial y basado en una agenda de derecha.
Pero Lula y Bolsonaro también tienen programas de Gobierno y propuestas que han presentado a la sociedad brasileña. Esta es una mirada a sus principales puntos.
El Brasil de Bolsonaro
En el plan de Gobierno 2023-2026 de su plataforma «Por el bien de Brasil», Bolsonaro pone el eje de su política económica en la creación de empleo mediante la «reducción de la burocracia» y una «modernización» del Sistema Nacional de Empleo.
Además, se busca continuar con el ajuste fiscal en el corto y mediano plazo para asegurar la estabilidad y sustentabilidad económica, todo bajo el paraguas de la libertad económica, uno de sus principales valores de campaña, en un contexto en el que Brasil comienza apenas a salir de la caída económica provocada por la pandemia de covid-19.
Bolsonaro propone además mantener su programa de asistencia social Auxílio Brasil, que otorga pagos de R$ 600 (US$ 120) a más de 20 millones de las familias más necesitadas, y establece una serie de medidas de acceso a educación —con el objetivo de avanzar en diferentes rankings internacionales— y salud bajo los valores que considera troncales en la sociedad brasileña: Dios, patria, familia, vida y libertad.
En el área de seguridad, el programa de Gobierno de Bolsonaro propone invertir en las capacidades de las Fuerzas de Seguridad y en las Fuerzas Armadas, mejorando sus remuneraciones, y dando mayores protecciones jurídicas a los profesionales de la seguridad pública.
Bolsonaro destaca en su plataforma la importancia de Brasil en la comunidad internacional y reafirma el rol histórico del país como defensor del orden multipolar, con base en las Naciones Unidas, y señala que su diplomacia buscará proteger el régimen democrático y atraer inversiones.
En estos últimos cuatro años, Bolsonaro ha sido muy crítico de Venezuela y Nicaragua por esta razón, pero también se ha mostrado con dudas con respecto al Mercosur, el bloque que integra con Argentina, Paraguay y Uruguay, al que propone flexibilizar.
Finalmente en lo referido al medio ambiente, una de las áreas por las que el candidato ha sido más criticado, el plan de gobierno de Bolsonaro pone el foco en el uso sustentable de los recursos naturales, y señala que el Amazonas puede «contribuir mucho» a la matriz económica brasileña si se respetan sus particularidades ambientales, culturales y étnicas.
Durante su primer mandato, precisamente, aumentó enormemente la desforestación del Amazonas y esto llevó a relativo aislamiento internacional de Brasil.
Bolsonaro, en cambio, dijo este año ante la ONU que la mayor parte de la Amazonía está intacta y criticó a los medios de comunicación por sus informes vinculados a la deforestación.
El Brasil de Lula
Las propuestas de Lula se enmarcan en su Programa de Reconstrucción y Transformación de Brasil, por el cual se pone el foco en el desarrollo económico sustentable y estable y, también, la creación de empleo, impulsando el crecimiento económico con políticas públicas e inversiones en infraestructura y vivienda.
En el programa también se impulsan la economía solidaria y la reindustrialización con sustentabilidad ambiental, y Lula promete buscar un alza del salario mínimo.
Para dar sustento a su programa económico Lula se basa en el recuerdo por el crecimiento del PIB y el empleo, y la baja en la pobreza, durante su período en el gobierno. Pero el PT también se enfrenta al legado de la sucesora de Lula, Dilma Rousseff (2011-2016), cuando la economía brasileña se estancó y luego entró en recesión, una situación de la que no ha salido del todo.
Lula promete, además, ampliar el programa de asistencia social Bolsa Familia, e invertir en una educación pública de calidad con foco en las identidades y la diversidad. También se prometen nuevas inversiones en los sistemas de salud pública, a los cuales el programa considera una política central de gobierno.
Los dos gobiernos de Lula se caracterizaron y son recordados por los programas de lucha contra la pobreza, entre ellos Hambre Cero (Fome Zero), aunque Brasil ya no se encuentra, como en esos años, en medio de un boom de las materias primas y hay dudas sobre el financiamiento de estas políticas.
En el programa de Lula se considera a la seguridad pública como un derecho fundamental, y se prevé acciones para asistir a las víctimas, priorizar la prevención, investigación y persecución de los delitos, y frenar la violencia contra las mujeres, los jóvenes negros y la población LGBTQIA+.
Lula promete que la integración de América Latina, y especialmente América del Sur, volverá a ser un objetivo y que se impulsarán el Mercosur, Unasur, Celac y también el grupo de los BRICS, que Brasil comparte con Rusia, India, China y Sudáfrica.
Entre 2003 y 2010 Lula mantuvo buenas relaciones con otros presidentes de partidos de izquierda o centroizquierda en la región —los mismos criticados por Bolsonaro—, a veces agrupados bajo el rótulo de Socialismo del siglo XXI, especialmente con Fidel Castro en Cuba, Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador y Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina.
El nuevo programa de Lula también pone el foco en el desarrollo sustentable, y en el caso del Amazonas asegura que es «imperativo» poner fin a la desforestación, como hizo en su anterior gobierno. Además, propone combatir duramente la minería ilegal en la región y mejorar la reglamentación minera existente.
Según datos de Greenpeace, el desmantelamiento en Brasil llegaba a un récord de 24.000 km cuadrados anuales, tras lo cual se puso en marcha un plan de prevención que redujo en un 83% la deforestación.
Con información de Sofía Benavides y Ángela Reyes Haczek.