Las indígenas de América Latina se unen para luchar por sus derechos

FOTO: EFE/ Paolo Aguilar
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Por Carla Samon Ros

Más de veinte indígenas procedentes de ocho países de Latinoamérica se han reunido recientemente en Lima para analizar y someter a autoconsulta el borrador de un documento inédito cuyo objetivo es cubrir el vacío legal internacional sobre una norma específica que proteja sus derechos.

La responsable de la Coordinación Regional Sur del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (Ecmia Sur), Melania Canales Poma, ha declarado a Efe que «este sería un primer instrumento para las indígenas que no tenemos. Sería para nosotras un logro».

«Dar aportes» y revisar

Canales, quien también es presidenta de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (Onamiap), es una de las más de 20 lideresas que han analizado con lupa el borrador de la denominada «Recomendación General N°39» del Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), de Naciones Unidas.

A fin de garantizar un proceso integral en la elaboración de este documento, que arrancó en julio pasado y podría ser aprobado en octubre, Ecmia Sur convocó recientemente en Lima una autoconsulta con representantes de pueblos originarios de Colombia, Venezuela, Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina, Uruguay y Perú.

El objetivo de este encuentro, que tiene lugar en un hotel del distrito limeño de Miraflores, fue «dar aportes» y revisar aquellas todo lo que «quedaba todavía por afinar», ha contado Canales.

Derecho a una «vida diga»

El borrador para la CEDAW aborda asuntos relacionados con los derechos de las mujeres y niñas indígenas a la salud y a la educación interculturales, a la seguridad y soberanía alimentarias y a la protección de los territorios colectivos, entre otros.

Pero, según ha detallado la coordinadora de Ecmia Sur, las lideresas prestaron especial atención al derecho a una «vida digna» libre de discriminación.

«(Cuando) se habla de las violencias, muchas veces está centrado (sic) solo en la violencia de género y las mujeres indígenas no solamente vivimos la discriminación de género, ¿dónde va el racismo que por años (…) nos han hecho sentir inferiores? Pero también hablamos de la violencia clasista», ha comentado Canales, quechua y oriunda de la región andina de Ayacucho.

Por eso, ha agregado, «es importante discutir las múltiples violencias».

«No solamente el hombre nos violenta, sino también estructuralmente esta sociedad nos violenta a través del racismo, el clasismo, el colonialismo, incluyendo el extractivismo», sentencia la mujer, ataviada con el típico sombrero ayacuchano.

Voluntad política

Durante tres días, las lideresas han estado analizando párrafo por párrafo el borrador de la Recomendación de la CEDAW, que, de concretarse, no solo visualizará la discriminación interseccional hacia niñas y mujeres indígenas sino también obligará a los Estados a comprometerse con el fortalecimiento de sus políticas para garantizar sus derechos.

Este último punto, sin embargo, las organizaciones que integran Ecmia Sur lo ven con bastante escepticismo porque, en palabras de Canales, «siempre los Estados le sacan la vuelta» a esta suerte de recomendaciones.

«Si no hay voluntad política, lo que estamos haciendo ¿de qué nos va a valer? (…) ¡Que nos escuchen!», reclama en declaraciones a Efe Gladys Hernández, vocera de la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic).

La mujer sikuani, quien llegó a Lima en representación de 115 pueblos originarios de su país, ha coincidido con Canales al afirmar que las problemáticas que azotan a las mujeres indígenas son compartidas en toda la región y que, solo unidas, podrán encauzar sus demandas en «una sola voz».

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