Venezuela se está arreglando – Por Pasqualina Curcio Curcio

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Venezuela se está arreglando

Pasqualina Curcio Curcio*

Después de 7 años consecutivos en franca caída, la economía venezolana comenzó a registrar un crecimiento. De acuerdo con datos suministrados por el presidente del BCV, el tercer trimestre de 2021 el producto interno bruto creció 14,6% con respecto al mismo trimestre del año 2020; en el cuarto trimestre del 2021 se registró un aumento de 19,07% del PIB al compararlo con el cuarto trimestre de 2020. Por su parte, el primer trimestre del año 2022 mostró un crecimiento de 17,04% con respecto al del 2021.

Desde el año 2013 Venezuela ha estado inmersa en un fenómeno de estanflación, es decir, recesión económica con inflación. Entre el 2013 y 2020 el PIB cayó 75%, en términos coloquiales, en 2020 se producía la cuarta parte de lo que se produjo en 2013. Simultáneamente los precios registraron un incremento de 65.841.820.772% durante el mismo período.

La causa determinante de este fenómeno la atribuimos a la guerra económica del imperialismo contra el pueblo venezolano cuyo objetivo es derrocar la revolución bolivariana, no solo para hacerse de las riquezas naturales, especialmente el petróleo y el oro, sino por la amenaza que constituye el proceso revolucionario y la eventual consolidación de un sistema alternativo al capitalismo. Adicionalmente, en 2019 la economía venezolana se vio afectada por la pandemia de la Covid-19 al igual que el resto del mundo.

Las principales armas de la guerra económica han sido: 1) el bloqueo financiero y comercial, especialmente a Petróleos de Venezuela, PDVSA, empresa que genera el 90% de los ingresos por exportaciones y 2) el ataque a nuestra moneda, el bolívar, induciendo una depreciación que, desde el año 2013 hasta la fecha, asciende a 73.166.926.676.967%, esta inestabilidad de la moneda ha desencadenado, como era de esperarse un conjunto de distorsiones a lo interno de la economía incluidas la hiperinflación y la recesión.

En este contexto de guerra, la reversión de la tendencia descendente del PIB durante los últimos 4 trimestres la atribuimos a lo siguiente:

1.- Flexibilización de las medidas sanitarias contra la Covid-19. En 2021, poco a poco, se fueron levantando las medidas sanitarias de confinamiento lo que implicó que las industrias, comercios, escuelas, reabrieran sus puertas y por lo tanto reactivaran la producción. En tal sentido, precisamos que, si bien se revirtió la tendencia decreciente del PIB observada desde el 2013, lo que es muy alentador, también debemos acotar que al comparar los últimos trimestres del 2021 con los del 2020 en el cual se registró una caída del 25%, entre otras razones por los efectos de la pandemia a nivel mundial, las variaciones del PIB que se esperaban eran positivas.

2.- Aumento del precio internacional del petróleo. La caída del precio del petróleo fue un efecto importante en tiempos de pandemia, éste pasó de 56,62 US$/barril en promedio el año 2019 a 27,93 US$/barril en 2020 ocasionando una afectación importante, no solo en los ingresos por concepto de exportación petrolera de un país mono exportador de hidrocarburos como es el caso de Venezuela, sino también en su efecto multiplicador en la economía interna. La tendencia a la baja del precio del petróleo se revirtió en 2021 y alcanzó un promedio de 69,72 US$/barril lo cual constituyó un efecto positivo importante para la economía venezolana.

Adicionalmente, y como consecuencia del conflicto Ucrania-Rusia y la crisis energética mundial, este año 2022 hubo un repunte en dicho precio que llegó a alcanzar niveles de 117 US$/barril en junio y un promedio de 81,61 US$/barril los primeros meses del 2022, es decir, 70% mayor que el promedio del primer semestre de 2021.

Cualquier variación del precio internacional del petróleo tiene un efecto sobre las exportaciones y la producción nacional en Venezuela por su condición de país mono exportador. Adicionalmente el petróleo es un bien inelástico, esto significa que los aumentos en los precios implicarán una disminución menos que proporcional de las cantidades demandadas de petróleo derivando en un aumento de los ingresos totales para los países oferentes del hidrocarburo.

