El calvario de los menores migrantes – Por Gerardo Villagrán del Corral

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Por Gerardo Villagrán del Corral*

Las autoridades migratorias mexicanas anunciaron que detectaron el paso por México de casi 60 mil menores originarios del llamado Triángulo Norte de Centroamérica durante 2021, lo que representó un máximo histórico en este renglón. No obstante, las instancias en la materia de Estados Unidos reportaron una cifra seis veces más alta, con más de 377 mil menores migrantes registrados en la frontera con México.

En la revista electrónica Contextos, de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP) se indica que en el caso mexicano, el alza se vio reflejada en los años 2015 y 2016, así como en 2019, y nuevamente en 2021, llegando a 59 mil 562 eventos de presentación de niñas, niños y adolescentes centroamericanos, el número más alto registrado en los pasados 10 años.

De los casi 60 mil menores migrantes, 14 mil no iban acompañados por ningún adulto. La Patrulla Fronteriza estadounidense reportó el ingreso de 378 mil menores a Estados Unidos, de los cuales 113 mil 775 iban solos. Es el segundo mayor año de migración de menores, por debajo de 2019.

No los quieren en EEUU: Un juez federal en Texas falló en marzo último en contra de la política del presidente Joe Biden, de eximir a los niños que llegan solos a la frontera de la norma que permite expulsar a migrantes por razones sanitarias, conocida como Título 42. El fallo de Mark Pittman, quien fue designado por Donald Trump en 2019, se dio el mismo día en que el Tribunal Federal de Apelaciones en el Distrito de Columbia, dejó en pie en gran medida el Título 42.

Los gobiernos de EEUU y México han expuesto a más de 20 mil menores al riesgo de sufrir daños graves en el marco de los Protocolos de Protección al Migrante (PPM), comúnmente conocidos como el programa “Quédate en México”, señaló en marzo Human Rights Watch ..

EEUU envió al menos a 21.300 niños y niñas solicitantes de asilo junto con sus familias a peligrosas ciudades fronterizas mexicanas en el marco del programa binacional “Quédate en México” durante el gobierno del ex presidente Trump. Los niños y niñas constituyeron alrededor del 30 por ciento de los solicitantes de asilo colocados en el programa.

De enero de 2019 a enero de 2021, más de 71.000 solicitantes de asilo fueron colocados en Quédate en México, que permite a los agentes fronterizos estadounidenses enviar a solicitantes de asilo no mexicanos a México mientras sus solicitudes se juzgan en los tribunales de inmigración de Estados Unidos.

Los solicitantes de asilo en México a menudo no pueden mantenerse a sí mismas ni acceder a servicios fundamentales como el alojamiento, la comida, el agua, el transporte seguro o la atención sanitaria, y no tienen ningún recurso ante los abusos de los cárteles criminales, los “coyotes” o de las autoridades policiales y de migración.

Hay miles y miles de niños en tránsito. Algunos tuvieron que abandonar sus hogares debido a los conflictos, a la pobreza o al cambio climático; otros se marcharon con la esperanza de encontrar una vida mejor y más segura. Muchos de ellos se enfrentan a peligros, arrestos, dificultades y discriminación en el camino, en su lugar de destino o cuando regresan.

No tiene que ser así, dice la Unicef. El sufrimiento y la exclusión de los niños migrantes y desplazados no sólo es inaceptable, sino que además se puede evitar. Los niños, ante todo, son niños, sin importar por qué abandonaron su hogar, cuál es su lugar de origen, dónde se encuentran o cómo llegaron hasta allí. Cada niño merece protección, atención y toda la ayuda y los servicios necesarios para salir adelante. No todos escuchan al organismo de Naciones Unidas.

Los niños migrantes y desplazados se enfrentan a numerosas dificultades en el camino, en el lugar de destino y cuando regresan, generalmente porque existen pocas vías seguras y legales (o ninguna) para desplazarse con sus familias: pueden ser obligados a realizar trabajo infantil, a contraer matrimonio precoz, a estar expuestos a bandas de contrabando, sometidos a la trata de personas y estar en riesgo de violencia y explotación.

Casi nunca estos niños tienen la oportunidad de recibir una educación y una atención médica de calidad, y les cuesta adaptarse a las comunidades a las que llegan. Intentar aprender un nuevo idioma e integrarse en una nueva cultura puede complicar más aún su situación. Además, estas dificultades tienen consecuencias físicas y psicológicas duraderas y pueden impedir a los niños en tránsito desarrollar todo su potencial, señala Unicef.

Uno de los factores que motivó la migración de menores de distintos países hacia Estados Unidos fue el inicio de la pandemia de covid-19. El mercado laboral fue afectado de manera significativa, sobre todo en el caso del empleo femenino y de la fuerza laboral más joven. Las personas empleadas en el sector informal se vieron afectadas por largos periodos de confinamiento que limitaron las ventas y la prestación de servicios, y por la carencia de servicios de seguridad social.

Además de la violencia en varios países centroamericanos, otro factor que influyó fueron los huracanes Eta e Iota a finales de 2020, que afectaron a 3.5 millones de menores. México subrayó la importancia de fortalecer los sistemas de atención para menores migrantes y analizar la posibilidad de programas binacionales –con EEUU- en la materia.

* Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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