3.- Exenciones a las medidas coercitivas unilaterales. Desde agosto de 2019 el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos ha aprobado alrededor de 28 licencias o exenciones a las medidas coercitivas, unilaterales e ilegales aprobadas mediante las órdenes ejecutivas: 13884 (5 de agosto de 2019); 13857 (25 de enero de 2019); 13850 (1 de noviembre de 2018); 13835 (21 de mayo de 2018); 13827 (19 de marzo de 2018); 13808 (24 de agosto de 2017); 13692 (08 de marzo de 2015).

Estas licencias autorizan actividades que de otro modo estarían prohibidas con respecto a Venezuela, entre las exenciones resaltamos: la autorización de transacciones relacionadas con la provisión de financiamiento y otras negociaciones en ciertos bonos; la autorización de ciertas transacciones de deuda nueva y otras transacciones que involucran a ciertas personas bloqueadas relacionadas con la exportación o reexportación de productos agrícolas, medicamentos, dispositivos médicos, repuestos y componentes, o actualizaciones de software.

Asimismo, la autorización de ciertas transacciones relacionadas con Petróleos de Venezuela, SA; la autorización de transacciones involucrando a Petróleos de Venezuela, SA (PDVSA) necesarias para el mantenimiento limitado de operaciones esenciales en Venezuela o la liquidación de operaciones en Venezuela para ciertas entidades; la autorización de transacciones relacionadas con negociaciones en ciertos valores; la autorización de la compra en Venezuela de productos refinados de petróleo a Petróleos de Venezuela, SA (Pdvsa).

Además, la autorización de transacciones que involucran ciertos bancos para ciertas entidades; la autorización de ciertas organizaciones internacionales que involucran al gobierno de Venezuela; las entradas en ciertas cuentas por cargos de servicios normales y pagos y transferencias a cuentas bloqueadas en instituciones financieras de EE.UU. autorizadas; la Misión de Venezuela ante las Naciones Unidas; la transferencia de fondos diplomáticos y consulares de terceros países autorizadas; ciertas transacciones que involucran al gobierno de Venezuela relacionadas con telecomunicaciones y correo autorizados.

A todo ello se suma la exportación de ciertos servicios, software, hardware y tecnología incidente para el intercambio de comunicaciones por internet autorizada; emergencia y ciertos otros servicios médicos autorizados; ciertas transacciones relacionadas con patentes, marcas y derechos de autor autorizados; la autorización de ciertas transacciones necesarias para las operaciones portuarias y aeroportuarias; la autorización de pagos de sobrevuelo, aterrizajes de emergencia y servicios de ambulancia aérea; la autorización de transacciones que involucran ciertas personas del gobierno de Venezuela; la autorización de ciertas transacciones administrativas con el gobierno de Venezuela; la autorización de ciertas actividades para responder a la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (covid-19); la autorización de ciertas transacciones de exportación o reexportación de gas licuado de petróleo a Venezuela, entre otras.

Tales “flexibilizaciones” del bloqueo las cuales atribuimos al proceso de negociación que adelanta el gobierno bolivariano con los factores políticos de la oposición y con el gobierno de Estados Unidos, de alguna manera han permitido la reactivación de algunas actividades, especialmente en PDVSA derivando en un impacto positivo en la producción nacional.

4.- “Estabilización” del valor del bolívar. Una de las armas más poderosas que el imperialismo ha activado contra el pueblo venezolano ha sido el ataque al bolívar. Decía John Maynard Keynes citando a Vladímir Ilich Uliánov: “Lenin tenía, ciertamente, razón. No hay medio más sutil ni más seguro de trastornar las bases existentes de la sociedad, que envilecer el valor de la moneda. El procedimiento pone todas las fuerzas recónditas de las leyes económicas del lado de la destrucción, y lo hace de manera tal, que ni un solo hombre, entre un millón, es capaz de notarlo.”

Al inducir la depreciación del bolívar se genera un efecto inmediato: el incremento de los precios y con este el deterioro del poder adquisitivo cuando el salario nominal no incrementa en la misma proporción que lo precios. A su vez, la caída del salario real implica una caída de la demanda agregada y con esta de los niveles de producción. La estanflación en Venezuela ha estado explicada en un 60% por el ataque al bolívar.

Es el caso que, desde agosto de 2019 se ha registrado una tendencia de menor ataque al bolívar: entre agosto de 2019 y agosto de 2020 la depreciación inducida fue 2026%, entre agosto 2020 y agosto 2021 fue 1898% y entre agosto de 2021 y agosto 2022 de 125%[xiv]. Las razones del menor ataque al bolívar solo las conocen quienes están detrás de la manipulación del tipo de cambio y de la guerra económica debido a que éstas atienden a criterios políticos/de guerra y no económicos.

La menor intensidad en el ataque ha implicado cierta “estabilización” del tipo de cambio y con ella un menor aumento de los precios en 2021, una disminución de la velocidad del deterioro del salario real y por lo tanto de la demanda agregada, que, si bien no ha derivado en un repunte de la producción nacional por esta causa, por lo menos ha contenido la caída.

La disminución del ataque se enmarca en el proceso de negociación del gobierno bolivariano con el imperio estadounidense, sin embargo, dicha arma no la han depuesto, al punto de que recientemente, en agosto de 2022 hubo una arremetida del ataque al bolívar que implicó la depreciación inducida de 60%: el tipo de cambio pasó de 5,92 BsD/US$ a 9,3 BsD/US$ en menos de una semana. Insistimos en que, los criterios del ataque solo los conocen quienes mueven los hilos de la guerra económica.

Cualquier nueva arremetida contra el bolívar tendrá efectos negativos en los precios y en la producción nacional. Es el caso que, el arma no la han depuesto a pesar de las negociaciones. El arma, sigue apuntando a los venezolanos.

5.- Aumento del salario mínimo legal. La recuperación económica de los primeros meses del año 2022 también la atribuimos a la leve recuperación del poder adquisitivo debido al aumento del salario mínimo el cual pasó de 10 BsD/mes (equivales a 2 US$/mes) a 175 BsD/mes (30 US$/mes) en marzo de 2022. A pesar de que el nuevo salario mínimo sigue siendo muy bajo al compararlo con la canasta básica cuyo precio era para aquel momento 1800 BsD (384 US$) el aumento representó 1650%, lo cual incidió en una recuperación del poder adquisitivo, de la demanda agregada y de la producción nacional.

En resumen, alcanzar los niveles de producción estimados para el 2022 dependerá principalmente y en el siguiente orden de: la estabilización del tipo de cambio y por lo tanto la intensidad del ataque al bolívar o en su defecto de la capacidad del gobierno bolivariano para neutralizar los efectos de dicho ataque; la recuperación del salario real; la recuperación de la producción petrolera; los niveles de los precios internacionales del petróleo; la flexibilización o levantamiento del bloqueo financiero.

Por último, resultaría incompleto este análisis si solo nos limitamos a analizar el crecimiento económico y sus causas dejando de lado la distribución de dicha producción. Decía Chávez que por encima de los indicadores macroeconómicos están los macrosociales. La desigualdad de la distribución de la producción, a su vez determinante de la pobreza, es el indicador que debemos monitorear. No es que el crecimiento no sea importante, pero nada hacemos con crecer si dicha recuperación se distribuye de manera más desigual.

No contamos con cifras oficiales de la distribución de la producción entre los trabajadores y los dueños del capital desde el año 2018, tampoco tenemos datos de la pobreza. Sin embargo, dados los niveles de salario con respecto al precio de la canasta básica podemos plantearnos la hipótesis que, a pesar del crecimiento económico, la desigualdad ha registrado un aumento importante al igual que la pobreza, situación que consideramos debe ser atendida urgentemente por el gobierno revolucionario.

No es suficiente el indicador crecimiento del PIB, los verdaderamente importantes en revolución son los indicadores de salario real, tasa de explotación, desigualdad y pobreza. Si y solo si estos indicadores mejoran es que podremos afirmar que Venezuela se está arreglando para las grandes mayorías.

Aporrea

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